Historias de medianoche

La trama masónica que hay debajo del cuadro sobre epidemias más famoso

En 1871, una epidemia atacó Buenos Aires y varias ciudades del país. De aquella época quedó una obra maestra que con el tiempo se convirtió en ícono. “Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires" es el nombre de la pintura, y al mirarla con atención revela interesantes secretos.

Facundo García
Facundo García martes, 21 de julio de 2020 · 22:38 hs
La trama masónica que hay debajo del cuadro sobre epidemias más famoso
Clásico El cuadro se convirtió en un clásico del arte latinoamericano.

La epidemia de fiebre amarilla de 1871 dejó miles de muertos por estas latitudes. Fundamentalmente en Buenos Aires, donde los afroargentinos y los inmigrantes italianos, que ocupaban muchas de las áreas más pobres del sur de la ciudad, se encontraron muy expuestos frente a la enfermedad.

Quizá el recuerdo más vívido de aquellos días es el cuadro Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires; una obra potente y oscura. Pero hay algo más: además de su eficacia pictórica, la escena esconde algunas claves que se relacionan con la masonería y que es interesante repasar.

Empecemos por el principio.

El cuadro de Blanes es un clásico del arte latinoamericano.

El origen

En la noche del 17 de marzo de 1871, el sereno Manuel Domínguez vigilaba la calle Balcarce cuando al llegar al número 384 -de la numeración vieja- descubrió una puerta entreabierta. Al asomarse, vio a una mujer tirada y a su beba al lado, llorando. Esa madre, Ana Bristriani, acababa de irse de este mundo a causa de la fiebre.

El informe policial llegó hasta Montevideo, donde Juan Manuel Blanes -que pertenecía a la Gran Logia de Uruguay- decidió darle una interpretación pictórica.

Por entonces, la atención a los enfermos de "la peste" en Buenos Aires tenía dos epicentros que encarnaban dos visiones del universo. Estaba la Iglesia Católica, por un lado; y la Comisión Popular de Salubridad Pública por otro. En esta última militaban varios masones, entre ellos Roque Pérez, primer Gran Maestre de la orden.

Y es precisamente Roque Pérez quien aparece dominando el encuadre de Un episodio... con gesto compungido. A su lado hay otro masón, Manuel Gregorio Argerich, que tiene la galera entre las manos, sobre la izquierda. Desde luego, ninguno de los dos estuvo ahí en ese momento. Blanes los ubicó con su pincel para dejar testimonio de la tarea que sus "hermanos" habían mantenido durante aquellos días aciagos.

Se entiende: el abogado Pérez era el presidente de la Comisión Popular de Salud. Y como él, el médico Argerich recorría las esquinas tratando de hacer algo. Los dos fallecieron víctimas de la fiebre. De modo que su presencia allí, de algún modo, tiene la consistencia de los fantasmas.

Hoy, el cuadro forma parte de la colección del Museo de Artes Visuales de Montevideo.

El informe policial

Desde la distancia de las décadas llega el parte policial que inspiró a Blanes:

Marzo 17 de 1871

Al señor Jefe de Policía:

A la una de la madrugada de hoy, el sereno de la manzana 72, Manuel Domínguez, notó que la puerta de la calle Balcarce número 384 estaba abierta.

En cumplimiento de su deber, llamó, y visto que no se le contestaba, entró, y encontró a una mujer muerta, con una criatura de pecho mamándole. Entonces, éste recogió al niño y pasó palabra al ayudante, don José María Sáenz Peña, quien remitió al niño a ese departamento.

En la mañana de hoy, el que firma fue a la indicada casa y encontró el cadáver tirado en el suelo, encima de un colchón. Según los informes que he podido conseguir, esta mujer fue traída ayer en un carro a la citada casa. Dicen que se llama Ana Bristiani, italiana, y que tiene su marido enfermo en la Boca del Riachuelo, pero que no saben dónde.

La casa en que ha fallecido esta mujer se halla abandonada; por tanto, tan pronto como se saque el cadáver, cerraré la puerta hasta tanto se presente el marido de ésta, para ponerlo en posesión de algunas cosas que hay, si bien de poco valor.

 

 

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