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Home banking de la fe: la Iglesia Católica va por la financiación online

La Conferencia Episcopal Argentina concretó su estudio de mercado para avanzar en nuevas formas de sostenimiento del culto. Lo hizo a través de una encuesta que sondeó qué opinan los fieles acerca de quién -y cómo- debe aportar en lugar del Estado, histórico sostén de la Iglesia en el país.

Rubén Valle
Rubén Valle sábado, 7 de marzo de 2020 · 10:08 hs
Home banking de la fe: la Iglesia Católica va por la financiación online
En Madrid, un dispositivo para donar en efectivo, tarjeta o celular.

#Maridaje > Musicaliza esta columna Agnes Obel con Drosera

 

Atenta a que en los últimos años se multiplicaron los cuestionamientos a que siga siendo financiada por el Estado, la Iglesia Católica Argentina encargó una encuesta para sondear cuáles son las fortalezas y debilidades que le marcan hoy sus fieles, pero también su "sensibilidad para donar" (sic). Partiendo de un dato no menor: 7 de cada 10 argentinos se consideran personas religiosas y casi en igual proporción se reconocen como católicos.  
 
Pero en realidad lo que se desprende del trabajo encargado a la consultora Voices es saber qué piensan acerca de cómo sostener el culto y, en sintonía, cómo desarrollar opciones tecnológicas que le permitan abrirle la puerta a nuevas formas de financiación.

En noviembre de 2018, la cúpula de la Iglesia argentina aceptaba por primera vez en su historia resignar el aporte del Estado. Eso sí, sería gradualmente, para poder instrumentar distintas variantes de recaudación. Es aquí donde se ata la reciente encuesta con ese cambio de paradigma en el culto que asume casi el 70% de los argentinos.  


 
La preocupación de la Conferencia Episcopal Argentina no pasó desapercibida en los pagos de Francisco. Vaticano News tituló: "Argentina: Encuesta revela una baja propensión al sostenimiento de la Iglesia". Y agrega la publicación especializada: "Comunicar asertivamente la labor de la Iglesia y concientizar sobre la importancia de las donaciones, dos desafíos de la Iglesia para obtener nuevas formas de financiamiento, después de renunciar al aporte económico del Estado".
 
La cúpula esclesiástica anticipó que creará equipos destinados específicamente a la recaudación de fondos "para mostrar cómo se usa el dinero de las donaciones, para llevar transparencia


 
Las donaciones online, a través de aplicaciones puntuales, permitirán, por caso, que un feligrés esté en plena misa y pueda aportar su limosna virtual. 

Consultados acerca de quién financia a la Iglesia, estos fueron los  resultados: el 44% mencionó al Estado, el 27% a los fieles y el 12% al Vaticano. Ahora, puestos a responder quién "debería" poner el dinero, esto dijeron: el Vaticano (59%), los fieles (42%) y el Estado (17%).

Sólo un 28% de los encuestados dice que estaría dispuesto a donar dinero para "colaborar con el mantenimiento de las Iglesias". Pero si tienen que justificar por qué no aportar, el 25% dice que por desconfianza, 15% por falta de dinero y 13% porque considera que el Vaticano debería aportar esos fondos.

Lo cierto es que apenas el 36% de los hombres y mujeres católicos colaboran económicamente con su culto con relativa asiduidad.

A cambio, aunque no esté planteado así, los fieles sondeados reclaman una Iglesia "más abierta, inclusiva y tolerante, más moderna y proactiva, más coherente con sus prácticas y más participativa". 

Con toda esta información sobre la mesa, el equipo de obispos que comanda monseñor Oscar Ojea tiene la punta de un ovillo bastante complejo. Ante la demanda de sus fieles en cuanto a una mayor apertura y transparencia, y la presión de mantenerse con fondos propios, esta estructura esencialmente dogmática y conservadora se debate entre pedir auxilio al Vaticano o tomar la firme decisión de funcionar con el genuino aporte de los suyos.   

#Solapa

Educación. La tragedia continúa, de Guillermo Jaim Etcheverry (Sudamericana, 240 págs, $849)
 
En 1999, Guillermo Jaim Etcheverry escribió un libro que se convirtió en clásico: La tragedia educativa, un lúcido diagnóstico de las causas del fracaso del sistema educativo argentino. Al cabo de dos décadas y advirtiendo las profundas transformaciones que ha experimentado nuestra cultura ante el impacto de la revolución digital, considera oportuno invitar al lector a volver a acompañarlo en un viaje por la realidad de la educación actual. En esta nueva aproximación al problema, que aún persiste, el autor actualiza estadísticas sobre cuestiones esenciales de la educación en nuestro país, enuncia estrategias para encarar cambios indispensables y sugiere una misión posible para la escuela de hoy. 

#ElResaltador

El comienzo del mal 

"Como el cine asiático, el coronavirus explora con maestría la claustrofobia, la paranoia y el terror. Con una arista filosófica: recordar a la población moderna que la ciencia es, le guste o no, su único dios... Por un rato, el coronavirus pone blanco sobre negro: nos recuerda que 1) sabemos poco, 2) solo la ciencia garantiza la supervivencia.Incluso el mito de origen del virus señala a la medicina no científica como el comienzo del mal. Antes de saltar a los humanos, los murciélagos habrían contagiado a los pangolines, ambos manjares de la medicina tradicional china. Los primeros en morir fueron los que comieron animales impuros, a los que se da un tratamiento inhumano...". 

{ Pola Oloixarac, escritora argentina, en Perfil }

 

#Tuiteado

 

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