Plaza Mayor: otras delicias navideñas además del clásico pan dulce

Plaza Mayor es un restaurante familiar que abrió sus puertas en 1982. Es conocido por el codiciado Pan dulce de Plaza Mayor, una receta genovesa de la abuela de la familia. 

Aunque se vende todo el año, para este época hay largas colas desde las 5.30 de la mañana para llevar a la mesa de Navidad “el mejor pan dulce del mundo“.

Sin embargo, el restaurante ubicado en la esquina de Venezuela y San José del barrio de Monserrat basa su menú en abundantes platos de cocina española, postres y otras exquisiteces de panadería creadas por sus pasteleros, cada una de ellas ideales para regalar y regalarse en las fiestas. 

Un mundo de delicias 

Recetas originales dulces y saladas, sabores de mar y sidra tirada componen un universo de Plaza Mayor, atractivo a la vista y al paladar, tanto para turistas como para locales.

En cuanto a los platos para degustar en el lugar se destaca la infinita variedad de recetas con mariscos y pescado fresco.

Fuera de este particular contexto de pandemia, visitantes de diversos lugares del país y del mundo se acercan para probar el inigualable bacalao con salsa gallega, gambas al ajillo, paella con una cantidad exorbitante de mariscos y las almejas a la gallega. 

En cuanto a los postres caseros, no falta el tiramisú, las torrijas, la famosa ensaimada, el arroz con leche y canela y la crema catalana.

De boca en boca 

El caso de Plaza Mayor es un éxito en constante sinergia. El restaurante es potenciado por la pastelería y viceversa en un círculo virtuoso infinito que parece pasar de boca en boca.

Los turrones artesanales con fruta abrillantada, las galletitas navideñas de jengibre y los turrones blandos de yema tostada son apenas algunas de las delicias que pueden acompañar al famoso Pan Dulce de Plaza Mayor si la opción del comensal es comprar y consumir en casa.

El secreto familiar está fuertemente ligado a los ingredientes, a su exuberante cantidad y a una visión de compartir lo que se cocina para la mesa propia familiar hacia la mesa de todos sus clientes. 

“Lo que compartimos en la mesa de nuestras navidades de chicos es lo que ofrecemos al consumidor para llevar a su casa“.  

Inicios 

“Mi papá quería promocionar una sidra casera, para vender tirada, y pensó que la mejor manera era ofrecerlo con un pan dulce. Así que le pidió la receta a su madre, mi abuela“, contó Federico Yahbes, actual dueño del lugar.

Y aunque la abuela Leticia se negaba porque era un secreto que jamás había revelado finalmente accedió, con la condición de que fuera ella quién supervisara el trabajo de los panaderos para controlar las cantidades y el resultado final.

La misma dedicación que le ponen al pan dulce, para el que traen fruta escurrida y mamón de Brasil, castañas de cajú y almendras de Mendoza y pasas de uva de Catamarca, le ponen a cada preparación.

Un negocio familiar, secretos de cocina y generaciones con vocación de servicio para ofrecer los mejores manjares típicos para las fiestas.