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Belgrano: el gran patriota argentino

Daniel Balmaceda publica bajo el sello Sudamericana la biografía definitiva del creador de la bandera argentina. Un libro repleto de datos e historias novedosas que pintan un perfil preciso sobre su vida íntima y echa luz sobre su vida pública.

Redacción MDZ
Redacción MDZ martes, 7 de enero de 2020 · 06:50 hs
Belgrano: el gran patriota argentino

Fragmento

1

Los primeros años

Génova - Cádiz - Buenos Aires

Uno genovés, el otro veneciano. Domenico Francesco María Cayetano Belgrano y Angelo Castelli ya se conocían en 1758. Sin embargo, la falta de información nos impide saber si llegaron juntos a Buenos Aires. Sabemos que los dos se embarcaron en Cádiz y que el navío que trajo a Castelli naufragó en las costas de Maldonado, en la Banda Oriental del Río de la Plata. ¿Habrá viajado Domenico, con unos veinte años, en ese mismo barco? ¿Se habrán conocido en Cádiz? Faltan piezas para reconstruir mejor la relación de estos dos hombres, pero sabemos con certeza que, en la Buenos Aires de 1758, el boticario Castelli y el comerciante Belgrano Peri tenían buen trato y terminarían emparentados.

Domenico (26 años) y María Josefa González Casero (15, porteña de familia patricia oriunda de Santiago del Estero) consagraron su matrimonio el 4 de noviembre de 1757 en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, ubicada en las actuales Reconquista y Perón.

Al año siguiente, el matrimonio celebró la llegada de una niña, a la que llamaron María Florencia. El padrino de bautismo de la primogénita de Domingo Belgrano fue precisamente don Ángel Castelli, mientras que la madrina fue Gregoria González.

Cinco años después, en 1763, Castelli, el padrino, se casó con una hija de la madrina Gregoria. Las mujeres de Belgrano y Castelli eran primas.

Domenico había forjado una buena posición dedicándose al comercio y a la provisión de pulperías. Por lo tanto, aunque los Belgrano no integraban el núcleo más tradicional, formaban parte del pequeño grupo acomodado de la ciudad.

La familia siguió creciendo a medida que fueron naciendo los otros hijos: Carlos José (1761), José Gregorio (1762), María Josefa Juana (1764), Bernardo José Félix Servando (1765), María Josefa Anastasia (1767), Domingo José Estanislao (1768) y Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús, el 3 de junio de 1770. Luego llegarían más hermanos: Francisco José María (1771), Joaquín Cayetano Lorenzo (1773), María del Rosario (1775), Juana María Nepomucena (1776), Miguel José Félix (1777), María Ana Estanislada (1778), Juana Francisca Josefa Buenaventura (1779, le decían Francisca) y Augustín Leoncio José (1781), último hijo del matrimonio, que no era Augusto ni Agustín.

A partir de Florencia en 1758 y hasta Augustín en 1781, el matrimonio Belgrano tuvo dieciséis hijos durante veintitrés años.

Tres de ellos, María Josefa Juana, Bernardo y María Ana, no superaron la niñez. Mientras que Augustín murió en mayo de 1810, antes de la Revolución, probablemente en la Banda Oriental.

En nuestro caso, nos interesa situarnos en los tiempos del nacimiento de Manuel. Aquella lejana Buenos Aires de 1770 tenía veintidós mil habitantes, una catedral construida a medias y cincuenta hornos de ladrillos, lo que significaba que el crecimiento edilicio empezaba ser importante. Había poco más de veinte coches en aquellas setecientas manzanas, pero las perspectivas eran buenas porque la ciudad austral perteneciente al reino de España comenzaba a tener vida y a competir con otras de América. Un pormenor, de relevancia para el vecindario, fue que por primera vez en 1770 hubo mayoría de comerciantes en el cuerpo colegiado del Cabildo.

En cuanto al aspecto físico de la ciudad, el gobernador Francisco de Paula Bucarelli había observado que Buenos Aires carecía de un paseo, un sitio de esparcimiento, una alameda. Aunque no fueron álamos precisamente los que se plantaron, se diseñó en la rivera un sendero arbolado, a un costado del Fuerte y hacia el norte, para el lado de Retiro. Si bien el pequeño Manuel habrá concurrido en brazos de sus padres o de sus hermanos mayores, sus paseos no deben haberse limitado al área lindera al Fuerte. La familia también era propietaria de una quinta en la actual zona de Vicente López y también tenía tierras en Caseros (distante a veinticuatro kilómetros del centro), nombre que surgió del apellido de Josefa González Casero, la madre de Manuel.

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