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Los retos y dilemas del bombero voluntario en la Argentina

Qué hace que alguien quiera ser bombero, sus lugares comunes y menos arquetípicos; los riesgos que conlleva hoy enfrentar el fuego; anécdotas que transcurren a diario y que de no ser rescatadas se perderían, son algunas de las facetas que recupera Benjamín Reynal, en el libro 'Contra el fuego'.

Redacción MDZ
Redacción MDZ lunes, 27 de enero de 2020 · 06:56 hs
Los retos y dilemas del bombero voluntario en la Argentina

Qué hace que alguien quiera ser bombero, sus lugares comunes y menos arquetípicos; los riesgos que conlleva hoy enfrentar el fuego; anécdotas que transcurren a diario y que de no ser rescatadas se perderían, son algunas de las facetas que recupera Benjamín Reynal, en el libro Contra el fuego.

Reynal, autor de esta edición de Planeta, decidió ser bombero el verano de 2015, cuando se quemaron unas 40.000 hectáreas de bosques entre Cholila y el Parque Nacional Los Alerces, en Chubut. "Mientras vivamos no volveremos a verlos como fueron. Ardieron árboles de 200 años y ahora esas montañas están cubiertas de troncos quemados, de esqueletos", señala en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

Por qué los bomberos argentinos son y siguen siendo voluntarios es una pregunta que también surge en el libro de Reynal, una noción que pareciera más vinculada a la cuestión del heroísmo que a una condición que requiere, al mismo tiempo que capacitación, insumos y entrenamiento, una remuneración monetaria y un presupuesto, más que un reconocimiento moral. 

En ese sentido, el autor explica que "el voluntariado no es particular de Argentina, mientras que aproximadamente el 85 por ciento de los bomberos de todo el mundo son voluntarios (porcentaje igual al nuestro). No son voluntarios los bomberos de grandes ciudades, aeropuertos y centros atómicos: lugares donde salen demasiadas veces al día o son indispensables de manera inmediata y Argentina también tiene bomberos rentados. Pero es bueno aclarar que profesional no es sinónimo de rentado ni voluntario de amateur".

- ¿Dónde se encuentran los oficios de bombero y cronista o escritor?

- La lectura es una necesidad, como el ejercicio físico, y lo mismo me ocurre con la escritura, que se ha vuelto una rutina lindísima. Una vez le preguntaron a George Mallory -aquel montañista legendario del 1800- por qué quería subir el Everest. Él, práctico pero romántico como era, respondió: "Porque está ahí". Simple, directo. Algo similar me ocurrió (y me ocurre todavía) cuando me entero de ciertas historias, las escribo porque sucedieron, aunque parezcan inverosímiles. De muchas no hay testimonio ni registro más allá de la memoria de sus protagonistas, que algún día no estarán.

- Vinculás en el texto el deseo de ser bombero a la aventura, cierto riesgo y adrenalina necesarias, una noción de heroísmo ¿Cuáles son las figuras menos arquetípicas por los que alguien decide hacerse bombero?

- El primer impulso es una mezcla de curiosidad y ganas de ayudar. Detrás está la generosidad, algo común en todos los rescatistas, pero una vez adentro, conocen un mundo bastante más amplio del que imaginaron. Hay personas que se hacen bomberos por tradición familiar, otras para ser un ejemplo, para que los admiren. Los motivos siempre son buenos y hablan bien de quien que se acerca por primera vez a un cuartel. La adrenalina aparece luego, y es un imán poderoso.

- Hoy un hogar promedio se quema ocho veces más rápido que hace 50 años. ¿Las condiciones de seguridad aumentan a la par que crecen los riesgos o es una relación aleatoria?   

- Los peligros para los bomberos son mayores hoy por los materiales de construcción, que causan una propagación rápida del fuego, aumentan el humo y las explosiones. El único riesgo que bajó es el de derrumbe estructural; los demás aumentaron. Pero también es mayor la conciencia y la capacitación, los equipos son más profesionales que 50 años atrás. Pero hay algo paradójico que pasa en Reino Unido: la tolerancia a "cero pérdidas de bomberos" hace que ya no estén trabajando con tanta eficacia, es tanta la precaución que han comenzado a ser ineficientes, tanta la presión de las mutuales y compañías de seguro sobre los jefes, que son los responsables penales, que en Inglaterra y Escocia casi no entran a incendios de vivienda, los atacan desde afuera. Esto lo dicen los propios bomberos, que querrían ingresar y hacer más, pero no los autorizan.

- ¿Cuál fue tu peor catástrofe personal como bombero?

- Saber que algo era fácilmente evitable, me mortifica cuando una negligencia pequeña arruina una vida. Una mañana avisaron de un vuelco muy cerca de casa, el asfalto estaba cubierto de hielo y un auto había patinado y caído dos metros hasta la orilla del lago. Las autobombas no habían llegado todavía así que bajé con linterna. El auto estaba con las ruedas para arriba, el techo aplastado y tres personas desparramadas por la playa. Con la linterna pude ver a un hombre que se agarraba la cabeza y se lamentaba solo; una señora tirada entre las piedras que lloraba, tenía roto el fémur, y un niño, de la edad una de mis hijas, muerto. La mujer y el niño no tenían cinturón de seguridad.

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