Juan Castillo: "El arte es algo intrínseco al hombre"

Juan Castillo hace un tiempo atrás era sinónimo de rinocerontes, caballos, cocodrilos, perros, tigres, flamencos, elefantes, jirafas y hasta hombres con cara de animales. Pero como él mismo lo cuenta, arrancó con figuras muy vinculadas al surrealismo y luego, la fue adaptando al realismo y profundizó en eso. "En mi producción más madura, me he vinculado a la fotografía", confiesa, pero actualmente presentó un trabajo con el dibujo digital: “Imágenes devoradas”. Algo totalmente diferente,donde prima el azar, el impulso y el inconsciente.

¿Te dicen?

Momia.

¿Autodidacta o estudiado?

Soy Licenciado en Artes Plásticas egresado de la UNCuyo y obtuve algunas becas de formación, clínicas y seminarios. 

¿Qué es el arte para vos?

 El arte es lenguaje, es la manifestación consciente y concreta de la pulsión estética  de la humanidad condicionada por el contexto de cada época, es algo intrínseco al hombre, universal y permanente a la vez que único en cada momento histórico. 

¿Qué expresás a través del arte?

 Mis deseos, mis preocupaciones, mis dolores, los amores, mis odios, las pasiones.

¿Cuándo te diste cuenta que querías vivir del arte?

 Luego de cursar un año en la Facultad de Derecho. 

¿Qué sentís cuando pintás?

Creo que es una especie de transe, necesito mucha concentración, siempre con música, a veces canto como en la ducha.

¿Cómo te enfrentás a un lienzo en blanco?

Generalmente me enfrento con una idea súper clara de lo que voy a hacer. Trabajo a partir de un boceto fotográfico, todo muy premeditado y calculado. Excepto cuando trabajo con el dibujo digital en mi última serie “imágenes devoradas” es diferente, ahí prima el azar, el impulso y el inconsciente.

¿Cuándo mirás cuadros viejos tuyos te encontrás o no?

Sí, puedo encontrar un hilo conductor en mi producción desde siempre, desde que comencé hasta ahora podría hacer una línea con todos mis trabajos y se leerían como un proceso de transformación, como algo que se va modificando lenta y progresivamente.

¿Cuándo te propusiste vivir del arte?

 Simplemente sucedió, se dio fluidamente. 

¿Cuál es tu sueño?

 Vivir en un mundo más igualitario, y que no me avergüence pertenecer a la especie humana. 

¿Te gusta mostrar lo que hacés?

 Me encanta, trabajo para eso. 

¿Cómo te llevás con el marketing?

No está entre mis virtudes. 

¿Qué te inspira?

 El sexo, los animales, el amor, el drama, la extinción, la desigualdad, las identidades. 

¿Qué sentís cuando terminás un cuadro?

 Alivio, satisfacción y cierta angustia de esa que da después  rendir un examen o inaugurar una muestra. Cierto vacío.

¿Cómo le ponés valor a tu obra?

 En el valor de la obra influyen varios factores, desde el tamaño del objeto, el costo, la técnica, la seriación y también la trayectoria del artista, los premios, las exposiciones, las colecciones y también hay obras más logradas que otras. Eso también influye. 

Quién valora más tu arte, ¿el mendocino o el turista?

 Y tiene que ver con el valor que le das vos: me considero afortunado en ese sentido, mi obra maneja un lenguaje sencillo, popular, y tiene buena llegada en públicos muy disímiles y eso siempre es muy gratificante.

 ¿Dónde soñás con ver un cuadro tuyo?

Sueño con ver mi trabajo junto al de otros artistas que admiro mucho, pienso en proyectos colaborativos, colectivos, multidisciplinares, como el colectivo Hada Rosa que conformo junto a Ayelén Villalba, al que siento como un verdadero lujo.

¿Qué pieza o cuadro quisieras tener en tu casa que no sea tuyo?

 Una enorme escultura blanda de Susana Dragotta llamada “Accesorio intimidante” que parece una cabeza de zorro o de conejo, o la pintura de Salvador Dalí “Construcción blanda con judías hervidas”.