Astrología

Viven para complacer: estos son los signos más sumisos del zodíaco

Son tranquilos y sensibles, por lo que prefieren complacer a los demás antes que crear conflicto. Mirá cuáles son los cuatro signos más sensibles.

Redacción MDZ
Redacción MDZ martes, 10 de diciembre de 2019 · 06:45 hs
Viven para complacer: estos son los signos más sumisos del zodíaco
Algunos signos se dejan dominar fácilmente.

Ser sumiso no es necesariamente malo. Muchas personas tienen este rasgo simplemente porque son tranquilas, y prefieren complacer a los otros antes que generar conflicto en el grupo. Saber cuáles son los signos más sumisos te puede servir, entre otras cosas, para elegir a alguien con quien quieras tener una relación sin sobresaltos.

Estos son los cuatro signos más sumisos del zodíaco.

Piscis

Su sumisión viene de otra de sus características: son sensibles y tranquilos, lo que hacen que tengan el perdón fácil. Cuando están enamorados, los piscis demuestran su sensibilidad, y son capaces de perdonarlo todo. El hecho de que entreguen todo en sus relaciones hace que a veces les cueste salir de las que son malas.

Cáncer

Los nacidos bajo este signo son los más sumisos de todos. El motivo principal es su extremada sensibilidad, y el hecho de que dependen mucho de su círculo íntimo. Tienen las emociones a flor de piel, y si están con un signo más fuerte, prácticamente pierden la fuerza de voluntad y hacen todo lo que el otro desea.

Virgo

Característicamente de personalidad reservada, a veces se dejan llevar por sus sentimientos. Pueden parecer, al principio, fríos, pero en el fondo tienen mucha paz, y esto hace que puedan llegar a hacer cosas impensadas como perdonar infidelidades. Dejan todo por sus parejas y familia, y prefieren conseguir lo que quieren los demás a lo que quieren ellos.

Libra

Si bien es el signo del equilibrio, también puede marcan indecisión y algo de angustia, lo que hace que busquen escapar del conflicto. ¿Cómo? Haciendo lo que quieren los demás para evitar general problemas. La sumisión es un efecto secundario de su deseo de mantener la paz permanentemente.

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