Problemas locales para combatir el dolor del cáncer
Los pacientes mendocinos sin obra social tienen asegurada sus dosis de morfina, no así los enfermos que dependen, por ejemplo, del Pami.
Aunque Mendoza marca la diferencia respecto a la cobertura que presta a los enfermos oncológicos sin obra social en Argentina, el problema de la morfina en el ámbito local se cierne sobre las penurias que deben pasar los pacientes con obras sociales como el Pami.
Según Sandra Núñez, al cuidado de su madre -Carmen Norma Núñez, (61)- hace 3 años, “nos cuesta muchísimo conseguir morfina en ampollas, a tal punto, que literalmente debo librar batallas campales para que me autoricen las órdenes del doctor (Marcelo Alvarez) que atiende a mi mamá”.
Carmen Núñez, está convaleciente en Rusell, Maipú, en una casa donde además viven 10 personas, en el mismo hábitat en que habitualmente le deben aplicar 240 ampollas con 1 % de morfina cada 10 días, sin contar los refuerzos que cada tanto requiere su tratamiento.
“El fin de semana fue un desastre ya que no habían ampollas por ningún lugar. Recién hoy día me entregaron 130 dosis que nos durarán unos 3 días. Mañana voy a pedir ayuda al Gobierno, a Marilyn Orellano, Directora de Farmacología de la provincia, para que nos ayude con las trabas que ponen en el Pami”, cuenta preocupada.
Pensar en las dosis de morfina para el fin de semana, a Sandra le significa recordar la desconfianza y los malos tratos que recibe usualmente del Pami: “Si el doctor Jorge Miller, del Banco de Drogas del Pami, cree que en mi casa nos drogamos con morfina yo lo invito a que nos controle y además que vea en la situación en la que está mi mamá”, dice desafiante y hastiada a la vez por el problema.
Carmen, que ya ha soportado una operación en el Hospital Lagomaggiore, tratamientos de quimioterapia y radioterapia por su cáncer de mama, además debe resistir el dolor de las diversas quebraduras que se han producido en sus huesos motivo de su delicada situación.
“Gracias al doctor Elgueta, ya que Miller estaba de vacaciones, pude conseguir por única vez una autorización por 240 ampollas cuyo pedido fue acompañada por una nota del doctor Alvarez haciéndose cargo de las altas dosis que necesita mi mamá”, destaca Sandra.
Pero la carencia en la provisión de morfina para el tratamiento de su madre no es todo. A ello se suma que el Pami no puede cubrir la enfermedad de Carmen como “internación domiciliaria debido a que donde vive es una zona rural”.
“El jueves tengo que ir a pedir nuevamente morfina y no se si la voy a conseguir. Mi papá pagó toda la vida Pami y nunca la usó y hoy no nos sirve de mucho, considerando que lo que queremos es que mi mamá viva sin dolor sus últimas horas de vida”, reclama.
Según Sandra Núñez, al cuidado de su madre -Carmen Norma Núñez, (61)- hace 3 años, “nos cuesta muchísimo conseguir morfina en ampollas, a tal punto, que literalmente debo librar batallas campales para que me autoricen las órdenes del doctor (Marcelo Alvarez) que atiende a mi mamá”.
Carmen Núñez, está convaleciente en Rusell, Maipú, en una casa donde además viven 10 personas, en el mismo hábitat en que habitualmente le deben aplicar 240 ampollas con 1 % de morfina cada 10 días, sin contar los refuerzos que cada tanto requiere su tratamiento.
“El fin de semana fue un desastre ya que no habían ampollas por ningún lugar. Recién hoy día me entregaron 130 dosis que nos durarán unos 3 días. Mañana voy a pedir ayuda al Gobierno, a Marilyn Orellano, Directora de Farmacología de la provincia, para que nos ayude con las trabas que ponen en el Pami”, cuenta preocupada.
Pensar en las dosis de morfina para el fin de semana, a Sandra le significa recordar la desconfianza y los malos tratos que recibe usualmente del Pami: “Si el doctor Jorge Miller, del Banco de Drogas del Pami, cree que en mi casa nos drogamos con morfina yo lo invito a que nos controle y además que vea en la situación en la que está mi mamá”, dice desafiante y hastiada a la vez por el problema.
Carmen, que ya ha soportado una operación en el Hospital Lagomaggiore, tratamientos de quimioterapia y radioterapia por su cáncer de mama, además debe resistir el dolor de las diversas quebraduras que se han producido en sus huesos motivo de su delicada situación.
“Gracias al doctor Elgueta, ya que Miller estaba de vacaciones, pude conseguir por única vez una autorización por 240 ampollas cuyo pedido fue acompañada por una nota del doctor Alvarez haciéndose cargo de las altas dosis que necesita mi mamá”, destaca Sandra.
Pero la carencia en la provisión de morfina para el tratamiento de su madre no es todo. A ello se suma que el Pami no puede cubrir la enfermedad de Carmen como “internación domiciliaria debido a que donde vive es una zona rural”.
“El jueves tengo que ir a pedir nuevamente morfina y no se si la voy a conseguir. Mi papá pagó toda la vida Pami y nunca la usó y hoy no nos sirve de mucho, considerando que lo que queremos es que mi mamá viva sin dolor sus últimas horas de vida”, reclama.
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Cuestión de logística
Tanto para el Marcelo Alvarez, médico de cabecera de Carmen Núñez como para Marilyn Orellana, Directora de Farmacología del Gobierno de Mendoza, el asunto se ciñe a una complicación de logística.
Mientras Alvarez destaca el hecho de que cada vez son más los médicos que cumplen con funciones paliativas (tareas tendientes a eliminar el dolor de los pacientes terminales) y por lo tanto aumentan los pedidos de la droga, para Orellano, el centro de la discusión pasa por la situación del medicamento que al no ser de alta rotación no les conviene a las farmacias tenerlo parado hasta tanto aparezca una necesidad.
“La base del problema es que en Mendoza los médicos están acostumbrados a utilizar dosis ínfimas. Hay pacientes que no van a los centros de salud o a los hospitales porque no pueden trasladarse. Entonces hay que visitarlos en los domicilios y allí es donde se enteran los médicos que no dan más por el dolor”, explica Alvarez, aludiendo al problema de logística por el que no todas las farmacias cuentan con el producto, sobre todo las chicas.
En tanto, Orellano, comparte el análisis, confirmando que “si bien los pacientes sin obra social tienen garantizadas sus dosis en Mendoza la situación de los que tiene obras sociales es distinta por problemas en la logística del medicamento”.
La afirmación de la funcionaria se basa en la no conveniencia de una farmacia a poseer un producto que no sabe cuándo venderá, por lo cual aconseja “que la busquen –a la morfina- en las farmacias grandes del Gran Mendoza”.
Tanto para el Marcelo Alvarez, médico de cabecera de Carmen Núñez como para Marilyn Orellana, Directora de Farmacología del Gobierno de Mendoza, el asunto se ciñe a una complicación de logística.
Mientras Alvarez destaca el hecho de que cada vez son más los médicos que cumplen con funciones paliativas (tareas tendientes a eliminar el dolor de los pacientes terminales) y por lo tanto aumentan los pedidos de la droga, para Orellano, el centro de la discusión pasa por la situación del medicamento que al no ser de alta rotación no les conviene a las farmacias tenerlo parado hasta tanto aparezca una necesidad.
“La base del problema es que en Mendoza los médicos están acostumbrados a utilizar dosis ínfimas. Hay pacientes que no van a los centros de salud o a los hospitales porque no pueden trasladarse. Entonces hay que visitarlos en los domicilios y allí es donde se enteran los médicos que no dan más por el dolor”, explica Alvarez, aludiendo al problema de logística por el que no todas las farmacias cuentan con el producto, sobre todo las chicas.
En tanto, Orellano, comparte el análisis, confirmando que “si bien los pacientes sin obra social tienen garantizadas sus dosis en Mendoza la situación de los que tiene obras sociales es distinta por problemas en la logística del medicamento”.
La afirmación de la funcionaria se basa en la no conveniencia de una farmacia a poseer un producto que no sabe cuándo venderá, por lo cual aconseja “que la busquen –a la morfina- en las farmacias grandes del Gran Mendoza”.
Sondeo MDZol
El fin de semana la provisión de morfina para los pacientes con obras sociales se complicó por una falta de abastecimiento de parte de las droguerías.
Si bien Cooperativa Farmacéutica admitió tener, lo hizo en calidad de sus pedidos frecuentes, lo mismo que la Droguería Distrifar o Monroe Americana, desde donde admitieron que no había disponibilidad instantánea para nuevos pedidos.
Si bien ésta mañana Farmacia Del Puente, tenía en venta 30 ampollas, a Sandra Núñez no le servía la oferta ya que su necesidad era -a través de una receta autorizada del Pami- por más de 100 ampollas.
En el mercado las marcas más vendidas son Fada, la más económica y Neocalman. La última marca, que es la que más se consigue, cuesta $ 10,46.
El fin de semana la provisión de morfina para los pacientes con obras sociales se complicó por una falta de abastecimiento de parte de las droguerías.
Si bien Cooperativa Farmacéutica admitió tener, lo hizo en calidad de sus pedidos frecuentes, lo mismo que la Droguería Distrifar o Monroe Americana, desde donde admitieron que no había disponibilidad instantánea para nuevos pedidos.
Si bien ésta mañana Farmacia Del Puente, tenía en venta 30 ampollas, a Sandra Núñez no le servía la oferta ya que su necesidad era -a través de una receta autorizada del Pami- por más de 100 ampollas.
En el mercado las marcas más vendidas son Fada, la más económica y Neocalman. La última marca, que es la que más se consigue, cuesta $ 10,46.