PSJ y MDMO: la necesidad de que el cobre consolidado apalanque la exploración minera
El proyecto de Uspallata es el pilar que valida a Mendoza y le abre las puertas a las inversiones para confirmar el potencial minero de Malargüe.
Imagen referencial.
El avance de PSJ Cobre Mendocino en la Cámara de Diputados, que ahora se dirige al Senado con alta probabilidad de obtener el aval legislativo, genera un hito para la provincia. Si bien la atención se concentra en la millonaria inversión y la inminente puesta en marcha del proyecto cuprífero de Uspallata, el foco para el desarrollo minero ahora debe desplazarse hacia la exploración.
PSJ representa lo consolidado, lo conocido y que cuenta con las firmas que tienen la capacidad de llevar adelante una inversión de US$559 millones. Sin embargo, la hoja de ruta clara para Mendoza exige ahora avanzar de manera decidida con los proyectos exploratorios.
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El efecto señal: PSJ y el distrito exploratorio
El avance del PSJ es una señal contundente para quienes consideran la posibilidad de invertir en Mendoza. Lo que sucede con el proyecto tiene una relación directa con el futuro del distrito minero. En la actividad minera a nivel mundial, las señales para los inversores resultan fundamentales, especialmente en la etapa exploratoria, donde abundan las dudas y escasean las certezas en lo técnico.
El éxito legislativo del PSJ se transforma en un catalizador de confianza. Un freno al proyecto de Uspallata, ante la cruda realidad del mercado, no solo detendría una inversión particular, sino que también se convertiría en un freno para todo el desarrollo minero mendocino.
Eso, considerando que Mendoza está intentando remontar una imagen muy negativa que se formó en el concierto internacional como un distrito con inseguridad jurídica por las restricciones y los procesos que exige la Ley 7.722.
La contradicción política y la base del negocio
En este contexto señalado, resulta contradictorio que un sector político, como el Partido Justicialista (PJ), votara a favor de los proyectos del distrito exploratorio y, al mismo tiempo, en contra de PSJ. La relación entre uno y otro es algo clarísimo para los conocedores del negocio y el ecosistema minero. Aunque las iniciativas y las etapas resultan diferentes, la inversión en exploración en Mendoza requiere, necesariamente, que existan proyectos viables en la provincia en el marco de la ley actual.
El arranque de los procesos de exploración, especialmente en zonas donde no hubo mayor inversión y el volumen de información es bajo, exige un enfoque en la promoción y en ofrecer las ventajas comparativas de la provincia.
Además, el contexto internacional demuestra que hay muchos proyectos mineros, en particular de países con larga tradición minera como Perú y Chile, que también están en busca de financiamiento para sus procesos exploratorios. En ese escenario competitivo, el camino recorrido hasta ahora con TSX (la bolsa de Toronto) puede jugar a favor de los proyectos locales, pero es necesaria inversión para sumar estudios e información sobre la calidad de los activos.
La exploración como base del crecimiento
La Cámara de Diputados dio media sanción a las DIAs de 27 proyectos de exploración que componen el Malargüe Distrito Minero Occidental II (MDMO II). Este paquete, que incluye proyectos de cobre, demuestra que el camino de la provincia es acelerar la búsqueda de nuevos yacimientos.
La exploración no solo diversifica la matriz económica, sino que además es el primer eslabón de una cadena de valor sostenible. PSJ, con una operación capaz de producir 40.000 toneladas de cobre fino por año para la transición energética, confirma que la base geológica existe. Ahora, el desafío reside en transformar la señal política en resultados concretos.
Resulta necesario que los propietarios de los 34 proyectos ya aprobados (MDMO I), los 27 que podrían salir en las próximas semanas (MDMO II) y los 71 que iniciaron la evaluación (MDMO III), sumen estudios e información que les permitan llegar a los inversores. Solo así se asegura que la provincia atraiga el capital necesario para esa etapa inicial, riesgosa y crucial, que define el futuro de la minería en Mendoza.

