Milei, Cornejo, la traumática transición política y la Mendoza que "puede ser"
El armado político de La Libertad Avanza dejó atrapado al oficialismo mendocino. Petri, Cornejo la transición hacia el nuevo poder. La "Mendoza industrial que puede ser". Milei y la provincialización de los problemas.

José Francisco de San Martín estuvo apenas dos años como gobernador y su herencia es un ejemplo, extemporáneo seguramente, de que no es tanto el tiempo que se permanece en el poder sino las razones y el horizonte trazado lo que importa. Por eso más allá de la liberación de medio continente con la creación de un ejército y una epopeya militar, sembró un gran porvenir en la vida política y social de Mendoza: planes educativos y culturales; prevención y mejora en la salud; industria y agricultura y una idea hasta entonces poco conocida: la de comunidad. Por eso lo destacaron todos: los que compartían años de lucha como Belgrano y con quienes tuvo “diálogo” intergeneracional explícito y tácito, como Sarmiento, Mitre y hasta José Martí.
El destino hizo que un 17 de agosto, justo cuando se recuerda la figura más trascendente de la historia argentina, en la misma Mendoza que la vio hacer haya un grupo de personas que también tiene una “epopeya” por delante, aunque mucho más humilde: los Salieris de San Martín pelean más por la supervivencia personal en el poder que por la patria.
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La promiscuidad que caracteriza a la política mendocina tuvo un clímax con el cierre de las listas de los oficialismos, donde Cambia Mendoza, el sector liderado por Alfredo Cornejo desde 2015, quedó atrapado por una estrategia sorprendente de La Libertad Avanza; es decir el sector con menos experiencia en rosca que hay. Con una sigilosa estrategia, los radicales quedaron desolados ante una fuerza política que fagocita con una voracidad mayor a su posibilidad de digestión: LLA ya “devoró” al orgullo radical y al Pro, aun cuando no tiene estructura ni dirigentes de peso en la provincia. Petri, claro, ya es el representante oficial de la franquicia Milei en Mendoza tras haber dejado de lado su historia radical que comenzó en las filas de “Causa Nacional” cuando era adolescente.
La designación de Luis Petri como candidato y su inmediato salto como afiliado a LLA dejó en posición adelantada y huérfanos a los radicales, que un par de semanas antes habían cedido ante el mismo Petri espacios de poder por su “pertenencia radical” mientras, claro, también le daban un 30% de los cargos a Milei por el pacto personalísimo firmado por Cornejo. Más estupor les generó la presencia de un delfín de De Marchi en la misma lista: Álvaro Martínez también será parte del “mega oficialismo” con Petri y Cornejo.
El frente La Libertad Avanza – Cambia Mendoza tiene un violeta profundo que destiño no solo la identidad partidaria del cornejismo. “Va a ser el triunfo más difícil de festejar de la historia”, repiten los radicales obedientes que se consuelan con la idea del mal menor ante la posibilidad, en caso de que no hubiera acuerdo, de perder lisa y llanamente contra Petri y Milei.
Las de 2025 son elecciones de transición hacia un nuevo poder, pero lo que nadie se imaginaba era el vuelco drástico que tendría en la tierra del sol, el buen vino y la uniformidad política. La fragilidad de los acuerdos y las nuevas estructuras hace complejo proyectar qué pasará, pero la metamorfosis del oficialismo
El “huracán” Milei llegó antes al armado político que a las urnas. Incluso logró una ganancia total mientras no transcurre el mejor momento de la gestión por la tensión que comenzó a haber en la economía: aguas abajo, en el consumo, actividad y “el bolsillo” de la gente; y también en la confianza. “Por ahora los que vienen son locales, los inversores de afuera esperan otras señales y otro marco, aún están asustados”, explicaba a MDZ un funcionario nacional. En Mendoza antes del cierre de listas se conformaban con la idea de “pasar octubre” con algún resultado positivo, aún como furgón de cola. “En abril del año que viene, cuando iban a ser las elecciones, no sabemos qué puede pasar”, se resignan. Esa idea apunta a los problemas que podría tener la economía y la vida cotidiana de los mendocinos. En ese caso, creen, el efecto arrastre negativo sería completo: no solo Milei sufriría un impacto negativo, sino todos los oficialismos y mucho más los que fueron obsecuentes con el Presidente. Todos escenarios hipotéticos que estaban en un juego con reglas distintas: sin PASO, sin poder de negociación y con poco margen de maniobra.
Los datos aún favorecen a Milei, pero cada vez más por las falta de alternativas que por virtudes propias. Ese escenario es aún más dramático para Cornejo y los suyos, que gozan de los problemas de la oposición para tener margen de maniobra. En la última encuesta difundida por la consultora Reale Dalle Torre el descenso en la consideración pública sobre el Presidente es marcado, pero lo capitaliza más la incertidumbre que un partido político. La aprobación de la gestión cayó por debajo del 40% y el Presidente entró en el declive de toda "la casta". "Javier Milei encabeza la imagen positiva (44%), pero el saldo neto de todos los referentes es negativo, reflejando nítidamente la crisis de representación", concluyen los consultores.
¿La Mendoza que puede ser?
El lentísimo paso del reactor de hidrodesufuración por las calles mendocinas también representa una metáfora de Mendoza. De la que fue, de la que puede ser o la que le dificulta ser. Ese equipo pesado fue construido en IMPSA y servirá para producir gasoil de bajo contenido de azufre (10 partes por millón), con especificaciones que emulan las exigencias europeas. Es el único tipo de combustible con potencial real de crecimiento en medio de la transición energética y el Complejo Industrial Luján de Cuyo ampliará la producción. También ampliará la capacidad de refinación del petróleo que viene desde Vaca Muerta en Neuquén. Mientras la petrolera estatal abandona la exploración y extracción de petróleo en Mendoza, amplía la industrialización en el CILC. La provincia tiene toda la cadena de valor petrolera, pero en los eslabones iniciales hay una crisis profunda, con empresas al borde de la quiebra, trabajadores que migran y proveedores que se reenfocan en minería y otras industrias.
El equipo fue fabricado en IMPSA, pero no hay que dejarse llevar por los extraños festejos de algunos representantes políticos locales. No es producto de la reprivatización, sino de los acuerdos previos que, con muchísimos problemas en el medio, habían logrado dos empresas estatales: YPF; el que contrató y pagó, y la IMPSA estatal que hacía convivir a Rodolfo Suarez y Alberto Fernández. Incluso en el medio hubo tensiones por las dudas para que la empresa cumpliera el contrato. El peregrinaje del reactor es una señal de la capacidad de la industria mendocina para hacer; aunque pueda ser un espejismo. “Lo de IMPSA no fue una reprivatización, fue un rescate”, se sinceran en la Nación cuando describen el proceso en el que muchos votaban para que finalmente la empresa quebrara y desapareciera. IMPSA tuvo un rojo de más de 20 mil millones de pesos, sin tener en cuenta la deuda casi incobrable de los contratos impagos en Venezuela y, por supuesto, los más de 500 millones de dólares que esa metalúrgica de capitales extranjeros tiene ahora, pero que patearía para adelante.
Desde la Nación van a potenciar su visión sobre el país y el caso IMPSA había sido un primer intento: provincializar todas las responsabilidades, incluidas las obras, los servicios esenciales y también la dinámica productiva (con empresas incluidas). Sí consideran estratégicos algunos recursos, como los minerales críticos (léase uranio y cobre) y la energía. Milei tiene claro ese esquema, pero es mucho menos flexible con los recursos. A diferencia del “deber ser” que mencionan los gobernadores amigos, el Presidente no está dispuesto a ceder tan fácilmente en la recaudación que hoy le permite tener estabilidad en la macroeconomía, aún con un deterioro enorme en otras responsabilidades de la gestión y sumando deuda con las provincias.
En Mendoza se pueden y se construyen turbinas y hay profesionales que, por ejemplo, diseñan equipos pesados y de alta tecnología usando de tal manera la inteligencia artificial que pueden predecir cuándo y cómo fallarán y cómo prevenir los problemas. Buena parte de ese valor migra hacia economías que tienen un presente más dinámico: Mendoza perdió peso en la economía, en la política y en el esquema de toma de decisiones.
Ese lento avance del reactor es una señal de una Mendoza industrial que, curiosamente, comenzó a gestarse en 1814 y que tiene hoy a los herederos peleándose más por su supervivencia que por la reconstrucción comunitaria.