Los intendentes intentarán volver a las reelecciones indefinidas en 2026 para "bancar a Kicillof"
La excusa es que "el gobernador necesitará el apoyo de los intendentes peronistas en su intento presidencial". Para eso, con la continuidad de la BUP, deberán hacer elecciones "concurrentes", el mismo día que la votación nacional, algo que este año no sucedió porque se presumía que el sistema haría eterno el sufragio de cada empadronado. Los problemas que tienen los "licenciados" en dejar un intendente interino.
Kicillof apoya el pedido de los intendentes. Máximo Kirchner y Sergio Massa rechazan las reelecciones indefinidas.
A lo largo de la vida, uno fue incorporando amigos, que suelen actuar de analistas y consejeros dueños de una mirada crítica y, a la vez, descriptiva. Uno de ellos, este viernes, me comentó ácidamente cómo “los que se tienen que ir nunca se van” y agregó que para él “este es uno de los problemas del estancamiento”.
“Porque si no se va el que ya está afuera, en uso de licencia, lo nuevo no crece. Aunque no sabemos qué dará eso nuevo, si es tan bueno o malo como lo anterior, según a uno le parezca. El cambio, a veces, paraliza, lo viejo no muere y lo nuevo no nace”, explicaba.
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Néstor Gil Conners, “El Irlandés”, oriundo de La Plata, se quejaba porque “la voz oficial del municipio de Tres de Febrero sigue siendo la de Valenzuela, que está de licencia. En San Martín, luego de la inundación, se veía a Katopodis preocupado por lo que sucedía cuando él hace ocho años que no es más intendente. Y Montenegro anuncia la designación de una persona de Scioli en turismo de Mar del Plata cuando él ahora es Senador”.
Los tres casos son atendibles y no pueden ser leídos de manera lineal. El caso de Tres de Febrero es una pauta que sigue circulando, realizada hace muchos meses y, hasta nuevo aviso, es Valenzuela la marca de la localidad. Rodrigo Aybar, su sucesor interino, no puede ni debe pensar en una estrategia de instalación hasta tener la autorización de quien se fue pero aún los guía.
Lo de Katopodis, en tanto, valdría la repregunta. ¿Qué pasaría si no estuviera el jefe político del distrito, por más que no sea intendente, en ese momento? Es ministro de obras públicas de la Provincia… ¿Alguna responsabilidad tiene no? Pero, efectivamente, mucho de lo que sucede en el distrito es producto de la transición defectuosa que se vino realizando con Fernando Moreira, su reemplazo, porque no pocos funcionarios siguen creyendo que muchas cosas las tiene que autorizar su antecesor.
El caso de Montenegro es más difuso. Cuentan sus principales funcionarios que el ahora senador provincial no quería seguir siendo intendente. Inclusive que por cuestiones familiares no veía con malos ojos volver a vivir en la Ciudad Autónoma o cerca de allí. Durante mucho tiempo, fundamentalmente desde su acuerdo con La Libertad Avanza, se especuló que su candidatura iba a ser testimonial porque iba a asumir como ministro de Justicia ¿y Seguridad? en el gabinete nacional. Eso no solo se enfrió sino que parece poco probable que suceda.
LAS REELECCIONES INDEFINIDAS
¿Cuál es el problema del peronismo? Que el líder nunca deja herederos. Ni Perón, ni Menem y mucho menos los Kirchner. Lo mismo sucede con “el macrismo”. Ni Horacio ni Patricia. Ninguno de los dos, por eso terminó ganando un “tercero de afuera”, Javier Milei.
A los gobernadores también los afecta el personalismo, por eso suelen elegir un pariente muy cercano o un aliado al cual puedan someter y que, en caso de desviarse, ellos mismos toman cartas en el asunto y vuelven al poder.
En el caso de los intendentes bonaerenses, nunca tuvieron que preocuparse por sus sucesores porque siempre estaban amparados legalmente para ser reelectos indefinidamente, hasta que en 2015, ante la primera oleada de verdadero cambio nacional, eso se resintió. De ahí que tuvieran que cambiar la norma para remediar el asunto desde 2021 en adelante.
El año que termina también tuvo una muestra de la incomodidad que tienen los jefes comunales de armar un sucesor. A mediados de año pretendían sesionar y volver a las reelecciones indefinidas, pero por diferentes situaciones, fundamentalmente la ruptura de varios acuerdos internos, esa pretensión fracasó.
Los intendentes saben que son un poder muy importante, los conductores del territorio, pero, a su vez, se ven como el eslabón más delgado de la cadena de Ejecutivos. Presidente, gobernador y jefes municipales, en ese orden. Entonces, con lo único que pueden “pararse” es con la posibilidad de la continuidad, que se podrá cortar solo si aparece un rival que se instale y consiga el apoyo de una comunidad poco permeable a los cambios como son los territorios de la Provincia de Buenos Aires.
Pero durante todo el tiempo que dispusieron para armar un sistema de sustitución o reemplazo estable, los jefes territoriales se dedicaron a acrecentar el personalismo y le impidieron a cualquiera en condiciones de sucederlo, desde el mismo partido y agrupación, que tuviera alguna chance de concretar ese anhelo.
Entonces es obvio que se vaya amando una “intifada” que termine sacudiendo el status quo.
En otras ocasiones, la permanencia de quien “se fue”, o “tomó licencia”, en el día a día municipal, hace que quien lo haya sucedido sea considerado un holograma a quien todos desconocen. “Está dibujado”, dicen en los barrios. Inclusive hay casos donde los que se van utilizan el despacho del intendente o algún contiguo muy cercano, para dejar en claro que “no se fue”.
Por eso no es improbable que durante todo el año que viene haya intentos, presentaciones legales y otros movimientos para detonar el fin de las reelecciones. Políticamente, les sirve a todos porque los “conocidos” pueden seguir participando y forzando a una mejor negociación con los otros poderes que el que podría realizar un recién llegado.
En estos momentos, sólo La Libertad Avanza está en condiciones de patear el tablero, aunque los reemplazos que propongan no sean los más idóneos. “Aunque si vez quienes nos gobiernan, qué idoneidad tienen en muchos casos”, exclama Mabel de Barrio Norte tan bien personificada por Ariel Tarico.


