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Lara Goyburu: "Me hace ruido seguir pensando la Argentina entre peronismo-antiperonismo"

La analista política y directora de Management & Fit analizó el triunfo de La Libertad Avanza este domingo y advirtió: “El voto pide resultados, no épica”.

Argentina atravesó un nuevo proceso electoral, con un nuevo sistema de votación implementado y en donde La Libertad Avanza obtuvo un triunfo inesperado a nivel nacional. No solo por la magnitud, sino también por los distritos en los que se impuso. El mayor de los ecos vino desde la provincia de Buenos Aires, lugar en el que el peronismo descontaba una victoria. Con la reconfiguración del nuevo Congreso, Javier Milei se prepara para enfrentar la segunda parte de su mandato.

Lara Goyburu es directora Ejecutiva de la prestigiosa consultora Management & Fit. En diálogo con MDZ, Goyburu analizó las claves del resultado electoral y el nuevo equilibrio que atraviesa al oficialismo. Además, reflexionó sobre la transformación generacional del electorado y el desafío del peronismo para volver a conectar con los más jóvenes. En esta línea, advirtió sobre los cambios en la sociología del voto y los desafíos para interpretar las nuevas dinámicas sociales.

A partir de ahora, resta saber si con el resultado electoral de este domingo, el Gobierno decide rever el modelo de gestión libertaria llevado adelante hasta el momento, de forma sincera y pensando en la gobernabilidad perdida, o si comete el error de apalancarse en el triunfo y maquillar esta nueva etapa con algunos cambios estériles. En definitiva, se trata del célebre mantra que se encuentra en El Gatopardo, la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: "todo cambia para que nada cambie".

La entrevista completa a Lara Goyburu

Entrevista completa a Lara Goyburu

- ¿Lo del domingo fue un sí al Gobierno o un no al peronismo?

Yo no lo pondría en términos de fuerzas políticas, sino en términos de opciones de futuro. Creo que fue un sí al futuro, a un futuro bastante incierto todavía, en un contexto de un presente muy complicado, y un no definitivo a las opciones de pasado, sean peronismo u otras. Porque tampoco las otras opciones opositoras, como Provincias Unidas, que se perfilaba bien a nivel nacional con alrededor de diez puntos, u otras opciones en Capital Federal, Mendoza o la provincia de Buenos Aires, tuvieron el resultado que esperaban. De hecho, lo tuvieron muy por debajo. Entonces, lo que podemos ver es un no al pasado y una opción por un futuro que es incierto, pero que se plantea con más planificación que lo que proponían las otras opciones de pasado.

- ¿Entonces esto no es un cheque en blanco para Javier Milei?

No, bajo ningún punto de vista. Solo que Javier Milei y La Libertad Avanza son hoy una opción que tiene un plan para la Argentina y que lo sostiene. Una de las cosas que pensaba esta mañana es que, de todas las opciones que hubo en el pasado, cuando las encuestas les daban a los gobiernos algún número malo respecto de la opinión pública, se iban para atrás.

Para poner un ejemplo similar al de este gobierno: durante el de Mauricio Macri se hicieron propuestas de algún cambio y, cuando venían los resultados de las mediciones, se volvía para atrás. Este gobierno dice “voy a hacer esto” y lo sostiene, aun cuando seis de cada diez dicen que lo que sucedió en el Movistar Arena les pareció inapropiado o cuando seis de cada diez no decían que que el caso de Espert modificaba su confianza en el Gobierno Nacional. Aun con esos números, este gobierno siguió sosteniendo “este es mi plan, voy a seguir por este camino”, e invitó en las últimas dos semanas a decir "llegamos hasta acá, no tiren por a no tirar por la borda el esfuerzo" y hubo un sector de la población que acompañó eso.

- En ese marco, ¿Crees que el discurso del gobierno sobre el equilibrio fiscal todavía tiene vida útil o debe replanteárselo?

Creo que es una etapa donde tiene vida útil, en el sentido de que eso lo han logrado. No solo dentro del sistema político: en la campaña no hubo ninguna opción, salvo algún trasnochado, que dijera que hay que romper el equilibrio fiscal. Nadie. La sociedad está entendiendo que el orden macroeconómico es necesario, pero también está entendiendo que está pasando por un presente muy malo.

También lo entendió el Gobierno. En las últimas semanas, funcionarios importantes salieron a decir “sabemos que la están pasando mal”. No fue una elección que pusiera en tela de juicio el presente; en esta elección todos sabían, de un lado y del otro, que el presente es malo. Lo que se puso en tela de juicio fue regresar al pasado o apostar al futuro. Bueno, hay una porción de la población que apostó al futuro, aunque pasa un presente malo y que va a exigir algún tipo de alivio porque, como bien dijo el Presidente antes de las elecciones: “Es momento de que este esfuerzo empiece a redituar para las familias”.

- Mencionaste que las urnas le dieron a Milei un mandato de gestión y no de épica. ¿A qué te referías?

A esto mismo. "Hicimos todo este esfuerzo, no la estamos pasando bien, hasta acá llegó la épica, ahora necesitamos gestión". Tiene que ver con resultados que tienen que ver con lo económico: con los seis de cada diez que llegan a fin de mes con dificultades, con los ocho de cada diez que tuvieron que recortar hábitos de consumo, con el 35% que está totalmente desesperanzado y cuando le preguntamos cuándo cree que va a mejorar la situación económica de la argentina te dice: "nunca". Ese voto está diciendo: “Hasta acá llegamos con la épica, ahora se necesitan resultados”.

¿Qué propone el Presidente del otro lado? Bueno, para esos resultados necesito lo que viene prometiendo para la segunda etapa, la reforma laboral, la reforma impositiva, y por eso el llamamiento ayer a las otras fuerzas o a la oposición racional, porque se van a necesitar consensos para sacar estas medidas. Más allá de haber fortalecido su bloque legislativo, no le alcanza solo a La Libertad Avanza, va a necesitar del PRO, de Provincias Unidas y de otras fuerzas para contrarrestar el bloque de 99 diputados que le quedó a Fuerza Patria.

- Antes de comenzar la entrevista, mencionaste que hay cambios en la sociología del voto. ¿Qué tipo de cambios están ocurriendo?

Fundamentalmente de edad. El 50% del padrón hoy tiene menos de 39 años. Es una generación que no solamente se socializó políticamente en la territorialidad virtual, no yendo a la básica, no yendo al comité, sino militando en las redes.

Es una generación que se crio escuchando, más allá del corto tiempo durante la recuperación del primer gobierno de los Kirchner, después, esa niñez y esa adolescencia de esa generación pasó escuchando a sus adultos referentes quejarse por el devenir de la política y de la economía.

Independientemente de a qué sector social pertenecieran, desde 2008, la economía ha sido un serrucho, y ese serrucho cada vez se fue dando más acelerado—recuperación, caída, recuperación, caída—, y eso pone en mucha tensión a las familias, y vuelve muy imposible el planificar el futuro. Y esta generación, que es el 50% del padrón de menos de 39 años, es también la generación que cuando hacemos los cortes por edad y género son los que más apoyan al gobierno nacional: los varones menores de 40 años son el núcleo duro del mileísmo, y el votante blando de La Libertad Avanza, entre el pasado y el futuro, termina optando por un futuro incierto y eso puede explicar un poco qué fue lo que sucedió ayer.

También hay otra fractura que no es solamente generacional, sino territorial. Me gusta decir de “la ruta seis para el río y la ruta seis para la cordillera”: el conurbano bonaerense tiene una dinámica propia que es muy distinta al resto del país, y el resto del país ya hace desde 2021, la elección de 2023, y ahora nuevamente en esta elección, que el resto del país está teniendo una forma de voto distinta a la del conurbano bonaerense. Solo que en elecciones presidenciales, por peso electoral, el conurbano se vuelve más relevante, pero cuando estamos hablando de elecciones legislativas, el resto del país se impone.

- En este sentido, ya que mencionaste una cuestión generacional, cómo ves al peronismo en este sentido. Cómo ves su composición etaria a la hora de presentarse como oferta electoral.

El peronismo presentó una opción muy arraigada en los mejores años del kirchnerismo en términos de quiénes fueron los políticos y políticas que fueron protagonistas de esos mejores años, y una juventud que ya no es tal. Todos los jóvenes del kirchnerismo, del peronismo, son todos mayores de 40 años que están separados de esta generación.

Lo escuchábamos ayer en el discurso del gobernador de la provincia, y era un discurso que levantaba banderas que no resuenan en ese 50% del padrón. Hoy no hay figuras nuevas, jóvenes, que logren hablarle a los jóvenes. Jóvenes no solamente en sentido de edad, no le pasa solamente al peronismo, digo, los Lousteau de este mundo, María Eugenia Talerico. Salvo Piera en la Ciudad de Buenos Aires, después, uno empieza a mirar las listas, el promedio de edad era de 40 años para arriba. Cuando vos tenés eso en las candidaturas y un padrón donde el 50% es más chico, bueno, la democracia es una democracia representativa. Para que te voten tenés que representar. Hay un 50% del padrón que no está siendo representado.

- ¿Cómo ven desde la consultora la vinculación de los jóvenes con la política?

Lo que está pasando es que no hay participación en el sentido tradicional que quizá los que somos más grande pensamos y medimos la participación. No solamente no se participa en política, no se participa en los clubes, en las sociedades de fomento, en los grupos de la Iglesia. Es muy difícil sostener la participación como la entendíamos antes, presencial. Pero después sí hay un involucramiento y un conocimiento, porque cuando vamos a los territorios que esta generación habita, que es fundamentalmente la virtualidad, ahí sí hay discusión, ahí sí se están dando cosas. Entonces, quizás, cuando miramos la participación también tenemos que revisar nuestros propios marcos de evaluación de esa participación, porque no encontrar la participación donde nosotros estábamos habituados a que se diera no quiere decir que no exista.

- En una nota que publicaste hoy hablaste de “la rebelión de los nadie”. ¿A qué hacés referencia con eso?

Mira, en 2023, el 19 de noviembre a la madrugada escribí una nota para El País donde lo que yo decía es que el voto mileísta era aquellos que nadie había visto, o sea, “los nadie”. Los que porque no tenían algún tipo de vulnerabilidad no habían sido alcanzados por ninguna herramienta del Estado. Los que no eran mujeres, no eran madres solas, no tenían una discapacidad ni eran jubilados de la mínima. No porque esas políticas estuvieran mal, sino porque había una porción de la población que en un contexto inflacionario del más del 200%, cuando iba al Estado no había herramientas que los pudiera atender. Esos fueron los no vistos por la política pública, los que votaron por el mileísmo.

Hoy vemos una reedición de eso, una reedición no porque hayan mejorado su posición o porque el Estado los esté asistiendo, porque esos mismo “nadie” que empezaron a ver que había ciertos excesos que ellos o ellas consideraban excesos, fundamentalmente "ellos", porque los no alcanzados mayoritariamente por aquellas políticas públicas eran varones, cis, jóvenes que no tenían ningún tipo de ayuda social decidieron seguir defendiendo este modelo, que de algún modo los mira, porque que les propone un futuro.

- Para cerrar, ¿Crees que La Libertad Avanza terminó de consolidarse como un espacio antiperonista? Cuando antes quizás no buscaba mostrarse así.

Me hace ruido seguir pensando la Argentina entre peronismo-antiperonismo, justamente por estos dos nuevos clivajes que me parecen que explican un poco más, que tienen que ver con el interior y el conurbano, incluso el interior de la provincia de Buenos Aires y el conurbano; los jóvenes vs los más grandes; las mujeres vs los varones, hay también una grieta de género que no termina de cuajar en un peronismo-antiperonismo. Después existe el clásico peronista-antiperonista, pero como una cuestión más simbólica. A la hora del voto, me parece que, ahí tenemos mucho para investigar de acá al 2027, está empezando a pesar mucho más estas identidades de género, geografía y edad, que las clásicas ideológicas que ordenaron el siglo XX.