Kicillof y Milei se enfrentan a nuevos retos: uno por el posible vacío K, y el presidente, por su "Triángulo"
Fuerza Patria cree que los catorce puntos que los distanció de La Libertad Avanza el domingo pasado son inapelables. Si bien varios sostienen que el porcentaje de gente que irá a votar podrá superar la del 7 de diciembre y eso podría bajar el porcentaje total de votos al kirchnerismo, la duda está en si La Libertad Avanza logra armar una campaña o seguirá así, a la deriva.

“Si Axel Kicillof cree que esta victoria es por él, se equivoca. En todos lados nos hablaban de lo mal que estaban, nos pedían que le ganáramos a Javier Milei, nada más”, confesó, en una charla de fin de semana, uno de los grandes ganadores del domingo pasado en la Provincia de Buenos Aires.
Mientras desarrollaba otras argumentaciones sobre su punto anterior, también dejó abierta la duda cuando este cronista le preguntó si había una posibilidad de que La Cámpora y el kirchnerismo cristinista pudiera hacer una virtual “huelga de brazos caídos” el 26 de octubre para darle la derecha a su líder, Cristina Fernández de Kirchner, quien siempre sostuvo que el desdoblamiento no había sido una buena idea y ahora redobló esa postura diciendo que sería una “victoria pírrica” si la lista de diputados nacionales no alcanza el resultado que sí obtuvieron la mayoría de los representantes de Fuerza Patria el 7 de septiembre.
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“La verdad que no lo veo. La gente quería darle un mensaje al Gobierno nacional. Nosotros no hicimos más que ayudarlos a expresar eso”, reiteró el recientemente electo legislador provincial. "Y a nadie le conviene jugar a media máquina”, remató. Pero la duda está y sigue activa. El último en expresar la “falla estratégica” del desdoblamiento, a la que calificó como una “victoria táctica”, fue Sergio Berni, siempre cercano a la expresidenta. Berni, como no podía ser de otra manera, comparó la actual situación con la del 2001.
“Están haciendo terrorismo para que la gente siga diciendo que le tiene miedo a los kukas y vayan en manada a rompernos el cu…”, expresó un intendente que no soporta nada de lo que venga de San José 1111. Efectivamente, el peronismo sabe que la baja participación, aunque haya sido más alta que la esperada, le permitió llevar su porcentaje electoral al 47%. Fue eso y la gran movilización de los jefes comunales, que en promedio pusieron entre $200 y 400 millones de pesos en remises, choferes y viandas el domingo electoral. Eso ya no estará, al menos con la masividad que se vio.
Las relaciones internas entre el trío decisorio pasan su peor momento. Ahora la frialdad. Berni también “atendió a Gabriel Katopodis, “un candidato que fue y vino” y “así y todo ganó”. La crítica aparece siempre que sea necesario recordar quienes se quedaron con Cristina cerca y quienes anduvieron mucho más lejos.
El otro que ya también se despegó de sus viejos aliados en su mirada crítica hacia Axel Kicillof es Sergio Massa. Algo se rompió la semana del cierre de listas. No solo quedó más que molesto por el privilegio que le dieron en el lugar que terminó ocupando Juan Grabois, tanto en Provincia como en Ciudad de Buenos Aires.
Menos le gustó al exministro de Economía y candidato presidencial que la lista se la informaran a través de un secretario y no directamente ni Máximo ni Cristina Kirchner. “Son cosas que hacen habitualmente. Creen que somos todos empleados”, se quejó alguien que los conoce bien y ahora, también, se empieza a alejar de ese mundo que pide Cristina Libre.
En la Gobernación ya están hartos de que los llamen nerds o ñoños. “Ganamos todas y nos siguen subestimando. Si es como todos suponen, el 27 habrá novedades en el gabinete provincial porque ya se percibe que “nos van a hacer lo mismo que le hicieron a Alberto Fernández”.
Se desnudó la inexperiencia mileísta
“Los pibes nos piden algo para decir. Pero nadie nos dice nada”, se quejaba los otros días un concejal de los pocos distritos donde ganó La Libertad Avanza en el conurbano. Es que en la mayoría de los distritos se abrió un verdadero hervidero, con pases de facturas y denuncias sobre “entrega de la elección”.
“Fijate que hay lugares donde la elección fue pésima porque los intendentes armaron las listas”, insisten. Leila Gianni, tres días después, dejó expuestas deficiencias en su propia fiscalización de La Matanza. Claramente, los que sí sabían y sí tenían experiencia territorial habían sido marginados por decisión super estructural.
Los errores han sido infinitos. “Pero la elección no se perdió en el conurbano sino en el interior”, relató un candidato que quedó lejos de ingresar a la legislatura provincial. Uno de los datos paradigmáticos fue en la Séptima Sección electoral, la zona núcleo donde, por la densidad poblacional, solo se eligen tres senadores. Para ingresar a la Cámara Alta provincial, en este caso, se necesitaba 33% de votos. La primera decisión de Sebastián Pareja y Karina Milei fue no entregarle un lugar en la lista al único intendente que se había pasado a La Libertad Avanza en la región, Ramiro Egüen, de 25 de Mayo. Por estas torpezas Alejandro Speroni quedó en la puerta. Consiguió 32,8%.
El Jefe quedó expuesta. Lo hizo Santiago Caputo con su decisión casi caprichosa de abrirse de todo compromiso con la campaña luego que ninguno de sus presuntos candidatos haya ingresado en las listas provinciales y nacional. El enojo cegó al experto asesor presidencial y ex miembro del Triángulo de Hierro, hoy ampliado a un sexteto donde todos fingen que se llevan bien.
El ex hombre fuerte del relato de Javier Milei desenchufó a todos sus insultantes tuiteros, a los cuales solo autorizó a tirar alguna bomba contra flancos puntuales como Guillermo Francos y Luis Juez. Además, solapadamente, pretende tejer una alianza con los PRO Cristian Ritondo, Guillermo Montenegro y Diego Santilli para opacar la injerencia de Pareja y, por ende, de Karina Milei. En este juego, los Menem son los que más tienen que perder ante un eventual cambio en el ámbito de toma de poder y en la Cámara de Diputados de la Nación.
El oficialismo deberá rearmarse de manera urgente, pero hasta ahora todo es confusión, pase de facturas, miedos por escuchas y operaciones de prensa. Los pocos ganadores provinciales como Guillermo Montenegro, Oscar Liberman, de Bahía Blanca, miran absortos lo que pasa delante de sus ojos. El bahiense, hombre culto si los hay, solo guarda silencio. Y el marplatense se siente aliviado por la elección seccional que hizo. El plano local mucho no le preocupa. Tampoco qué pasará en General Pueyrredón cuando él no esté. Lo único que medita es qué respuesta dará si lo invitan, como se supone, a ser parte del gabinete nacional, lugar al cual no quisieron ir un par de gobernadores ni legisladores sin posibilidad de reelección.