Ese raro fetiche de los políticos por los balcones
El fetiche de los políticos con los balcones es una tradición que lejos está por terminar. Desde Juan Domingo Perón hasta Cristina Fernández de Kirchner.

Tan importante es ese balcón que sus abogados solicitaron al Tribunal Oral Federal Nº 2 que aclare las pautas que debe observar en relación a ese espacio.
Noticias ArgentinasLos políticos argentinos tienen un raro fetiche por los balcones, en especial el del primer piso de la Casa Rosada. Pero no es el único, aunque sí es el más el más ansiado por políticos de cualquier ideología: se trata de un fenómeno transversal a lo largo de décadas.
En los últimos días, el balcón del segundo piso del departamento de la calle San José 1111, que Cristina Fernández de Kirchner decidió convertir en su prisión domiciliaria, se transformó en el eje de una controversia con raíces políticas y consecuencias judiciales.
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Desde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia de la expresidente, Cristina Kirchner empezó a salir al balcón de su departamento. Saludaba, tiraba besos y se animaba con algunos pasos de baile. Gestos para nada inocentes en abierto desafío a lo que el dirigente y excompañero de fórmula de Sergio Massa, Agustín Rossi, llama el “partido judicial”, vinculado a supuestos poderes económicos que están detrás de los jueces que la condenaron.
Los militantes celebraron cada actuación de Cristina en ese balcón del barrio porteño de Monserrat, que fungió como el último escenario antes de comenzar a cumplir su condena. En muchos casos, esas “performances” generaron indignación y en especial a varios integrantes del grupo de periodistas cercanos al gobierno.
Luis Majul sostuvo que la expresidente “no estaba a derecho” por bailar en el balcón dijo con su habitual tono estridente. Afortunadamente, también aclaró que no es abogado, tal vez consciente que no tenía la menor idea de lo que decía.
Eduardo Feinmann no se privó de mostrar toda su indignación al aire y amenazó con retirarse de la conducción de su programa si el director de cámaras ponía imágenes del balcón K. No hay registro que un balcón haya provocado tanta polémica.
Cristina Kirchner convirtió esos balcones en un símbolo de su resistencia
Pero también en una eficaz herramienta para conservar su centralidad política. Y no solo eso, el balcón parece ser la herramienta para conectarse con el mundo de los libres del que fue excluida por estar condenada en uno de los casos más escandalosos de corrupción del que se tenga memoria y que continuará con el juicio de Hotesur - Los Sauces y la causa Cuadernos. Una saga que promete ser electrizante y que vale cientos de miles de millones de pesos.
Juristas de toda laya debatieron en los medios sobre si el balcón formaba parte de la vivienda convertida en la prisión domiciliaria de la exmandataria, tratando de determinar si su uso violaba la prisión domiciliaria concedida a la viuda de Néstor Kirchner. Tal vez, a los polemistas les habría resultado más útil solicitar un informe de dominio al Registro de la Propiedad Inmueble para resolver el interrogante. En su discurso de despedida, previamente grabado y difundido a los manifestantes agolpados en Plaza de Mayo, Cristina Kirchner reveló que no la dejan salir a su balcón de presidiaria.
Tan importante es ese balcón que sus abogados solicitaron al Tribunal Oral Federal Nº 2 que aclare las pautas que debe observar en relación a ese espacio
“De manera concreta, dado que se ha suscitado un debate de carácter público, tal como lo reflejan los distintos medios de comunicación del país, en torno a si nuestra representada puede o no salir al balcón del domicilio en el que se encuentra actualmente, deviene imprescindible que V.E. indique si tal comportamiento se encuentra prohibido, ya sea en forma total o parcial y, en este segundo supuesto, cuáles son los alcances de la restricción”, consultó al tribunal el abogado defensor de la expresidente, Carlos Beraldi.
Para los políticos argentinos un balcón no es una ventana abierta hasta el suelo de la habitación, generalmente con prolongación voladiza y dotada con una barandilla; según la definición de la Real Academia Española. Es mucho más. Es la plataforma desde la cual las masas convierten a los presidentes en caudillos. Una ceremonia pagana al que todo ocupante de la Casa Rosada cree tener derecho. Un ciudadano que se eleva por sobre los demás para conducir los destinos de quienes lo ovacionan más abajo.
El 17 de octubre de 1945 Juan Domingo Perón salió a los balcones de la Casa Rosada
Y se convirtió en el altar político argentino por excelencia. Era la época dorada del peronismo. Más tarde, el 25 de mayo de 1973, Héctor Cámpora salió a ese mismo balcón marcando el fin de la proscripción del peronismo y el propio Perón lo volvió a usar el 12 de octubre de ese año al asumir su tercera presidencia. Pero su discurso del 1 de mayo de 1974, es sin lugar a dudas el más recordado porque marcó la ruptura del caudillo con la organización Montoneros.
El dictador Leopoldo Fortunato Galtieri también tuvo su baño de masas a una semana de haber recuperado las Islas Malvinas. Envalentonado desafió a los ingleses: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”; gritó también desde el balcón tal vez imaginando que el propio Perón se había reencarnado en él. Como se sabe, los británicos aceptaron el convite del general. Ese balcón es embriagador y engañoso, y así como conquista, también expulsa.
Raúl Alfonsín también usó los balcones
“La casa está en orden. Felices Pascuas”, tranquilizó desde las alturas dando por finalizada la asonada militar liderada por Aldo Rico y los carapintadas.
En otro de los caprichos de la historia, mientras su viuda lucha por conservar esos escasos metros cuadrados de su balcón, Néstor Kirchner nunca usó el de la Casa Rosada. No deja de sorprender cómo la política argentina reduce sin piedad a sus protagonistas. Pocos meses atrás nadie podría haber imaginado que Cristina Kirchner se aferrara tan denodadamente a un balcón.
Javier Milei también cayó bajo los influjos de los balcones
Se lo vio con su ex novia, Amalia “Yuyito” González y en otra ocasión con el ex primer ministro británico Boris Johnson. Una caprichosa voltereta de la historia. El balcón y la necesidad de afecto popular estrecha los lazos del presidente libertario con los más rancios exponentes de esa casta que dice combatir.
Es el altar de una ceremonia que convierte a un político en salvador y refundador de la patria. Los que están abajo celebran pero invariablemente se sentirán decepcionados.
* Martín Pittón, analista político y conductor del podcast Micro Mundos.