El mundo gira más rápido, habrá que apurarse
Un ahora excandidato que dijo y se desdijo, un presidente en deuda y cada vez menos tiempo.

Javier Milei y el ahora excandidato José Luis Espert.
La opción de creer, en algunas circunstancias, es doble. Este es el caso. Que la Tierra apresure su giro sobre el eje imaginario -vuelta a la que denominamos día- es una realidad científica, además de una metáfora. Han registrado que la rotación de esta piedra que habitamos, se completó con una diferencia de 1,66 milisegundos. Nada para preocuparse ni para modificar el reloj.
Los doctos y las doñas
Aunque no es común que coincidan las presunciones con lo que efectivamente ocurre, esta vez dicen que sí. Algo inhabitual. Los académicos que se apropian de la ciencia le otorgan la razón a la conversación de las vecinas adultas que charlan de vereda a vereda. Todo es más rápido y fugaz. Se acortó el lapso en el que se debaten las sombras y la iluminación natural. Sí, exacto, es tan diminuto este cambio, que no será necesario ampliar los calendarios, pero se aceleró. Duran menos las noches, pero también la luz de la vigilia. Es imperceptible, como la mayoría de los sucesos sutiles o distantes a nuestro escaso dominio de disciplinas como la física, la química y, bah, la mayoría de los asuntos de los que se ocupan los que viven auscultando las abstracciones y calculando las únicas cifras que superan las elucubraciones de Milei, tanto en pronósticos inflacionarios como en disminución de pesares y cantidad de pobres.
Te Podría Interesar
La fe es indispensable, pero insuficiente
La creencia y el conocimiento son dos perspectivas no necesariamente antagónicas, aunque frecuentemente divergentes. La suposición de que el Gobierno nacional implementaría políticas concretas para conseguir un Estado eficaz y decente, choca a diario con la experiencia argentina.
La analogía entre reducción y mejora puede que funcione según las recomendaciones del doctor Cormillot. Desde la función del Estado, no. La receta vuelve a fracasar, y esto no obedece a una opinión de quien esto firma, sino a los números que nos devuelven las aritméticas de la economía cotidiana. Reducción de consumo. Reducción en el cobro de las tarjetas de crédito, y no por especulación financiera familiar. Reducción del empleo. Reducción de la actividad industrial. Reducción de la antiguamente llamada industria sin chimenea, el turismo. Reducción en la prestación de servicios y asistencias (ancianidad, discapacidad, educación). Es probable que el dato más contundente para quienes depositan la fe en que la libertad avanza en prosperidad lo arroje la reducción de las inversiones extranjeras directas (IED) dato aportado por la CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Declive en relación a 2024, y comparado con el primer trimestre de la gestión anterior, el tobogán consigue una pendiente de 45°. La salud personal y la estética anatómica suelen tener relación armónica. Adelgazar voluntariamente mediante una sana nutrición y ejercicios, hace bien. Estrangular la economía fue útil para que la inflación vaya perdiendo peso, pero la inanición lleva a la muerte.
Popular y sabia
Algunas sentencias populares cuentan con mayor rigor que aforismos refinados. Dime de qué presumes y te diré de qué careces, es uno. Ejemplo lapidario el del recientemente renunciado candidato en primer término a Diputado Nacional por la provincia Buenos Aires, el doctor en economía José Luis Espert. El áspero excandidato a presidente, con su tono arrabalero y violento, al fin, renunció a su candidatura, volviendo a contradecirse por enésima vez. Un par de días atrás, nuevamente envalentonado por el respaldo de su colega Milei, se manifestó con esa prepotencia discursiva característica y dijo “no me bajo nada”. Convengamos que eso no es nada. Grave es si se diera cumplimiento a sus promesas de campaña. Comenzó con una oferta poco feliz para condenar delitos: “Cárcel o bala”. La memoria y la proliferación de redes rescata una más tremenda: “A los narco, bala o bala”. Afortunadamente las instituciones en Argentina, también, son desobedientes.
Honestidad intelectual y desatinos insoportables
La cantidad de hechos que contravienen las expectativas de quienes en el balotaje prefirieron como opción al devoto de la motosierra y esquivo al coiffeur, supera la posibilidad de contabilizarlos en un sólo artículo. Tampoco podrán contradecir que el elogio a los evasores y el halago a la mafia está dando los resultados previsibles. Y si bien no demolió el Banco Central ni dolarizó la economía, hace gala de su honestidad intelectual cuando vemos la situación que padecen los ancianos que, gracias a sus políticas terminan siendo, concreta y lamentablemente “viejos meados”. Coherencia, existe. El destrato verbal hacia personas con discapacidad -como en el caso del chico con autismo- tiene correlato en el veto hacia la ley que repara a los afectados en el sector. Lo simbólico y lo material convergen en este caso, a diferencia de su prometido combate contra la corrupción y la inexistencia de la denuncia penal que dijo impulsaría contra su funcionario Espagnuolo, al que defendió diciendo que los audios habían sido realizados con inteligencia artificial luego de haberlo separado de su cargo. El caso de la criptomoneda postergó otros asuntos pero sólo en el tratamiento de la agenda, los padecimientos se han agudizado y las soluciones no se han aguzado.
Espert, sos boleta
El riesgo de pronunciar esta aseveración “Espert, sos boleta” se justifica con lo que deberán afrontar los ciudadanos bonaerenses el próximo 26. José Luis Espert será sólo una foto y su nombre en una boleta. Está fuera de competencia, pero como una estigmatización infernal, deberá permanecer expuesto ante todos los votantes responsables de emitir su sufragio. Ojalá no haya bala y, si la justicia entiende que lo merece, que la cárcel no le signifique un otro castigo sino una oportunidad de recuperar el respeto por la Ley y por el prójimo, tal como señala la Constitución Nacional, a la que no es muy afecto.
La importancia del verbo, del sujeto y la vigencia de la palabra
Aunque solemos usarlas como tal, no son sinónimos. Ligereza y velocidad significan cosas diferentes. El primero de los substantivos abstractos responde a la condición liviana, desprovista de peso, también apta para reemplazar en ocasiones la banalidad. Ante la circunstancia política y económica que atravesamos hoy en Argentina, es dañino establecer juicios ligeros y sólo movidos por la emoción que atravesamos. Una porción enorme de la población sufre las desavenencias de políticas erráticas y decisiones insensibles. Quienes más lo padecen, no tienen tiempo, ganas y en demasiadas ocasiones, capacidad crítica para determinar si su presente es achacable sólo a este gobierno o la responsabilidad es del anterior, del previo, de ese pasado con tantas lecturas como lectores. La pasa mal y cuando la ambición y el deseo se desvanecen ante la necesidad, se acude a la solución más próxima e inmediata, frecuentemente la menos apta y la más peligrosa. A propósito, es indispensable que el tema “Espert” se corra del anecdotario ridículo de un personaje y con velocidad se trabaje, institucionalmente, para que “lo narco” no siga avanzando, con más rapidez y a la vez espesura que la libertad y la Política con mayúscula
Rezo por vos
La minúscula pero aceleración al fin de la rotación del Planeta, que aún algunos se obstinan en decir que es un círculo contenido en una circunferencia gélida, no alcanza a explicar la duración de los milagros. Apenas diez días atrás el Mundo (presumiblemente esférico) era testigo del “milagro argentino”, prodigio conferido por la benevolencia de la administración de Donald Trump para con su admirador Milei. La capacidad extraordinaria para estropear las ventajas resulta increíblemente más rápida que el actual giro planetario y la performance de Colapinto. La palabra del Norte sirvió para curar en algo el riesgo país, amortiguar la caída de los bonos y disimular los desatinos de un Gobierno exótico, pero duró apenas el mismo tiempo que le demandó a Espert maldecir, desmentir, llorar, insultar, volver a desmentir, admitir, negar y al fin renunciar. La parábola del hombre que se ahoga y le reclama a Dios no podría ser más ilustrativa de lo que vive hoy el Gobierno de Milei
Otro color, la odiosa comparación y la imperiosa necesidad de madurar
El uso de las comparaciones es odioso tanto como inevitable para intentar algunas deducciones, en definitiva, para comprender. Algo así como la regla de tres simple. Las coincidencias en características de Milei frente a otros mandatarios suelen ser caprichosas. Aunque se tengan mutua simpatía, las políticas ni la ideología puestas en práctica suenan comunes con Viktor Orbán, con la italiana Meloni, ni con varios ex de por aquí. Sí, en cambio, guarda asombrosas similitudes con Fernando Collor de Melo. Tanto por su paquete de medidas iniciales, como por la descalificación del resto de los políticos y su evasión a convalidar en el Congreso los cambios pretendidos. Collor de Melo también era un admirador sin límites de los republicanos estadounidenses y recibió el recordado ¿elogio? de Bush padre, que lo llamó “el Indiana Jones de Latino América”. Fueron los estudiantes los primeros en repudiar pública y masivamente sus recortes. Fue su hermano, Carlos, quien, mediante su admisión de corrupción, precipitó la salida del joven iconoclasta del Palacio de la Alvorada. Obvio, las diferencias son ostensibles y, a propósito de la celeridad, en el caso argentino, lo que resulta urgente es un cambio radical (entiéndase de raíz) en el diseño político, económico, discursivo, productivo, simbólico y concreto. Ojalá sepa interpretarlo así quien fue elegido para conducir a la Nación hacia un destino de prosperidad para quienes lo habitan; de justicia, equidad, respeto por la Democracia sin violar ninguna de las cualidades de la República, sin agredir a ningún ciudadano, sin abortar la capacidad creativa, productiva. Y que lo haga pronto y bien, defendiendo lo que Argentina significa como País, que es mucho más que paisajes generosos y recursos naturales. Es menester que lo haga con amor a lo propio, con denuedo y con celeridad, ya que todo es más veloz, también la noche.