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El costo de la radicalización: Javier Milei pierde un millón de votos y Axel Kicillof retiene su base

Javier Milei pierde apoyo tras su giro radical, con un millón de votos menos, mientras Axel Kicillof consolida su caudal electoral en Buenos Aires.

La reciente elección en la Provincia de Buenos Aires, dejó una señal clara de cara a octubre: Axel Kicillof logró consolidar una victoria amplia frente a Javier Milei, quien reconoció la derrota pero insistió en mantener su rumbo. Los números, las narrativas y las reacciones políticas configuran un escenario donde la comunicación política será determinante para lo que viene.

Los gráficos adjuntos permiten dimensionar la diferencia en votos y porcentajes entre ambos candidatos.

Cantidad de electores y participación

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Se escrutaron 8.768.283 votos, con una participación del 60,98%. Axel Kicillof alcanzó 3.820.119 sufragios (47,28%), mientras que Javier Milei obtuvo 2.723.710 (33,71%). La brecha no solo se mide en porcentajes, sino también en el territorio: el peronismo triunfó en 106 municipios frente a los 24 de La Libertad Avanza. Estos datos confirman que la provincia sigue siendo el bastión electoral más relevante para el oficialismo, con el Conurbano como epicentro de la movilización.

En la primera sección electoral se concentran 5.131.861 electores y en la tercera 5.101.177, reflejando el peso del Gran Buenos Aires en el resultado final. La fuerza del oficialismo en estas zonas explica gran parte de la diferencia.

Comparativa 2017-2021-2025

Votos que se mantienen y votos que se pierden

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El gráfico comparativo del informe La Sastrería – Carrera de Obstáculos hacia Octubre (Septiembre) muestra un dato clave: el peronismo mantiene prácticamente estable su caudal de votos desde 2017 (3.833.114) hasta 2025 (3.820.119), mientras que la alianza JxC/LLA sufre una pérdida superior al millón de sufragios, pasando de 4.220.186 en 2021 a 2.723.710 en 2025, es decir, -1.496.476 votos.

Este comportamiento refleja que Javier Milei no logró contener ni retener a los votantes republicanos que antes respondían en su mayoría al PRO y al radicalismo. La radicalización de su discurso, sumada a medidas económicas percibidas como antipulares (altas tasas, recortes presupuestarios, ajuste de gasto social), explican en parte el alejamiento de un electorado más moderado. En contraste, el peronismo exhibe una notable capacidad de fidelización de su base electoral en un contexto de crisis.

Victorias y derrotas: un mapa político

La victoria de Axel Kicillof es leída como un triunfo territorial y estratégico: el peronismo retuvo municipios clave y mostró cohesión interna. La derrota de Milei, en cambio, dejó al descubierto problemas organizativos y la dificultad de su espacio para expandirse en territorios donde el aparato peronista sigue siendo fuerte. El propio Milei reconoció el traspié, aunque buscó responsabilizar a la estructura política bonaerense.

Desde la comunicación política, el contraste es claro: mientras Kicillof transmite solidez institucional, Milei refuerza un discurso de victimización ante “el aparato”, lo que puede consolidar a su núcleo duro pero limita la capacidad de persuadir votantes moderados.

Discursos post electorales en contraste: Javier Milei vs. Axel Kicillof

El gobernador bonaerense centró su discurso en dos ejes: gestión y protección social. Se presentó como un “escudo” frente a las políticas nacionales, reforzando la idea de Estado protector y cercano a las necesidades ciudadanas. Comunicacionalmente, busca conectar con las emociones de los votantes preocupados por la estabilidad y la crisis económica.

Javier Milei

El presidente, en cambio, apeló a un relato de resistencia: admitió la derrota, pero sostuvo que no se apartará de su rumbo. Denunció al aparato peronista como el factor decisivo en la elección. Este tipo de framing refuerza la narrativa de outsider perseguido, aunque corre el riesgo de mostrarse desconectado de las demandas concretas de la sociedad bonaerense. El enfrentamiento discursivo sintetiza dos modelos: estabilidad institucional vs. pureza ideológica.

Los tuits de gobernadores y dirigentes

El día después de la elección, las redes sociales fueron escenario de múltiples reacciones. Gobernadores y dirigentes de distintos espacios políticos marcaron posición en X (ex Twitter).

  • Juan Schiaretti y Martín Llaryora (Córdoba): destacaron la necesidad de enfocarse en la producción y el trabajo, buscando diferenciarse de la grieta.
  • Claudio Vidal (Santa Cruz) y Gustavo Sáenz (Salta): pidieron terminar con el discurso de odio y apostar por la paz social.
  • Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero): celebraron el triunfo del peronismo como una señal de fortaleza en el interior.
  • Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Nacho Torres (Chubut): insistieron en la necesidad de diálogo institucional, mostrando la mirada de la oposición moderada.
  • Espacios kirchneristas: atribuyeron la victoria a la conducción de Cristina Fernández de Kirchner y la unidad del peronismo bonaerense.
  • Referentes libertarios: llamaron a reorganizar equipos y sostener la estrategia de largo plazo, en una autocrítica pública que refleja tensiones internas.

El patrón es evidente: los gobernadores actúan como amplificadores de mensajes de gobernabilidad y moderación. Para Kicillof y el peronismo, este respaldo fortalece el relato de estabilidad. Para Milei, el desafío es evitar quedar aislado frente a un bloque de mandatarios provinciales que reclaman señales concretas de gestión.

Una campaña definida por la comunicación

La elección en Buenos Aires fue más que un resultado numérico: fue una puesta en escena de discursos, narrativas y relatos en disputa.

  • Kicillof emerge como el dirigente que ofrece estabilidad y protección frente a la crisis, respaldado por la victoria territorial y el apoyo de gobernadores.
  • Milei enfrenta la necesidad de traducir su relato ideológico en señales concretas de gestión y gobernabilidad para no perder adhesión moderada.

De aquí a octubre, la carrera se definirá en tres planos: la economía cotidiana de los argentinos, la dinámica parlamentaria y la eficacia comunicacional de cada espacio para conectar con una sociedad cansada de la confrontación pero atenta a quién puede garantizar estabilidad.

En este escenario, la comunicación política no es un accesorio: es el verdadero campo de batalla donde se juega el desenlace electoral.

* Ruben Zavi. Consultor Político, Licenciado en Ciencia Politica y Administración Pública, Especialista y Maestrando en Comunicación Política @rubenzavi_consultora.