Desde Menem y los Kirchner hasta Milei: la ausencia del Estado está en cada rincón del país
El retiro del Estado comenzó en lo micro y se expandió. Los punteros barriales, enriquecidos mientras sus vecinos caían en la crisis, abandonaron los territorios más necesitados. Su lugar fue ocupado por narcos pequeños y desorganizados, que aprovecharon el vacío potenciado por los planes sociales.

La frase "El Estado Presente" fue uno de los slogans más mentirosos de las últimas décadas. "Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces", remarca el dicho popular. Pero lamentablemente el mundo libertario no es tan diferente a ese kirchnerista donde lo dicho no tenía relación con la realidad.
Cuando sucedió la desaparición de Loan, en Corrientes, hubo un mes de investigaciones, operaciones y un Gobierno nacional exigiendo la intervención federal en Corrientes por la inacción judicial. Hasta Patricia Bullrich, en su rol de Ministra de Seguridad, había dicho que iba a escanear a los animales para detectar parte del supuesto cuerpo del chiquito aún sin rastro de él.
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En esta oportunidad, en medio de un caso que se entremezcla el narcotráfico con los asesinatos de Brenda, Morena y Lara, y también compromete territorios de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad, el silencio nacional es sepulcral. El ingreso de la droga, más allá de las cocinas que ya existen, y la nacionalidad de las bandas, sugieren una falta de acción de los ministerios que manejan los ex PRO en el Gabinete nacional. Seguridad y Defensa, a manos de Luis Petri.
Los antiguos barrios obreros, producto de las sucesivas crisis, pero las más severas observadas en las décadas del '90 y el inicio de este siglo XXI, se transformaron en verdaderos depósitos de personas a merced de cualquier oferta. Esto también fue advertido por las fuerzas de seguridad, que se relajaron hasta el extremo de ser, primero, controladores y luego hasta en ese rol fueron sobrepasados.
El antiguo puntero político fue desplazado por el puntero narco. Los concejales y referentes sociales empezaron a ser sobrepasados por la demanda de sus vecinos que veían que su calidad de vida caía diariamente mientras que los políticos seguían mejorando su status. Por ese motivo, los referentes se mudaban a otros barrios más "lindos" de sus mismas localidades, dejando a la intemperie su antiguo territorio.
Fuerte Apache, Carlos Gardel, Cuartel V, Villa Insuperable, Barrio Jardín, Ciudad Evita, Tapiales, Las Flores, La Rana, La Cava, Carcova, 9 de Julio, Puerta de Hierro y tantos otros, desde donde surgieron líderes barriales que trascendieron sus lugares y llegaron a diferentes ámbitos de la política nacional, provincial o municipal, ahora no pisan más esos lugares.
Quienes los reemplazaron fueron menos complejos a la hora de relacionarse con los vecinos. Son los proveedores del dinero necesario para cualquier urgencia, incluidos los entierros. De esos lugares, en este caso desde los monoblocks de Tapiales, surgieron las adolescentes descuartizadas en Florencio Varela por un supuesto ajuste de cuentas con mensaje narco incluido.
En su momento, Miguel "Mameluco" Villalba, jefe de una poderosa banda que operaba en General San Martín, en el km18 de la ruta 8, se había propuesto como candidato a intendente e inclusive decía que pertenecía a la corriente Kolina que se relacionaba con Alicia Kirchner. Nadie lo pudo confirmar jamás, pero ya estaba instalado. ¿Por qué se expuso así? La política no tenía nada que ver. Era dejar en claro una marca para un territorio. Lo mismo que intentó en su momento, con mejor éxito, Escobar Gaviria en Colombia. Era un modelo que se copiaba.
Mameluco, cuando cayó, tenía alrededor de 50 años de edad y casi la misma antigüedad como delincuente. Y llegó a la cima de su poder luego de enfrentarse con otros pesos pesados de la región, con quien los unían viejos parentescos familiares directos o indirectos, como con la familia Pacheco.
Hoy el prófugo del crimen de las tres jóvenes, el "Pequeño J", tiene 23 años. Menos de la mitad de la edad que tenía el último gran jefe narco del Gran Buenos Aires. En lo que no cambia es en el sistema. La copia de lo que en otro lado ya funcionó. Mensajes salvajes, con muertes y personas descuartizadas, como se vio en México, Colombia o Perú.
El "Pequeño J" es uno de los miembros de la banda narco peruana Los Pulpos, que está asentada en la Villa Zabaleta hace varios años. ¿Por qué tanta saña con las Morena, Brenda y Lara? ¿Qué y a quién robaron? Esa sustracción de dinero o droga, ¿se hizo en su trabajo de distribuidoras, que alternaban en su otra actividad habitual ejerciendo la prostitución? ¿eran viudas negras mandadas por otro capo o amigo delincuente? Interrogante que los fiscales de La Matanza aún no pudieron responder.
La decadencia hace todo más dramático. ¿Por qué motivo se llega a tanto? ¿Por un puñado de miles de dólares o algo más que un par de kilos de droga? El triple crimen de General Rodríguez, en el que descuartizaron a los empresarios farmacéuticos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fue por el multimillonario negocio de la Efedrina.
Lo que sigue, indudablemente, será mucho peor.