Cobre y Vaca Muerta: lobbies, tiempos y tensiones alrededor de la minería y el petróleo en Mendoza
Cobre y petróleo no convencional, los dos ejes del "futuro" argentino tienen potencial en Mendoza. En el Gobierno hay ansiedad por mostrar resultados con la minería, pero los tiempos de esa industria son otros. La pobre discusión legislativa, los lobbies y las carencias. Qué pasa con la lengua mendocina de Vaca Muerta.

"Es el cobre". "Es Vaca Muerta". Son ambos. La minería metalífera y el petróleo no convencional son los ejes del horizonte productivo trazado por los últimos gobiernos en Argentina y potenciados por Javier Milei, que apunta a flexibilizar restricciones y, como ya ocurrió con el RIGI, a facilitar el camino fiscal y económico. En Mendoza ambos recursos están presentes y hay cierta "ansiedad" por el aprovechamiento de la oportunidad que, creen, se abre.
“No son los mismos tiempos”, repetía un empresario extranjero tras escuchar la euforia de algunos funcionarios que, alentados por las buenas noticias políticas, se animaban a augurar un futuro cercano de “riqueza” en base a la minería. El impulso a esa actividad ejecutado por el Gobierno de Alfredo Cornejo genera alguna ansiedad por “resultados” inmediatos en una industria que necesita tiempo, reglas y paciencia. Claro, la urgencia pasa porque Mendoza convive desde hace años con necesidades y un sistema productivo en caída que “reclama” respuestas. A las variables clave para desarrollar esa industria se le suman infraestructura, inversiones y garantías políticas. Alfredo Cornejo puso el foco en una de esos ámbitos; el político.
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“Es un tema político, lo técnico ya está saldado”, dijo Cornejo para impulsar un tratamiento acelerado del proyecto San Jorge en la Legislatura. El objetivo del Gobierno es tener antes de fin de año el aval político para que corran los tiempos “productivos” para la empresa, que incluye la ingeniería de detalle, la presentación ante el RIGI para acceder a beneficios fiscales y concretar el financiamiento. Antes, claro, debería cumplir la larga lista de exigencias que se sumaron en los análisis previos y están incluidos en la Declaración de Impacto Ambiental. Allí hay una picardía legal: el Gobierno no emitió una DIA condicionada, a pesar de los pedidos y advertencias de organismos oficiales, como el Departamento General de Irrigación. Incluso es una incógnita saber cómo resolverá algunos temas el Gobierno, como la negativa de las comunidades originarias de Uspallata que como parte del del proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado forman parte del entramado institucional de aval del proyecto San Jorge.
Lo que busca el Gobierno es ganar algo del “tiempo perdido”, aún reconociendo tácitamente que fueron parte de las decisiones que generaron ese letargo. En ese afán es que también se superponen proyectos estructurales con las urgencias puntuales. Es lo que ocurre con el debate por las regalías y los “fondos que dejará” la minería. Mendoza tenía una carencia en ese sentido y la intentan suplir en simultáneo con el debate por San Jorge. Por eso, por ejemplo, en la Legislatura se mezcla todo, en medio de un debate de baja calidad. Así se notó en el primer avance que hicieron los legisladores con funcionarios del Gobierno. Falta de conocimiento de los proyectos por un lado, soberbia por el otro; chicanas y golpes bajos que tapan el diálogo y el debate y poco valor agregado general.
El Proyecto San Jorge es una de las grandes apuestas de la minería en Mendoza.
Todo en un marco ficticio: nadie en el Estado mendocino puede hacer gala de pergaminos en la promoción y control minero, pues no hay experiencia suficiente y los antecedentes recientes son negativos. Es lo que ocurre con Sierra Pintada, que cuenta con una laxa exigencia estatal para el demorado saneamiento, o con Potasio Río Colorado, que sumó un nuevo fracaso este año al no poder cumplirse el plan de inversiones y producción. Perones antecedentes tiene Mendoza con el uso del dinero generado por la extracción de recursos naturales no renovables. Es lo que pasó con las regalías petroleras que si bien hoy están en decadencia, supieron ser parte del sostenimiento del Estado. Cada Gobierno hizo gala de la excepción de invertir ese dinero en obras o bienes de capital para usarlo en rentas generales. Nada indica que con la minería no pueda ocurrir lo mismo.
San Jorge puede ser un “oasis” para los impulsores de la minería, en caso de que se cumplan los plazos previstos y en menos de 4 años produzca cobre. El resto, será un largo camino. En el Distrito Minero Malargüe, por ejemplo, la empresa Kobrea es la única que tiene planes de exploración concretos. Muchos de los que sumaron activos se encontraron con una realidad más compleja que el negocio inmobiliario que creían haber concretado. Las inversiones no son tan automáticas en una zona que carece de estudios previos, de infraestructura y de planes. Por eso la mayoría de los proyectos están en etapa preliminar aún, incluidos allí algunos tomados por empresarios que tenían vinculación con la gestación del Distrito Minero. Otros proyectos mineros ajenos a ese plan también recalculan. Geometales, empresa que ya ha realizado exploración, no anunció aún si tendrá una nueva campaña. Así lo explicaron a MDZ desde la empresa. No hubo más noticias con Hierro Indio, el proyecto que el Gobierno tomó como propio a pesar de la tensión con uno de sus propietarios.
“El costo mendocino y argentino incluye muchas cosas. La falta de caminos, energía y logística es parte”, explicaba un empresario. En Mendoza es uno de los temas pendientes más relevantes. Por eso se hizo el Fideicomiso para construir Pata Mora, que llegaría con dos décadas de demora. Aún así, por ahora ese fondo se usa más otros fines secundarios, como el financiamiento de actividades laterales. Es lo que pasa con la promoción minera, que se sostiene en gran parte con el Fideicomiso de Pata Mora.
Destino Vaca Muerta
Donde hay movimientos importantes es en la industria petrolera, una de las bases de la economía de Mendoza que está en plena reconversión. El Gobierno lanzó una licitación para adjudicar áreas y allí hay algunos datos escondidos. Es que en 5 de esa áreas hay operadores que dejan la provincia. Las áreas El Manzano, Puntilla, Puesto Molina Norte eran operadas por YPF, empresa que deja Mendoza por completo para dedicare solo a la explotación no convencional en Vaca Muerta. Por eso buscarán reemplazo y se suma al proceso de negociación de otros activos importantes como Chachahuen, donde deben triangular con las empresas de José Luis Manzano y Omar Álvarez. La otra empresa que termina de dejar Mendoza es Petrolera El Trébol. Las áreas Cerró Doña Juana-Loma Cortaderal y Atamisqui eran operadas por la firma del grupo Pheanix, que es propiedad de José Luis Manzano. El empresario mendocino volvió a tomar notoriedad por haber sido uno de los visitantes-anfitriones del presidente Javier Milei en Miami.
Allí hubo algunas confusiones, pues Manzano en el ecosistema de empresarios ligados a ese distrito juega de local. Es más conocido por el lobby que por la producción y también como consejero influyente en negocios en Estados Unidos y en Argentina, sobre todo, como indica la bio de su empresa Integra, en tomar activos de alto riesgo para potenciarlos. En Mendoza le ha ido bien con las concesiones públicas, sobre todo tras la extensión de la concesión de EDEMSA; y con el perdón que el Gobierno de Alfredo Cornejo le hará por no cumplir con el plan de inversiones en Potasio Río Colorado. Más interesante se tornan en el contexto vernáculo su avance en el mundo de las comunicaciones por su participación en la sociedad que compró Telefe en un conglomerado que ya incluye América y que inquieta en Mendoza por la vinculación del canal de la “tres pelotas” con el 9 de la provincia.
Siguiendo la línea del futuro petrolero, en Mendoza el foco también está puesto en Vaca Muerta, aunque de manera mucho más incipiente que en la vecina provincia del Neuquén. El cambio de gestión de petrolera Aconcagua, empresa que se derrumbó, tendrá algo que ver. Tango, la empresa que la tomó, tiene en el horizonte un plan de optimización y de búsqueda de activos para sumarse al boom no convencional.
Pablo Iuliano tiene experiencia en el tema. El área Payún Oeste, que la provincia le había adjudicado a Aconcagua, tiene potencial y Tango podría buscar socios en el futuro mediato para avanzar en ese sentido. Antes, aseguran, cumplirán con los compromisos heredados de la desaparecida empresa mendocina. Allí hay un punto de tensión a la vista: en la industria creen que habrá negociación para bajar regalías y cargas impositivas locales para avanzar con inversiones. El Gobierno mendocino ha sido permeable a esos pedidos en los casos de renegociación de contratos. Es distinto con contratos vigentes aunque, claro, hay excepciones como las que ocurrirán con el mencionado proyecto minero Potasio Río Colorado de la empresa Minera Aguilar.
La ministra de energía Jimena Latorre estuvo en uno de los emiratos árabes para promocionar a Mendoza como destino de inversiones. Allí estuvo también el CEO de YPF Horacio Marín, empresa que tiene un compromiso asumido con la Provincia para avanzar en una segunda etapa exploratoria en la lengua mendocina de Vaca Muerta. Esperaban que antes de fin de año se iniciaran los movimientos para ejecutar ese plan, aunque podría postergarse para el 2026. Los resultados de YPF son esperados por toda la industria, pues el área a explorar es vecina a otros activos que tienen igual potencial, como ocurre con Payún Oeste de la empresa Tango y también Cañadón Amarillo, de la UTE Quintana-TSB. Esa empresa presentó un plan para explorar el lado mendocino de Vaca Muerta desde 2027. El epicentro de las inversiones está allí, pues hasta se superpone con áreas de explotación minera de PRC.



