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Certezas y dudas: Milei, Cornejo y el inquietante escenario antes de las elecciones

La impericia política era un mal conocido de Javier Milei, pero crecen las dudas sobre la estabilidad económica. El impacto en Mendoza. Qué pasará con algunos proyectos petroleros y mineros clave.

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Los incas acudían a Pachacamac, un centro religioso del imperio ubicado frente al Pacífico, para buscar las certezas que los dioses podrían darle antes la limitada posibilidad para predecir el futuro. Aquello que no podían manejar, como las reacciones de la tierra y hasta las decisiones militares cuya predicción era imposible, se encomendaba a los dioses. Como ocurría en la otra punta del mundo en el Oráculo de Delfos, buscaban en las divinidades las respuestas que no podía dar la limitada pericia humana. En la política actual de Argentina, los sacerdotes de Pachacamac podrían evitar algún paso y responder de manera automática: “otra vez”, dirían ante la crisis de representatividad, la sensación de frustración y la idea de abismo que vuelve a aparecer.

Sí sería una novedad que los adivinadores expliquen lo que hasta ahora es ininteligible: cómo reaccionará el presidente Javier Milei, su escueto equipo y sus interesados aliados circunstanciales con el difícil escenario que se avecina. La elección de octubre será un punto de inflexión y la reacción de Milei el día después es la gran incógnita. Ninguno de los escenarios posibles es para festejar. Los propios aliados creen que tras el 27 de octubre, cualquiera sea el resultado, es ineludible que haya un cambio político: un nuevo gabinete polifónico, sinceramiento económico (con el tipo de cambio), búsqueda de acuerdos con concesiones a los gobernadores y reformas estructurales. Hay quienes consideran que pensar en gestos es más utópico que la alejada idea de pintar todo de violeta con la que soñó Milei.

La torpeza política con la que se maneja el Gobierno nacional es una situación dada, conocida; una parte del “no saber hacer". Pero la sorpresa que impacta tiene que ver con los errores económicos que hacen más vulnerable todo. Las sospechas de corrupción son, para los analistas, catalizadores que aumentan la velocidad de reacción de los problemas económicos. Lo consideran los empresarios, también los gobernadores que sufren no solo el ajuste sino también el parate de actividades, la crisis cambiaria que complica a las economías exportadoras y la incertidumbre. Hasta las inversiones de alto valor que tenían en la política de Milei una palanca importante, ahora entran en una sombra que inquieta.

El impacto

El impacto político de la crisis no está medido, porque genera cambios en tiempo real. En Mendoza creen que habrá un desgaste y, por ejemplo, ni en Cambia Mendoza confían en las encuestas que dan una ventaja gigante entre la alianza que tienen los oficialismos con el resto. La idea de ganar por "30 puntos" se aleja. A favor del cornejismo y Milei juegan la falta de potencia de la oposición y de alternativas a la “bronca”. Incluso, por ejemplo, donde hallan una opción para canalizar el voto enojo, el desempeño del oficialismo cae. Es lo que ocurre, según las mediciones, en el Sur de la provincia. En el Gran Mendoza la dispersión de opciones también juega a favor de la alianza gobernante.

La incomodidad de tener a Milei como aliado se transforma en tensión interna, aunque con un manto de hipocresía importante de parte de los radicales: la alianza con Milei fue aprobada por unanimidad por los intendentes y avalado por los principales referentes de Cambia Mendoza. Los cornejistas se quejan porque hay más disidencias puertas afuera del comité, que en las reuniones privadas. Mientras, las discusiones políticas no salen del pequeño cerrojo en el que está atrapada la provincia. Es lo que ocurre entre los intendentes, que por un lado se eximen de la competencia de “cortar un árbol” o poner multa de tránsito, pero a la vez exigen autonomía.

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Si la economía nacional no mejora, el impacto se sentirá fuertemente y Mendoza no es ajena. Hoy la Provincia vive una burbuja que Milei podría romper en el mediano plazo.

Las restricciones presupuestarias por el cerrojo nacional y la caída de la recaudación liman la estabilidad de la que la Provincia hace alarde. El Presupuesto provincial para el año que viene, por ejemplo, prevé una inversión pública del 14%. Pero si se sacan los fondos de resarcimiento, no llega al 4%. Es decir, el impacto del abandono de la Nación, la caída de la actividad y la recaudación se sienten en las arcas provinciales.

Obras por "mora" y un contrato en crisis

Mendoza ejecuta un plan de obras “por mora”, por un atraso histórico en la infraestructura pública para lo que usa las “joyas de la abuela”. Esos recursos son finitos, se acaban en dos años y el recupero que propone el Gobierno es con por goteo. Por eso es una de las pocas oportunidades que le quedan a la provincia. En el plan de inversiones hay infraestructura básica, como la que se ejecutará para agua y saneamiento, justo 15 años después de que el Estado se hiciera cargo de la prestación de un servicio que es espantoso. También rutas y “transporte”. Claro que donde dice transporte debería decir tren, o Metrotranvía; la obra más cara de la historia de Mendoza que sigue con el presupuesto dinámico, que funciona como un taxímetro. El proyecto de Presupuesto incluye algunas señales de recupero de los recursos, pero ningún artículo que vaya dirigido a Casa Rosada para reclamar los fondos que se invertirán en todas las rutas nacionales. Incluso hasta por una cuestión de ahorro y salud mental, en el Gobierno local dan por hecho que la Nación no hará nada respecto a la inversión pública: porque no tienen y porque no quieren.

El impacto negativo de la política económica se siente en Mendoza. El turismo que depende del tipo de cambio está derrumbado, las exportaciones de productos locales, como el ajo, están en crisis por las desventajas con China y algunos de los pilares históricos de la producción arrastran problemas estructurales.

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El ingreso a Potasio Río Colorado. Minera Aguilar no cumplió el cronograma de inversiones.

El ingreso a Potasio Río Colorado. Minera Aguilar no cumplió el cronograma de inversiones.

Cornejo tiene en mente dejar sembrado un camino que, reconocen en Casa de Gobierno, se inició tarde. Es lo que pasa con la industria petrolera, sector que ha sufrido más los malos manejos políticos y estratégicos, que la geología. Aún no se terminan de desandar los problemas que generaron las primeras licitaciones provinciales (iniciadas por Cobos y adjudicadas por Jaque), donde se ejecutó un enorme negocio inmobiliario.

Ahora, por ejemplo, YPF puso a la venta Chachahuén, la última joya que le quedaba a la petrolera estatal, y detrás de esa negociación surgen de nuevo los errores del pasado. El área fue adquirida por la petrolera estatal tras una particular triangulación entre los concesionarios originales y otros socios mendocinos que ahora deberán ofertar para ver si se quedan con Chachahuén. La misma empresa liderada por Horacio Marín debe comenzar a ejecutar la segunda tanda de fracturas en la lengua mendocina de Vaca Muerta y en Mendoza rezan para que no haya una catástrofe económica que espante los planes de inversión. La Provincia sigue en un área marginal en los planes de inversión de YPF por las desigualdades de competitividad frente a Neuquén y cualquier cimbronazo se puede sentir.

La otra siembra que Cornejo quiere dejar es la minería, tema que al Gobierno le entusiasma tanto que hasta son autocríticos: creen que deberían haber empezado antes y que Rodolfo Suarez debería haber mantenido aquella reforma de la 7722 que impulsó con poca pericia. Confían en la concreción del proyecto San Jorge por la escala que tiene algunas señales que, dicen, dieron sus accionistas. La DIA saldrá antes de fin de año, en tiempo récord.

El otro proyecto emblemático de las gestiones radicales tiene un camino mucho más árido. Se trata de Potasio Río Colorado, la mina para extraer sales de potasio del mega yacimiento ubicado en Malargüe. Como anticipó MDZ, el plan de inversiones al que estaba comprometido Minera Aguilar no se cumplió. La mina debería estar produciendo a baja escala en una planta piloto que no se terminó. Ahora se ejecuta una auditoría para evaluar el nivel de incumplimientos y qué caminos seguir. Minera Aguilar también fue intimada en San Juan por falta de pago de estudios realizados para sus proyectos de exploración en esa provincia.

Aunque es altamente probable que se apliquen multas que sirvan como gesto de rigor, habrá a una renegociación del contrato. En el equipo de Cornejo hay quienes creen que es incumplible lo firmado por Suarez, aún cuando comparten actores y la base se hizo desde EMESA e Impulsa Mendoza, las dos empresas estatales que funcionan como ejes de la política sobre los recursos estratégicos. En la renegociación podría bajar la escala de producción propuesta para Potasio Río Colorado para evitar, entre otras cosas, que dependa de la construcción de un tren.

Minera Aguilar comparte accionistas con otras empresas sobre las que hubo renegociaciones para evitar sanciones y males mayores. La teoría del “mal menor”, que se ejecutó con EDEMSA para en vez de quitarle la concesión renegociar el contrato, se impone.

Los mapas que se puedan trazar sobre el futuro quedan, igual, en el marco de lo probable y, de nuevo, ni los sacerdotes incas, ni las pitonisas griegas pueden saber con claridad lo que pueda pasar. La confianza desgastada y una palabra que no tiene lugar a dudas ayudan a profundizar la crisis: la mentira. Si la verdad puede ser una construcción que puede ser sometida a debates filosóficos, la mentira es algo más tangible, concreto y tiene dolo. Es la sensación que queda con el “Espertgate”, donde una persona con muy poca empatía interna en la política y externa en la comunidad, construyó relatos vulgares como el propio protagonista para justificar hechos graves: un hombre ligado comercial y políticamente a un grupo de personas sospechadas, y algunas condenadas, por narcotráfico, estafa y delitos que prenden alertas no solo en Argentina.