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Argentina, EE.UU. y una nueva era: Milei desde ahora está obligado a hacer todo bien

La Justicia falla y endereza la elección para La Libertad Avanza tras el escándalo de José Luis Espert. El PRO a escena ahora como salvador imprescindible. Milei el martes desde el Salón Oval. Ya no hay tiempo para mas errores.

El lunes pasado, Javier Milei dio un show para presentar La construcción del milagro.

El lunes pasado, Javier Milei dio un show para presentar "La construcción del milagro".

Juan Mateo Aberastain/MDZ

La Libertad Avanza consiguió finalmente que la Cámara Nacional Electoral convalidara lo que en la práctica ya era una realidad: Diego Santilli es el primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, tal como hasta ahora se venía mostrando en este relanzamiento de la campaña que Javier Milei tuvo que forzar después de la salida de José Luis Espert de la lista.

La discusión ahora pasa por un tema que, en la realidad, puede volverse absolutamente abstracto, como es la reimpresión o no de esas boletas que todavía llevan la foto de José Luis Espert y la de Karen Reichardt a la cabeza de los colores violetas bonaerenses.

Está claro que la candidatura de Espert fue uno de los fallos políticos más graves que cometió hasta ahora La Libertad Avanza. Bajo ningún concepto esa fuerza debió haber convalidado que Espert encabezara la lista, teniendo ya en conocimiento el antecedente de la causa que se investiga en los Estados Unidos por su supuesta relación con el acusado Fred Machado que ahora está directamente a disposición de la Justicia estadounidense, y esperando que llegue un avión llegue para trasladarlo y convertirse definitivamente en un “extraditado“, máxima categoría de peligrosidad dentro del mundo de los narcos en EE.UU.

Sólo con ese antecedente hubiera alcanzado para que la política tomara a Espert como un actor central en un juego de mancha venenosa al haber quedado, culpable o no eso lo dirá la Justicia, involucrado en una causa con uno de los peores delitos que se pueden relacionar con la carrera política de alguien.

La Libertad Avanza, con el PRO a la cabeza

Milei relanza ahora la campaña con la suerte de tener el auxilio del PRO, el partido que los libertarios insistentemente se empeñaron en borrar del primer plano de la escena, para poder avanzar en una carrera electoral en el territorio en el que se juega, ya no un triunfo o un éxito, sino al menos tener una diferencia que le permita compensar con el resto del país un número electoral que garantice a partir de octubre mantener la gobernabilidad.

No es nada más ni nada menos que eso lo que deberá aportarle ahora Diego Santilli, lo que sumado a regreso de Mauricio Macri a la convocatoria del poder, de alguna manera también anticipa una reconfiguración del poder político a partir de octubre.

No son sólo los aliados dialoguistas quienes plantean la necesidad de una reorganización política del gobierno a partir de las próximas elecciones; adentro del propio gabinete, en silencio o susurrando, son varios los que saben que más allá de los nombres evidentes como los de Patricia Bullrich o Luis Petri, que pasarán de sillones en el gabinete a bancas en el Congreso, serán bastantes más los cargos que deberá repensar el presidente a la hora de relanzar su gobierno sobre bases de diálogo y negociación, al menos distintas a las vistas hasta ahora. No es solo un pedido de la política local que no quiere un regreso a los fracasados años del kirchnerismo, sino también de los Estados Unidos que insisten en ayudar pero sobre la base de fortalecer dialogo y gobernabilidad.

El salvataje de los Estados Unidos y la intervención

El Gobierno mantiene por ahora la tranquilidad de haber pasado la tormenta financiera con la ayuda de los Estados Unidos, pero con la expectativa de un mercado que mira con nerviosismo cómo serán los pasos futuros que darán tanto Luis Caputo como Scott Bessent, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos que, aunque en el oficialismo se quiera negar, ya es un actor importante dentro de las decisiones al menos dentro del régimen cambiario en Argentina.

La palabra intervención suena en estos días casi como un término prohibido a la luz de las ventas de dólares que hizo el Tesoro de los Estados Unidos en el mercado local de la mano de bancos, como el Santander, el JP Morgan y el City, pero que existe aunque no tiene en el futuro un ritmo garantizado ni establecido.

La dimensión de la ayuda de los Estados Unidos no tiene antecedentes en la historia de Argentina. La decisión de Donald Trump de ayudar a Javier Milei es una apuesta estratégica que coloca a Argentina en el lugar de un aliado único e irrepetible en Latinoamérica frente a la incertidumbre que le plantea a los Estados Unidos el resto de la región y ante el miedo de que algunos países puedan radicalizarse al estilo de lo que sucedió en Venezuela que le da al país una oportunidad que no se vio antes en su historia.

Por estas horas se debate el monto real de la venta de dólares que hizo el Tesoro de EE.UU. a través de esos bancos el jueves pasado. Si fueron US$25, US$100 o US$150 millones hoy poco importa en cuanto al volumen real que sea ya que esa intervención hizo cambiar el sentido del viento Financiero y no sólo alcanzó para calmar el mercado del dólar mayorista, sino que generó un vuelco en la compra de bonos dolarizados que hizo bajar prácticamente a un nivel de 900 puntos el Riesgo País en un momento donde todo parecía desbarrancarse.

¿Tiene Argentina solucionado sus problemas a partir de esto? Para nada. De hecho el trecho entre el jueves pasado en que se produce la intervención y venta de dólares en el mercado local por parte del Tesoro de los Estados Unidos, y la señales que se den el próximo martes cuando Javier Milei ingrese finalmente al Salón Oval de la Casa Blanca para reunirse con Donald Trump, forman parte de la expectativa que aún mantiene el mercado con relación al futuro.

Si adentro del Gobierno mismo se considera la necesidad de un relanzamiento que acelere nuevamente la gestión de Javier Milei y la lleve a los niveles de reforma que se habían visto en el primer semestre del 2024, desde afuera de la administración, ya sea en el mercado o en el público a pie, se mantiene todavía el interrogante sobre cómo funcionará el régimen cambiario desde findes de octubre y si finalmente habrá una transformación en el sistema de bandas que el gobierno mantiene y que el propio Scott Bessent consideró como válido a pesar de las presiones que indicaban la necesidad de un cambio.

En ese terreno, entonces, está la expectativa por ver si el martes habrá anuncios que excedan a inversiones como las conocidas en la última semana por parte de el acuerdo con la italiana ENI para potenciar Vaca Muerta o en desarrollos de tecnología e inteligencia artificial, o si el Gobierno se asentará ahora sobre el refuerzo político que implicó toda la operación de asistencia de los Estados Unidos para generar un cambio.

Mientras tanto, las preguntas seguirán en el aire y la incertidumbre podría volverse nuevamente un terreno peligroso.

La agenda de Donald Trump, con prioridad en Medio Oriente

Donald Trump tiene una agenda completa como para dedicarse exclusivamente a la Argentina. El presidente de Estados Unidos está viajando a Israel para una puesta en escena que para su administración y para él mismo es muchísimo más importante que el salvataje de la Argentina, a la que los estadounidenses, además, acusan de lapidar sistemáticamente los dólares que se le prestan en cada una de sus crisis.

Trump ya no aspira al premio Nobel de La Paz, que finalmente obtuvo la venezolana María Corina Machado, pero sí quiere coronarse como el presidente de Estados Unidos que terminó con la guerra en Medio Oriente. En estas horas, Israel se debate entre el festejo por el inicio del proceso de liberación de los rehenes, vivos y muertos, que Hamás ha mantenido retenidos en los túneles de Gaza y el peligro futuro de que esto sea solamente una escala aprovechada por ese brazo del terrorismo islámico que gobierna la Franja para evitar la destrucción a la que estaba haciendo sometido por Israel dentro del territorio gazatí.

El conflicto entre Israel y Hamás excede hoy, inclusive, a la guerra contra el terrorismo islámico de Hamás. Hoy Israel es el límite último de occidente, frente a facciones del mundo islámico que se niegan a aceptar que viven en el 2025 y pretenden someter a su población a reglas medievales. Como ha dicho en varias ocasiones el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti: “En Israel se está peleando la guerra en la última frontera, entre occidente, y el terrorismo, islámico". Así lo ve al menos una parte de occidente que, además, divide a Europa en opiniones y batallas que execeden el acuerdo de paz entre Israel y Hamás. La presencia de Donald Trump mañana en Jerusalem y su mensaje ante la Knéset, el parlamento israelí, es un punto de partida para esa paz, pero no una garantía absoluta. Los israelíes lo tienen claro.

Quien no entiende esa realidad, no entiende lo que está sucediendo en Medio Oriente. La discusión excede, y por mucho, el doloroso trámite por un lado de negociación para la devolución de los 50 rehenes que aún retiene Hamás y que tuvo su origen, aunque muchos pretendan olvidarlo, en los violentos ataques del 7 de octubre de 2023 que sembraron el terror y la muerte entre inocentes israelíes a manos de Hamás.

La oposición a Benjamín Netanyahu dentro de Israel, el debate político sobre la forma en que se llevó adelante la guerra contra Hamás y la negociación por la liberación de los de los secuestrados son sólo una muestra de una batalla interna que pocas veces se ha visto dentro de un país como se da dentro de Israel. Sólo viéndolo en el terreno y conociendo esa realidad política se puede entender. Es ese el campo en el que jugó esta negociación, y ese es el terreno sobre el que se asentó Donald Trump para intentar un éxito que aún no está garantizado, y que de hecho muchos israelíes creen que puede ser solo pasajero.

Quizás el mundo respire por un tiempo o quizás por más en medio de esta crisis, pero lo cierto es que los ojos de Europa y del resto de occidente van a estar puestos en Medio Oriente por bastante tiempo más, incluso, que el que puede demandar el otro gran conflicto que tiene el mundo en vilo desde la invasión de Rusia a Ucrania.

Argentina no está exenta de ese mundo, eligió vivir en él, y está muy bien que así sea, pero debemos entender que la paciencia internacional no va a estar siempre a disposición de la crisis financiera de un país en latinoamérica que hace demasiadas décadas viene sistemáticamente fallando en cada uno de sus propósitos de enderezar su camino hacia la racionalidad económica.

Javier Milei tuvo con la asistencia milagrosa de los Estados Unidos una chance única de corregir las presiones sobre la economía de Argentina, algunas por errores autoinflingidos y otras muchas por la dramática herencia de 20 años de decadencia y frustraciones kirchneriatas, pero a partir de ahora no le queda otra al país y al presidente que hacer todo bien y no desviarse más en caprichos ni internas suicidas. Es lo que espera el país a partir del próximo martes.