Cristina Kirchner y Axel Kicillof siguen tensando y abren otro capítulo en esta historia

La escena podría componer la pelea por una herencia. De un lado, una parte de la familia y, a su derecha, los del otro grupo. Unos continúan con la conducción de Cristina Fernández de Kirchner. Los otros pretenden que no haya problemas para algo nuevo que, para ellos, debe encabezar Axel Kicillof.
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Para cuidar a las fuentes, que por eso respetan y confían en este cronista, no se profundizará en particularidades sino que solo se difundirán algunos conceptos de la reunión mantenida la semana pasada entre ocho intendentes, cuatro por cada lado, en el Instituto Patria con su jefa indiscutida.
Uno de los que más había hablado con ella en los últimos tiempos no se sorprendió por lo que vio y escuchó. “Ella siempre sostiene que no tiene ningún problema con la candidatura de Axel. Sí destaca que se sintió dolida porque él no la apoyó cuando se presentó para presidir el PJ nacional”.
“Ahora repitió casi exactamente lo mismo y hasta habló con algo de afecto de Kicillof, como si se le hubiera pasado la bronca más fuerte que tenía hace unos meses”, comentó el intendente sentado del lado kirchnerista.
En el mismo sentido se pronunció uno de sus pares, hoy más cercano al mundo del gobernador. “No es habitual escucharla así. No sé si es porque se dio cuenta que ya no puede conducir de la misma manera que lo hacía antes o por una estrategia, la verdad es que vi una Cristina mucho más terrenal que de costumbre”.
El momento de más incomodidad, que nadie quiso seguir, fue cuando Mayra Mendoza, de Quilmes y de La Cámpora, expuso su molestia porque no estaba recibiendo ni obras ni recursos provinciales y, además, tenía que soportar que su vecino Jorge Ferraresi (a quien no nombró) “se mete en su distrito” para armar políticamente en su contra.
“Esto lo que habitualmente hacen y nosotros nos teníamos que callar la boca. Lo hacían ellos y estaba bien. Lo hacemos nosotros y somos unos rupturistas… Toda una locura”. Casualmente, entre los presentes, había dos jefes territoriales que, en su momento, tuvieron que soportar armados de listas colectoras impulsadas desde la Casa Rosada cuando Néstor Kirchner vivía, como Florencio Varela e Ituzaingó.
En el inicio de esta semana, algunos jefes comunales que estuvieron en el encuentro con la ex presidenta de la Nación estuvieron en la Gobernación con Kicillof. Y, por supuesto, llevaron el mensaje escuchado días atrás en el Patria. Notaron a un gobernador interesado “pero no desesperado” por hacer lo que su antigua jefa pretende. “La unidad pende de un hilo”, le aseguró hoy a MDZ un ministro que siempre trabajó para que no se rompa lo que se viene desgajando desde hace dos años.
Ahora la preocupación más importante es el dinero. La Provincia y los municipios vieron cómo bajaron sus respectivas recaudaciones producto de la merma en la actividad económica. Esto se produce en medio de un tironeo entre los intendentes y el gobernador por fondos frescos y condenación de deuda, algo de lo cual se debatirá las próximas semanas cuando se aprueben endeudamiento y otros proyectos de interés vital para Kicillof.
La legislatura, por ahora, está absolutamente bloqueada. Luego del duro debate por el cronograma electoral, la suspensión de las PASO y el adelantamiento de las elecciones bonaerenses, en el Senado se pretendía tratar la aprobación de las reelecciones indefinidas para los diputados, senadores, concejales y consejeros escolares provinciales.
Esa votación tenía los votos justos, no sobraba nada, y ahora parece que se puede entorpecer más aún porque el gobernador pedirá que también se incorpore un artículo que habilite la misma situación para los intendentes, así no quedan de rehén en la negociación con Kirchner y Sergio Massa, el más férreo opositor a las re-re. “Es una imbecilidad comernos el garrón dos veces. Una por los legisladores y otras por los intendentes”, reflexionó a viva voz el gobernador.
“Axel comprobó que sólo manteniendo una postura consiguió un montón de cosas. El secreto está en que no se sobregire”, confió alguien que lo vio en estos días. Unión por la Patria sobrevive solo por el miedo a la derrota. Como confió el ministro: “La unidad pende de un hilo, y si llegamos a septiembre, seguro termina antes de diciembre”.