Guillermo Francos evita roces en un Gabinete sin experiencia pero con muchas ambiciones
Guillermo Francos trabaja en línea con Javier Milei y busca avanzar en las reformas lo antes posible, pero acordando con distintos sectores. La presencia de "El jefe" y las ambiciones personales.
Guillermo Francos no tiene una interna personal, sí frentes que atacar, cercenar, regar, obturar, resolver, retroceder y avanzar. Es el hombre con más espesor político del Gabinete. Integra un equipo con baja o nula experiencia en el sector público, empezando por Javier Milei, y su hermana, quien está presente en cada decisión por tamaña que sea. No pasó ni pasa la posibilidad de irse, pero esencialmente porque se lo dice el Presidente y se lo confirma con un vínculo diario y constante. Son rumores con acento cuyano los que pretenden un reemplazo para terminar de sedimentar apellidos en el Gobierno.
El sindicalismo también busca bucear y crear encerronas en un Gobierno inexperto y poco fornido, con muchas opiniones y pocos argumentos políticos para avanzar con la transformación más osada e imprevista de los últimos cincuenta años. Las hendiduras por donde se filtran audios y rumores surgen de todos lados, empezando por el propio equipo de gestión. Luis Caputo ya experimenta el agotamiento propio de la ausencia de pericia de muchos funcionarios que ya no funcionan antes de empezar febrero. La devaluación y la búsqueda de equilibrio de tasas es parte de la actividad quirúrgica que absorbe al ministro económico.
Sergio Palazzo, tal vez uno de los más duros con Javier Milei, también tiene desafíos para el tiempo que llega: el Banco Nación, por ejemplo, no presta dinero al un Gobierno, pero la estructura en tamaño no se modifica, y el sueldo básico para una persona que nunca trabajó en el sector es el primer día unos 600 mil pesos entre salario y la participación ROE de las ganancias. También Palazzo deberá explicar a Francos y el Gobierno en general el rol que tendrá La Bancaria, esa agrupación pujante que logró recomponer salarios y ganarle a la inflación durante el último kirchnerismo. O mayor productividad, o menor estructura, esa es la cuestión.

Son demasiados frentes, es el Congreso sin vasos o pinchados comunicantes, la política económica con demasiadas opiniones y pocas contemplaciones del impacto social, el plan para seducir gobernadores sin plata, ese oxímoron que deberá descifrar el ministro del Interior. Pero es también la rosca interna que riega su quinta, aunque el pasto del vecino se prenda fuego en vivo. Todo eso, antes de abril, cuando cree el Presidente, se cruzará el Rubicón con inflación a la baja y dólares sojeros que serán agua para combatir fuego.
En el Congreso la situación es clara. Eduardo "Lule" Menem busca que su primo Martín sea el personaje de peso y protagonismo que por ahora no tiene por motivos de almanaque y falta de pericia. Lule recorre despachos planteando formas de lograr dinamismo parlamentario, pero rara vez incluye a Francos dentro de los que aportan soluciones. Lo sabe Francos, se lo hizo saber a Menem, está avisado.

La mirada de Guillermo Francos sobre el internismo y las primeras operaciones que cayeron sobre su apellido es clara y con cascada descendente al equipo: "Nadie se corta, no hay internas, no tenemos problemas con nadie, hay que llevar a cabo una transformación que no permite errores ni personalismos". La cabeza está puesta en recomponer el vínculo con el interior, lograr aceitar la relación con gobernadores, disciplinar lo más posible el sindicalismo para que entienda las reformas y sostener con el dinero que haya la primera niñez, que suele catalizar nerviosismo en bases y luego calles.
Mauricio Macri quiere ordenar filas, intenta por ahora sin éxito recordar quién craneó y logró con éxito el triunfo sobre Sergio Massa una vez derretida la aspiración de Patricia Bullrich, con cucarda menor ministerial que sabía a poco antes de asumir. Almorzará con Federico Sturzenegger para explicarle que Argentina no es Australia, y que las reformas deberán customizarse si pretenden aprobación, aplicación y legitimidad posterior. Es que la válbula a presión que es la inflación y la caída de la actividad se empalmará con una apenas perceptible recuperación tangible a partir de octubre o noviembre si los cambios son explicados y con buenos modales.

Guillermo Francos habla con el sindicalismo, gobernadores, legisladores, empresarios y el Presidente. Pesa en sus espaldas de 73 años una experiencia que le permite digerir las micro traiciones propias de la inexperiencia en cargos relevantes de distintos actores, empezando por el propio Milei, o el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, ansioso por colocar personas en distintas áreas de relieve sin demasiado chequeo previo, algo que va a contramano del deseo de Francos.
El crédito para revitalizar la economía, otro de los desafíos de la gestión embrionaria y estridente. Las obras del interior, esas que son responsabilidad del estado, quedarán en manos de los privados que vean rentabilidad también en zonas donde no hay densidad demográfica ni consumo posterior, parte del desafío. También habrá créditos de bancos públicos y privados, lo que pondrá a organismos como el BICE en un lugar de preponderancia. El fondeo de distintos proyectos permitirá agible un verano que, hasta marzo, encontrará en la opinión pública, la temperatura que no ofrece el clima hasta ahora.0

Macri felicitó a Milei por prohibir tratamientos de cambio de sexo en menores

Argentina pretende abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

Javier Alonso: "En PBA no hay una crisis de seguridad como en Santa Fe"

Kicillof canceló su acto en Mar del Plata por la ola de inseguridad

La comunidad judía festejó la media sanción de la ley de Juicio en Ausencia

Diego Santilli reafirmó su objetivo político en Provincia de Buenos Aires

Tras el malestar en las fuerzas, el Gobierno anunció un aumento adicional
