Cuatro años en reposo

A todo o nada: la CGT prueba su modelo y el Gobierno apuesta a “la gente”

La CGT esperó 45 días para el primer paro general después del Gobierno de Alberto Fernández. El factor inflación y el plan del Gobierno para dejar en offside a la central obrera.

Pedro Paulin
Pedro Paulin miércoles, 24 de enero de 2024 · 09:53 hs
A todo o nada: la CGT prueba su modelo y el Gobierno apuesta a “la gente”
Cambio de époda. La CGT vuelve a la actividad tras cuatro años de reposo. Foto: Juan Mateo Aberastain/MDZ

Javier Milei está convencido, el mundo obrero es antiguo y corrupto, no representa a los trabajadores y hoy quedará en ridículo con un intento de demostración de poder que terminará por exhibir la falta de conexión entre los popes sindicales y la sociedad. Pasaron apenas 45 días desde que asumió Javier Milei, lejos quedaron los 1.400 días de gestión de Alberto Fernández y el proceso hiper inflacionario que quedó en marcha a partir de diciembre. El modelo sindical intentará recomponer la relación con la sociedad, que votó un 30% primero y un 56% después a un candidato que tiene en la mira todo lo que representa la familia Moyano y Daer, titulares de la CGT.

Guillermo Francos va a lograr aprobar la ley ómnibus y será la gran cachetada para la CGT, que hoy le dirá en un duro discurso de Pablo Moyano a las 14.30 en la Plaza de los dos Congresos que la batalla será sin pausa, que no permitirán caida del salario y que están dispuestos a estar en la calle todo lo que haga falta para que los derechos laborales se respeten tal como están en la ley laboral vigente, que será reformulada y desfinancia las arcas sindicales y sus aportes mensuales que les permiten ejercer su poderío.

Tridente. Ricardo Quintela de La Rioja, Axel Kicillof de BsAs y Pablo Moyano de la CGT en pie de guerra contra Javier Milei.

La CGT, las dos CTA, movimientos sociales, peronistas autónomos, artistas y hasta la izquierda que viene de marchar en soledad en diciembre, todos juntos buscarán superar las cien mil personas. En diciembre fueron, según cifras del ministerio de Seguridad porteño, unas 4.800 personas. Todos consideran que la aprobación de la ley ómnibus y el mega DNU van a contra mano de lo conquistado en las casi dos décadas de kirchnerismo.

Waldo Wolff se reunió con líderes cegetistas en la semana, acordaron cortes, horarios, y en el Gobierno porteño se respira tranquilidad. Primero porque el costo político es entero de Javier Milei, y segundo porque Jorge Macri y su Gabinete tiene más vínculo y cintura que el Gobierno nacional, que depende de la cintura de Guillermo Francos para evitar el colapso interno. 

La mirada del Gobierno es opuesta. Estan convencidos de que la CGT no representa trabajadores, que las escalas nuevas del monotributo son una piña al mentón del financiamiento sindical permitiendo que haya rangos de hasta cinco millones de pesos mensuales que entren en esa forma laboral. Todo apunta a colapsar el corazón financiero del sindicalismo, los aportes mensuales y la libre elección de las obras sociales, una vieja disputa que puede poner en pie de guerra como nunca se vio a los líderes cegetistas.

Famiglia. Hugo Moyano, líder del clan camionero que hoy hará su demostración de fuerza.

El Gobierno cree que el apoyo es masivo, que no habrá una manifestación genuina por fuera de los afiliados gremiales que van para no tener problemas internos. “La crisis se anunció un año antes y los que votaron a Javier Milei están viviendo lo que Javier Milei prometió, acá non hay sorpresas ni segundos semestres, va a ser un papelón histórico del sindicalismo que encima unió gente que se odia para jodernos y no va a ir nadie”. El resumen es de un hombre integrante del gabinete que apostó a negociar por distintos carriles para lograr vaciar la marcha. 

A las once hablará en la casa central del Banco Nación Sergio Palazzo, el líder de los bancarios, tal vez el mejor visto por la corporación política. Es duro pero dialoguista, es intelectual, de origen radical y no tiene denuncias por corrupción ni es fanático de los lujos como otros líderes gremiales. Es portavoz de un sindicalismo que apuesta a un básico de un millón de pesos para cada empleado antes de las vacaciones de invierno, algo que sueñan prácticamente todos los empleados del país. Marcharán y exigirán que se respeten los derechos adquiridos, no quieren saber nada con que cada afiliado aporte y decida qué rumbo tiene su dinero por fuera del sindicato. 

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