Mauricio Macri íntimo: Patricia Bullrich presidente, Javier Milei adentro y el final de Sergio Massa
Mauricio Macri busca la caída del tigrense por el fracaso económico y la crisis interna del Gobierno. El factor Milei para enfrenar al posible caos con experiencia. La "Gran Caravana Nacional" crece.
Mauricio Macri despista, desorienta. Los interlocutores que tiene en el mundo privado no terminan de entender su estrategia. Días atrás, un empresario de medios en ascenso coincidió con uno de los analistas políticos más consultados por el mercado: "Macri está comiendo pochoclos mientras su espacio se puede disolver sin un heredero". Ambos tienen el mismo diagnóstico, a pesar de los números privados que le entregaron dos noches atrás a Patricia Bullrich, que envalentonan hasta el más cobarde. El "Cuco" sigue siendo liberal, pero las apuestas a la "gran Caravana nacional" y el temor al caos sostienen el entusiasmo intacto y creen que el 10 de diciembre empieza el segundo gobierno nacional de Cambiemos reloaded.
Macri necesita que gane Bullrich y lo desea, pero sabe que si no sucede eso, será el único líder opositor nacional con pergaminos para enfrentar lo que haya del otro lado. Si es Sergio Massa con el kirchnerismo, será una batalla cultural sin cuartel con enfrentamientos diarios y un capítulo judicial más que asegurado, sino sostendrá esa equidistancia que supo cultivar con Milei, a quien respeta pero descalifica en privado su violencia verbal frente al disenso. "No estamos para kirchnerismo de derecha", le dijo en el Rotary Club días atrás un empresario constructor opinando sobre el economista candidato. Macri asintió y siguió sus pasos.
El ingeniero tiene un objetivo férreo, incluso tal vez por encima del triunfo del propio espacio que fundó hace veinte años en la histórica confitería Tabac, donde todo pasa, se cocina la política y la justicia hace décadas: ver a Sergio Massa tercero y sin balotaje y por consecuencia resurrección. El expresidente cree que esa foto es el epitafio de una forma de pensar y hacer la política, y que es plausible de suceder si el contexto económico sigue castigando a los sectores más pobres con una inflación que mira al número tres cada siete días. Un dato: diez noches en Argentina, son más que cuatroscientas en Paraguay, en términos inflacionarios.
"Sergio último con 29, estamos en 31 y Milei ni cerca de los cuarenta, araña el 35, es todo humo lo que venden, estamos tranquilos". El mensaje directo del búnker del PRO en San Telmo generó una sonrisa en el ex presidente, que confía en la derrota aplastante del Gobierno, en esencia de su irremplazable enemigo, Sergio Massa. Supieron tener afinidad años atrás, pero ambos se dicen incumplidores, Mauricio Macri pegó primero con el bautismo del apodo "ventajita", lo que le dolió al tigrense y no logra contener el coaching cuando habla del ingeniero.
"Nuestros números mejoran día a día, eso se refleja en el apoyo de los empresarios que aumentan aportes sin que se los pidamos, la gran caravana nacional nos conecta con la gente desde el mejor lugar y con mirada federal, la Iglesia nos apoya y los gobernadores electos de JxC están alineados con nosotros totalmente, no hay espacio para la hipótesis de Javier Milei en primera vuelta, vamos a ser Gobierno". Patricia Bullrich describe su desiderátum, no deja dudas, le pasa el mensaje a Macri, que fue sumando confianza a su figura tras las PASO, donde cumplió con el objetivo primario en un desgaste de energía que le costó una quincena recuperar.
Patricia Bullrich chequea el monitoreo de la campaña todos los días, su equipo está convencido de que van a ser Gobierno, que la espuma liberal va a bajar y que finalmente, agotados pero con entusiasmo de lo que viene, entrarán victoriosos al balcón de Balcarce 50 en diciembre. Lo cree la candidata, lo cree María Oneto que vigila números y financiamiento con la celosía propia de una jefa de familia austera, Sebastián García de Luca como todo terreno de la hazaña nacional y el resto de los equipos técnicos que coordina Alberto Fohrig el intelectual experto en seguridad y narcotráfico que se transformó en una pieza nodal de la estructura.
Hay algo que sí preocupa y mucho a Juntos por el Cambio: Buenos Aires. El "efecto Vidal" de Carolina Piparo puede dañar severamente los planes de Néstor Grindetti, quien no representa lo nuevo ni logró una gran elección en su Lanús natal. Allí, Diego Kravetz, hombre de su más confianza absoluta, vio cómo el kirchnerismo logró 40% y le sacó cuatro de ventaja, pero el efecto mediático de la inseguridad las noches previas y el batacazo de Javier Milei hizo lo propio y trabajan para remediarlo.
El fin de semana pasado, los números privados de Milei en Provincia fueron claros cuando Agustin Romo tomó el micrófono junto a Marcela Pagano para apoyar el candidato liberal en Merlo, Eduardo Varela, que puede ganarle al Peronismo: "Necesitamos que Piparo sea gobernadora, estamos a cuatro puntos de Axel Kicillof, esto es 35 a 31 y Grindetti en 23, vamos a ser Gobierno", aseguró el joven dirigente que será diputado provincial en diciembre. Varela puede ser intendente y Piparo gobernadora, pero en sus territorios la victoria es por un punto y deben crecer siete para ser los nuevos jefes del distrito.
Las cartas están echadas, y Macri cree que Bullrich puede ser presidente, pero el objetivo primario, por encima de todo, está intacto: el destierro absoluto e irreversible de la figura de Sergio Massa.