El dato oculto en el balance de IMPSA: la relación tóxica con Venezuela y las enormes deudas de ese país
IMPSA tuvo pérdidas, pero el rojo es mucho mayor. Las deudas que tiene Venezuela con la empresa son enormes, pero en el balance están disimuladas por la esperanza de cobrarlas.
La empresa metalúrgica y tecnológica IMPSA, estatizada por los gobiernos nacional y de la Provincia, volvió a tener cuentas en rojo, aunque con un margen que consideran "estable" dentro de la compañía (perdió algo más de 4 mil millones de pesos). Sin embargo, hacia adentro de los números hay una información camuflada; una especie de eufemismo económico: la empresa considera como activo una deuda que políticamente se torna incobrable. Se trata de las deudas que tiene el Gobierno de Venezuela con la empresa y que genera dudas sobre la real posibilidad de que se pague.
IMPSA tiene contratos diversos con ese país, por el desarrollo y montaje de turbinas y todos los sistemas eléctricos. Todo está concentrado en la empresa estatal que administra el sistema energético del país. Fuera de eso, IMPSA depende también del Estado argentino, principal accionista y contratante.
La dependencia de Venezuela es notable. “El 86,76% del saldo de créditos por ventas al 30 de junio de 2023 se deriva de sus contratos con CORPOELEC (ex “EDELCA”), una empresa operadora estatal encargada de la realización de las actividades de generación, transmisión, distribución y comercialización de potencia y energía eléctrica de propiedad del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela", dice el balance. En el mismo texto se aclara que esa empresa lleva una década de atrasos, postergaciones e incumplimientos. Por eso hay pocas probabilidades reales de que esa situación cambie. "A partir del ejercicio 2013 se ha visto afectada la capacidad de CORPOELEC para cumplir con sus obligaciones en los plazos contractualmente pactados", aclaran.
Las deudas de esa empresa con IMPSA son enormes. Tiene cuentas por cobrar por 11.051 millones de pesos; le deben otros 22.821 millones de pesos de clientes por contratos de construcción y reclamos por mayores costos originados en atrasos en los pagos que ascienden a 9.522 millones de pesos. Como la esperanza es lo último que se pierde, el directorio político de IMPSA dice que espera cobrar. "La Sociedad ha venido realizando diversas acciones con el fin de obtener la cancelación de dichas acreencias. El Directorio de IMPSA considera que, atento a las negociaciones en curso con CORPOELEC, la Sociedad percibirá los créditos mencionados", se ilusionan. El mismo texto de esperanza está replicado en balances anteriores. En ese sentido, la empresa estatal cuenta como propio dinero que no sabe si va a tener.
Los auditores independientes alertan sobre los riesgos y ponen un asterisco, pues el volumen es relevante para la empresa. Tanto, que representa más del 20% de los activos consolidados. "Los saldos remanentes a cobrar de CORPOELEC (netos de la provisión para cuentas de dudoso cobro) al 30 de junio de 2023 ascienden a miles de pesos 21.042.183, los que representan el 20,75% del total del activo consolidado de la Sociedad a dicha fecha. Las fechas en que serán cobrados esos créditos y las condiciones en que se perciban no se pueden prever. En consecuencia, no nos es posible determinar si será necesario efectuar algún ajuste sobre dichos importes", explican los auditores externos.
IMPSA es una de las empresas emblema del país. Fue fundada en 1907 como Talleres Metalúrgicos Pescarmona, en 1946 pasó a llamarse Construcciones Metalúrgicas Pescarmona y una década después adquirió el nombre emblema: Industrias Metalúrgicas Pescarmona. Pero en 2018 la firma perdió el apellido y quedó como IMPSA, sin referencias a los fundadores.
Ahora es una empresa estatal, pues tras los profundos problemas que tuvo la compañía el Estado nacional y el de Mendoza decidieron rescatarla. Por eso también es parte de las discusiones política y allí se hizo el último acto de campaña del candidato Sergio Massa en Mendoza. El Gobierno provincial anunció que buscará deshacerse de las acciones que tiene. La compañía perdió perdió potencia exportadora y se reconvierte. Es, sobre todo, una empresa de servicios y desarrolla inteligencia artificial. Además va a proveer las turbinas de algunas centrales, como El Tambolar, y espera ser parte de proyectos como El Baqueano en Mendoza. Entre los principales contratos está la construcción de hornos y equipos para producir gasoil sin azufre para la refinería de YPF, el reactor modular Carem, entre otros.