Panorama político

Negociaciones que se aceleran en la cuenta regresiva

Falta justo un mes para que se inscriban las alianzas y diez días más para las presentación formal de candidaturas. La política y el contexto económico viene exigiendo que el menú electoral se empiece a ordenar. Últimos movimientos en Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.

Gabriel Ziblat
Gabriel Ziblat domingo, 14 de mayo de 2023 · 07:02 hs
Negociaciones que se aceleran en la cuenta regresiva
Besos Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta muestran gestos de distensión pero la pelea sigue. Foto: Twitter

Hay dos temas que acaparan la cabeza de los dirigentes en este momento: una crisis económica a la que no se le ve fin y un proceso electoral con un nivel de incertidumbre del que no se tiene recuerdo desde 2003. En ese marco, falta justo un mes para que se presenten las alianzas electorales y diez días más para que venza el plazo para presentar los candidatos.

Con esa cuenta regresiva en el tablero, empezó el apuro para avanzar con definiciones. No se puede esperar hasta el 24 de junio porque antes se deben ordenar muchas cosas hacia abajo, y eso es lo que está levantando la tensión tanto en Juntos por el Cambio como en el Frente de Todos. El reclamo que se empieza a escuchar es nítido: “Ordénense”.

En Juntos por el Cambio, sobre todo, brotan las voces que piden definiciones. No solo para ir cerrando los acuerdos electorales, sino también porque entendieron que la repetida imagen de internismo solo está dañando sus aspiraciones. Así como hace unos meses la mayoría de sus dirigentes daba por descontado que volverían a la Casa Rosada, hoy esa posibilidad entró en zona de incertidumbre.

La tensión porteña cruzó la General Paz y ya no solo genera ruido la pelea entre Jorge Macri y Fernán Quirós: en Provincia proliferan las voces que piden acuerdo. Intendentes que no quieren internas en sus distritos, dirigentes territoriales que exigen igual trato y socios del espacio que piden que también haya unidad en la fórmula para la Gobernación.

Mauricio Macri y Diego Santilli, en la última cumbre PRO.

Según se comenta en el PRO, la reunión de cúpula del lunes pasado encontró resistencias para avanzar en ese sentido en Horacio Rodríguez Larreta. Es que el jefe de Gobierno porteño viene trabajando en la instalación de Diego Santilli como principal referente bonaerense y ahora escucha pedidos para que sea candidato suyo y de Patricia Bullrich. La famosa “Y”, con dos presidenciables, un gobernador, un intendente en las PASO. 

Eduardo Macchiavelli, uno de los armadores de Larreta, es contundente: “Definitivamente no veo ninguna posibilidad de que eso ocurra. Horacio y Diego conforman un tándem muy poderoso y venimos trabajando hace mucho tiempo juntos. Es el candidato de Horacio”.

“Hoy Santilli es el principal sostén de Larreta”, dice, con malicia, uno de los amarillos que más conoce la rosca bonaerense. Es que hoy los números en Provincia le dan mejor a él que a Horacio. Y ninguno de los candidatos de Bullrich logra crecer en las encuestas y por más que ella insiste con que se presentará con candidato propio porque lo va a traccionar desde la boleta presidencial, hay quienes le ven gestos de distensión, como si estuviera empezando a alfombrar el camino de unidad por debajo.

En las reuniones Bullrich sigue diciendo que no. Exige lealtad o, en el mejor de los casos, juego limpio. Desconfía, sobre todo de los dirigentes que vienen haciendo campaña con Larreta y ahora se acercan al calor de las encuestas. Un sondeo que difunde un dirigente de La Matanza, por ejemplo, muestra a los dos presidenciables palo y palo, cuando tiempo atrás el Conurbano era una fortaleza de Larreta (dentro de la interna de JxC).

Patricia Bullrich ayer en La Plata junto a Juan Pablo Allan, quien desafía al intendente Julio Garro.

“Hay un negacionismo en el larretismo”, tira un dirigente de una provincia que habla con todos los sectores. Es que en Uspallata insisten con sus sondeos que los dan ganando, aunque ahora reconocen que con una paridad que antes no aceptaban. Destacan que los trabajos presenciales dan muy distintos a los telefónicos u online, y así minimizan los sondeos de los dirigentes territoriales. En el larretismo aseguran que están mejor que hace unas semanas, más enfocados y preparados para una campaña donde sienten que tiene mucho voto no politizado para consolidar. Y sostienen un argumento para fortalecerse: que Rodríguez Larreta queda mejor parado en cualquier escenario de ballottage.

“Es que no es solo una cuestión de números, uno lo va percibiendo en nuestros propios militantes en la calle”, analiza el candidato, que define a la campaña de Bullrich como la de Menem a fines de los 80, yendo a cada pueblo. “La gente está pidiendo pollo o pasta, y Horacio les ofrece ensalada”, aparece, de nuevo, el de la malicia. Lo más curioso es que los citados son dirigentes que se sienten más afines a Larreta que a Bullrich. Sobre todo por el pasado juntos.

Algo similar pasa en el radicalismo, donde cada vez es más difícil pensar en un partido unificado si en el PRO no hay unidad. “Si ellos no se ordenan es muy difícil que nosotros nos ordenemos”, sostiene. Por ejemplo, en provincia de Buenos Aires, Maximiliano Abad tiene una relación muy aceitada con Santilli pero está peleado con el titular de la UCR, Gerardo Morales, que es el principal aliado que tiene Rodríguez Larreta, que es quien impulsa a Santilli. Desorden.

Mientras tanto, Abad mantiene el canal abierto con Bullrich y sigue insistiendo en que haya un solo candidato a gobernador. Su tesis es que no se pueden dar el lujo de que individualmente, en las PASO, el candidato de Javier Milei saque más o similares votos que el ganador de la interna de JxC. Pero además, el PRO dividido termina dividiendo también al radicalismo. ¿Si Morales y Gustavo Posse son los aliados de Larreta, donde va la UCR bonaerense liderada por Abad? Para mayor confusión, Facundo Manes, otro lejos de Morales, mantiene también diálogos fluidos y dicen que habla con Larreta todas las semanas. “No veo nada con claridad”, confesaba esta semana otro dirigente del PRO, y se entiende la razón.

Gerardo Morales camina la Provincia con Gustavo Posse, enfrentado a Maxi Abad.

“El candidato a vice tiene que ser el resultado de un acuerdo con todo el radicalismo”, dice uno de los armadores del jefe de Gobierno. La expectativa ahí está puesta en que Bullrich no genera la confianza necesaria. “Es montonera”, se ríe una voz radical que remarca las diferencias de “cultura política” que tienen. Por las dudas, los diálogos siguen siendo cruzados, porque nadie sabe como se termina de ordenar la interna.

Mientras tanto, el PRO seguirá con reuniones semanales de sus principales líderes. “La repetición de esas reuniones va a ayudar a recomponer los lazos”, describen. Por las dudas, el martes, en el evento de Amcham, Larreta y Bullrich dijeron lo que tenían que decir: que al día siguiente de las PASO estarán desayunando juntos. Y si faltaban más gestos, un rato después, en Córdoba, Larreta le estamparía un beso. Están quemando los últimos cartuchos para llegar a principios de junio lo mejor parados posible.

Frente de Todos esperando

Mientras en Juntos por el Cambio ya hay conciencia de que el orden lo van a tener que alcanzar en una mesa de negociación, en el Frente de Todos tiene cada vez más claro que la ordenadora es una sola: Cristina Fernández de Kirchner.

Lo fue en 2019, cuando un 18 de mayo ordenó el menú electoral anunciando que Alberto Fernández sería su candidato a presidente y ella la vice. Ahora, en el kirchnerismo esperan que el 25 de mayo, en una nueva marcha para pedir por Cristina Presidenta, puedan surgir nuevas definiciones.

Los afiches de Cristina Presidenta ya se vitalizan en las redes.

El 8,4% de abril cayó como tierra sobre la candidatura de Sergio Massa, quien esta semana se anticipó y salió fuerte a instalar la idea de que no debía haber PASO en el Frente de Todos y que el internismo estaba generando ruido en la economía. Andrés Larroque salió a bancar la postura, hablando de candidato de consenso. Pero no se escucharon muchas más voces. Alberto Fernández, una vez más, le volvió a dar el abrazo de oso y dijo que lo respeta pero que está bueno competir.

Conocida la cifra de inflación el viernes (la más alta en 21 años), en el run run del kirchnerismo se percibía un “Massa no puede ser candidato”. El 14 de junio no solo se inscriben las alianzas sino también se conocerá el IPC de mayo, que según consultoras podría estar más cerca de 9 que de 8, como informó Ecolatina. Cuesta arriba.

En ese contexto, hay quienes ven en el discurso de Massa un paraguas para explicar su no candidatura. Como no hay consenso no puedo ser candidato y ministro. Quienes dicen conocer al tigrense aseguran que no creen que tenga en su cabeza otra cosa que no sea ser candidato. “Malena ya me reconocía tiempo atrás: ‘La única manera que tenemos de llegar a la Presidencia es con el Frente de Todos, y tenemos que estar unidos’”, asegura una fuente de confianza de la titular de Aysa. "Nadie le puede asegurar que en cuatro años será el candidato", analiza otro dirigente que minimiza la idea de que puede quedar como referente opositor.

Sergio Massa estuvo ayer reunido con el equipo económico. Su candidatura está en duda.

Se entiende, con esa lógica, la buena letra que viene haciendo sistemáticamente el massismo para con Cristina Kirchner. Aunque Massa evite hablar de determinados temas, sus diputados siguen siendo férreos soldados en la comisión de Juicio Político y el lunes el Frente Renovador sacó un comunicado avalando dichos de la vicepresidenta en sus temas judiciales.

Cristina Kirchner sigue esperando y su palabra será la que defina si hay internas o no. Mientras tanto, hay quienes dibujan boletas en su cabeza: Daniel Scioli-Wado De Pedro como fórmula, Cristina senadora, Massa diputado, Axel Kicillof gobernador. Los massistas cambian el primer nombre de la lista. La pregunta para hacerse es cómo reaccionaría un Juan Grabois, que ya anticipó que no quería un Massa o Scioli en la boleta. Ella dirá.

 

Archivado en