Un video deja en claro que no hay quien conduzca en el mayor distrito del país

Fernando Espinoza sabe que su poder es primordial para él y para el resto del peronismo. También experimentó, cuando acompañó a Julián Domínguez como candidato a vicegobernador contra la dupla Aníbal Fernández-Martín Sabbatella, que una interna salvaje termina dejando a todo el peronismo termine fuera de poder.

Además, producto de su control que era absoluto sobre la dinámica local, la dupla Espinoza-Verónica Maggario podía administrar las listas únicas en la localidad, aunque esto no significara unidad, sino que no podían competir otros referentes locales o, si lo hacían, lo harían en inferioridad absoluta.

Ahora parece que esa situación de paz interna, férrea conducción, en la que nadie de afuera del distrito se metía sin su autorización y consideración, cambió. Y, lo peor, parece que la interna puede escalar a un nivel que supera los límites del axioma “el que gana gobierna, el que pierde acompaña”.

“La verdad es un problema para Fernando… Sabe que no les puede abrir las listas de concejales. Tampoco el Movimiento Evita quiere eso. Pero si logran llegar a la minoría en las PASO, tendrá un concejal menos y, para los intendentes, eso es como si fuera una tragedia”, expresó un viejo operador local.

El Movimiento Evita, que algunos creen que tiene el guiño de Máximo Kirchner en las listas que potencian en La Matanza y General San Martín, entre otras localidades, subió un escalón más en el debate interno, hasta casi llevarlo a un lugar sin retorno luego de tratar a Espinoza de “llorón”.

Hasta el momento, las posturas locales del Evita habían sobrevolado lo habitual. Acusaciones por abusos y aprietes, denuncias por violencia a sus militantes y la muestra de una reencauzada relación con Emilio Pérsico, con quienes cenaron en su domicilio matancero hace medio año atrás.

Pero el video rompe todos los parámetros del respeto y los códigos que la política se autoimpone, sean intendentes o referentes de otras características. Fue tan viralizado que la totalidad de la población de La Matanza y del resto del país se habrá reído y hasta sacado alguna conclusión, quizás errónea. “Los que no lo conocían, ahora sí lo hicieron. Quizás no como Espinoza quería”, se jactaban los creativos de esta campaña.

“Llora Espinoza, porque Cubría intendenta se ve venir”, dice el remixado de “Lloran las rosas” de Cristian Castro. “Y entre otras cosas, Maggario se toma el remis”, termina.

La Matanza es el corazón del peronismo y era uno de los lugares siempre elegidos por Néstor Kirchner en vida por su amistad con Alberto Ballestrini. El fallecido intendente y ex vicegobernador de Daniel Scioli fue uno de los que apoyó al santacruceño. “El loco” Ballestrini fue también, cuando era opositor de Alberto Pierri, el promotor de la división del distrito en cuatro jurisdicciones diferentes y llegó a la conducción del municipio luego de ganarle una interna al entonces jefe de la Cámara de Diputados de la Nación y mano derecha de Eduardo Duhalde en la Liga Federal.

“Ya hubo internas y en aquellas peleas no todo fue una discusión catedrática. Ni tampoco se perdió el municipio. Es más, si no cambiamos ahora, capaz que se produce la primera derrota del peronismo en La Matanza” cuentan al lado de Emilio Pérsico. Patricia Cubría, "la Colo", actual diputada provincial, es la esposa del líder del Evita que enfrentará a Espinoza o, si hay cambio, a Maggario.