Omar De Marchi se refugia en Buenos Aires mientras su proyecto local se derrumba

De dirigente díscolo, a funcionario disciplinado. De pretendido líder de un nuevo frente opositor para “pelear por Mendoza”, a lobo solitario en el Gobierno nacional. Omar De Marchi tuvo un 2023 sinuoso y su sector político sufre ese vértigo.

Empezó con la promesa y premisa de “renovar la política mendocina”, aliado a Horacio Rodríguez Larreta y con un nuevo frente político para pelear el poder. Y lo terminará con esa alianza diluida, como funcionario de Javier Milei (enemigo de Larreta) y con la promesa incumplida de retirarse a la actividad privada si no era gobernador. Fue nombrado como jefe del área de enlace entre el Congreso de la Nación y el Ejecutivo, en un gobierno que busca superpoderes para el Presidente tratando de disminuir el rol del Poder Legislativo.

La herencia local que dejó es de una profunda incertidumbre para el sector político que salió segundo en las últimas elecciones. La Unión Mendocina comienza a diluirse, a pesar del respaldo que tuvo. Como ya explicó MDZ, en la Legislatura la situación es inquietante y el liderazgo de De Marchi es discutido. El desafío para muchos es “sobrevivir” a la emigración del fundador del frente.  Hay quienes dudan, pero buscan sostener el espacio con su visión original: enfrentar a Cornejo, tener un proyecto local y aspirar a construir. De Marchi migró para ser parte de un gobierno que centraliza las decisiones y obvia a las Provincias. “Lo que le dió nacimiento a la Unión Mendocina fue una impronta de mendocinidad a pesar de la procedencia. Debemos priorizar los temas de Mendoza por sobre la agenda nacional”, explicó un dirigente que resiste dentro de la estructura.

Quiebres

La alianza que fundó De Marchi tiene problemas estructurales. La Unión Mendocina fue creada de manera vertiginosa y tuvo como arquitecto a Alejandro Cazabán, quien tejió junto a De Marchi acuerdos electorales con sectores diversos que ahora tienen intereses encontrados. Es lo que ocurre con los peronistas, que repelen y repudian la alianza personal de De Marchi con Milei. Pero hasta los propios libertarios tienen reparos con el excandidato a gobernador, pues le reprochan no haberse jugado por Milei cuando hacía falta. La presencia del operador peronista también generó y genera rispideces.

El ejemplo máximo del deterioro es la situación de Daniel Orozco, quien fue el compañero de fórmula de De Marchi. El exintendente de Las Heras está más cerca de Tribunales que de la Legislatura a la que aspiraba; más atento a las causas judiciales, que al futuro político. Las Heras era uno de los puntos fuertes del nuevo “demarchismo”, y ahora se quedó sin nada por el éxodo de concejales y exfuncionarios.

Para ser candidato a gobernador, De Marchi tensó la cuerda dentro de Cambia Mendoza y esperó a último momento para romper. En esa maniobra fracturó al Pro y obligó a definirse a muchos dirigentes. Tuvo una campaña intensa y costosa, basada en enfrentar a la figura de Alfredo Cornejo. En plena campaña coqueteó e intentó seducir a todo el PJ, incluidos algunos intendentes. Consiguió respaldos más marginales y ese impulso no le alcanzó.

A la salida de dirigentes se le puede sumar la del Partido Demócrata, que busca liberarse de la Unión Mendocina. En La Libertad Avanza tampoco es bien recibido. Le pasan factura por su cercanía a Sergio Massa y la dualidad con la que se manejó en la campaña. Su llegada al Gobierno nacional es mirada con desconfianza. Aseguran en el Congreso que busca hacerle sombra al ministro del Interior Guillermo Francos para ubicarse como operador en el Congreso y con las provincias, pero su otros creen que el cargo es solo “un premio consuelo” tras haberse dedicado durante un mes a hacer lobby personal para conseguir un lugar, aún cuando públicamente decía que “se retiraba”.

En la estructura de poder está complicado. El único legislador nacional que le responde abandonó el Pro y quedó aislado. El intendente de Luján, Esteban Allasino, quedó en una encrucijada y con el riesgo de quedar aislado. Luján de Cuyo es el Departamento donde el Pro y De Marchi construyeron poder desde el 2015. Y ocurrió una particularidad política que sorprendió. A pesar de poder ir por la reelección, el ahora exintendente Sebastián Bragagnolo desistió y se alejó de la pelea electoral, evitando también quedar expuesto en las boletas de la Unión Mendocina, aún adhiriendo a ella. El "heredero" fue Allasino, quien tiene origen radical pero es parte del equipo de Luján desde hace tiempo.  A diferencia de De Marchi, el intendente tiene un concepto menos duro del gobierno provincial, pero puede quedar arrastrado por la impronta del creador de la Unión Mendocina.