El techo que alarma a Sergio Massa, el ego de Macri y el equipo de Javier Milei
Sergio Massa tiene números que ponen un techo a su objetivo. Javier Milei empieza a buscar políticos para el Gabinete. Mauricio Macri reordena al PRO y Jorge apuesta a su armado nacional.
Hay un número que empieza a hacerse repitente y hurticante en el mundo de Sergio Massa. Números privados que recorren pasillos del búnker del extinto Frente de Todos confirman lo que del otro lado de la grieta se confirma: Javier Milei puede estar hoy en 52 por ciento de los votos y ser presidente a pesar de la espectacular campaña en términos discursivos y persuasivos del candidato de Alberto y Cristina Fernández de Kirchner.
Casi sin gafes y con aciertos en definiciones en casi todas las entrevistas que tuvo, Massa encuentra ahora un escollo complejo de descifrar cuando el tiempo se escurre y faltan horas para el debate presidencial. "La marca kirchenrista tiene un techo, y Sergio lo sabe, ése es el problema, no logramos perforar el 50 por ciento de los votos a pesar del desastre de campaña de Milei", dice alguien que conoce a Sergio Massa desde que quería ser intendente de Tigre con Ricardo Ubieto al poder.
Sergio Massa creció en votos de las PASO a la general, incluso no sólo logró que el torniquete corte la posible hemorragia de los votos de Juan Grabois, sino que contuvo y expandió, una vez más, rompiendo absolutamente todos los pronósticos. El manual de cómo ganar la elección presidencial está cumplido: escondió a Cristina Kirchner para que hable de autismo con el niño Ian y recuerde a Néstor Kirchner, Alberto Fernández sólo está vigente porque su renuncia no es pública, pero no tiene ninguna injerencia en campaña y dependiendo en dónde, tiene prohibido aparecer.

"La maldición de la marca" es el que representa al kirchnerismo conceptual. Ese techo de cristal que según el equipo del propio Massa no logran perforar a pesar de hacer casi todo bien. La presencia de Aníbal Fernández y el candidato presidencial el sábado fue un error letal que alimentó críticas multi direccionales. Fue durante el acto que se desarrolló en la Escuela de Cadetes Comisario General Juan Ángel Pirker, donde se conmemoró la semana de la Policía Federal Argentina, creada 202 años atrás.
Maria Eugenia Talerico, excandidata a senadora y potencial miembro del gobierno de Javier Milei, tiró un dardo en X que fue furor. "¿Destituyeron a @alferdez?". La pregunta de Talerico tuvo apenas dos millones de impresiones en la exred del pajarito y la oposición se nutrió de su tuit para su discurso durante casi dos días. La denuncia a Massa llegará esta semana antes del debate, lo que calienta el escenario.
El macrismo quedó grupalmente desdibujado. Sólo un puñado lograron marcar agenda positiva y pararse en la vereda de enfrente a Sergio Massa. Algunos desembocaron en argumentos lisérgicos, como Pablo Avelluto y su mirada sobre la "droga anti kirchnerista" que dijo consumir mucho tiempo. Otros, como Waldo Wolff, se pararon enfrente a Massa en el minuto cero del post elecciones. María Eugenia Vidal siguió el sendero incoloro que recorrió los últimos años, y Cristian Ritondo se tiró de cabeza en el mileismo más embrionario.

Wolff tiene un desafío: es vaso comunicante con Javier Milei en un espacio que supo qué hacer con la herencia del PRO. Será su posibilidad de ser parte de los que con poco construyen mucho, por ejemplo, como armador del "jorgemacrismo", algo que es incipiente, pero tiene fuerza subterránea en distintos pasillos de la política nacional y ya lo saben radicales, macristas y peronistas de distinto pelaje. La capacidad de Jorge Macri de reunir, expandir y crecer seduce a dirigentes nacionales de distintos lugares, y Wolff puede ser quien desde el ministerio de Gobierno o un rol de armador empiece a tejer el poder para lo que viene.
Mauricio Macri logró su objetivo, su marca existe; Juntos por el Cambio, no. Su centralidad rompió el mito de su lucha contra el ego, sigue siendo epicentral, pero desde un liderazgo ambiguo que no convence a los que lo conocen incluso. La metamorfosis kafkeana lo dejó en un lugar de moderador, casi un mentor de Javier Milei, que lo necesita como el aire que respira si llega a ser presidente. No hay dudas internas, sin macrismo duro dentro del Gobierno, no habrá gobernabilidad y el candidato lo sabe.
Después de treinta años de terapia post secuestro en agosto de 1991, el ingeniero no supo correrse del centralismo y llegó a decir que si era candidato ganaba. Primero, logró condicionar a Horacio Rodríguez Larreta con piropos al candidato liberal, después no bendijo a Patricia Bullrich aún faltando pocos días para la elección, y a menos de 24 horas del naufragio había convocado en privado un equipo para el landing en el potencial gobierno liberal. No será fácil el rol de Macri cuando pida colaboración a distintos sectores, empezando por los radicales.
Un nombre que deberá tener presente Macri es el de Guillermo Francos. Hombre de confianza, con trayectoria y política encima. Será el ministro del Interior si Milei es presidente, y tiene el equipo ya conformado para el desembarco, en general, de los que hicieron buenas elecciones pero no llegaron a ganar recientemente. Francos tiene agenda internacional y es parte de los que pueden tener injerencia en el croud funding venidero para una Argentina sin crédito, pero su metié será la mal llamada "rosca" como interlocutor y constructor de la política que Milei no conoce ni le interesa conocer.

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