Ganó el cambio
Se avecina un cambio en la arquitectura del poder en la Argentina. Ya se debate quienes estarán involucrados en ese proceso. El futuro del PRO en juego.
La sociedad argentina se expresó y convirtió en presidente a Javier Milei. Superó a Sergio Massa por casi 12 puntos en la elección nacional, ganando en la enorme mayoría de las provincias y casi empatando la provincia de Buenos Aires, donde prevaleció en la mayoría de los municipios. El resultado es contundente y habla de un mandato claro de apoyo hacia el cambio que propone el nuevo presidente.
Además de una corrección en el rumbo en la gestión de las políticas públicas nacionales, se avecina una reconfiguración del poder en la Argentina y también de su sistema político. Sigo creyendo que el PRO es una poderosa herramienta de transformación en el país y en la provincia. De hecho, Patricia Bullrich tomó una decisión audaz y acertada de acompañar al candidato que representaba el cambio en el balotaje, y sus votos en la elección general -casi en su totalidad- acompañaron a Javier Milei. En Tres de Febrero, donde soy intendente, la suma de Bullrich y Milei en la elección general daba 52 puntos y el candidato de LLA obtuvo casi 50 en el balotaje.
Los argentinos votaron con claridad un cambio, que no fue el que imaginamos inicialmente desde el PRO y desde Juntos por el Cambio. Milei fue más efectivo con sus ideas y su comunicación en representar esa necesidad de algo diferente, especialmente entre los jóvenes. Ahora tendrá la oportunidad de demostrar que un cambio definitivo es posible y viable.
En lo que primero existen demandas urgentes de cambio es en la economía y el rol del Estado. La campaña del miedo no logró su objetivo de paralizar a los votantes y hacerlos elegir de nuevo el status quo. Eso abre una oportunidad para hacer reformas que ordenen la macro e instalen condiciones para la creación de trabajo e inversión. No gastar más de lo que entra, no engañarse más con la salida fácil del subsidio, el déficit, el endeudamiento y la emisión monetaria. Encarar de lleno las causas de la inflación y generar previsibilidad. No creer que el estado está para todo, y dar espacio a la creatividad y a la iniciativa privada.
No podemos seguir con tanta carga impositiva y distorsiva, con tantos tipos de cambio, con controles de precio que no bajan la inflación, con una prioridad en el consumo y no en el ahorro y en la inversión, con un estado ineficiente y burocrático, con empresas públicas deficitarias y tantos malos incentivos a la creación de trabajo. Desde el lugar que nos toca estaremos gestionando para ayudar a que estas tendencias se reviertan y tengamos desarrollo a partir de una economía sana con equilibrio fiscal, cultura del trabajo, incentivos hacia la inversión y un estado que le sirva a las familias argentinas y no a los burócratas de la política.