El fuerte impacto del pedido de coimas a nombre de Walter Bento para liberar a un detenido
Una familia sufrió en carne propia el impacto de un pedido de coimas para liberar a un familiar detenido. Tras peregrinar por tribunales, la salida era una: pagar sobornos en dólares.
¿Qué están dispuestos a hacer un padre y una madre por un hijo? Esa pregunta se convirtió en el eje central de la vida de una familia, a cuya historia accedió MDZ, cuando apareció como opción que su hijo saliera de la cárcel pagando una coima. Fueron, precisamente, 81 mil dólares y responder a la oferta que un operador de la justicia federal lo que hicieron para, supuestamente, sobornar al juez federal Walter Bento y sus secuaces. “Lo pensamos, lo discutimos. Nos puso mal. El monto era inalcanzable para nosotros porque ya habíamos gastado todo lo que teníamos en abogados. Pero no era lo único, porque te pone en duda todo lo que has creído en tu vida”, explicó uno de los integrantes de la familia. "Impotencia, bronca. Es como que se te cae un castillo encima, te quedás desorientado", agregó otro allegado
“Son 81 mil dólares, y en dos días está liberado. Son para Bento”, dijo el mediador a la familia. La cifra estaba fuera de escala. Ante la desesperación, los más allegados se pusieron a disposición. Vender una casa, empeñar objetos, deshacerse de bienes, endeudarse. Todas opciones para tratar de conseguir el dinero y, así, pagar por la libertad de uno de los integrantes de la familia. El pedido de coimas era para que su hijo, que estaba preso por haber quedado involucrado en una causa de corrupción en el PAMI, pudiera acceder a la excarcelación que se le negaba desde hacía meses. Como explicó MDZ, se trata de un caso denunciado en 2012 que, inexplicablemente, estuvo dormida en el juzgado de Bento hasta que por hechos fortuitos y ajenos a ese juzgado se reactivó.
El joven involucrado estuvo meses detenido. Primero en a U32, en las celdas de Tribunales Federales, y luego en la cárcel de Boulogne Sur Mer, aún sin estar imputado por una acusación que no revestía mayor gravedad. La excarcelación fue negada y hubo ofertas y rechazos de varios abogados. También había un mensaje subliminar latente: sugerencias para apuntar a determinados estudios y profesionales del derecho para conseguir destrabar la salida. La solución amistosa no eran, al parecer, una buena defensa legal, sino contactos, vínculos y coimas.
El ablande
Esperar, aletargar las respuestas. Que la desesperación crezca. En la jerga le dicen ablande, adobo. En la práctica, estar detenido sin poder defenderse y sin que quienes están en el exterior entiendan la situación. "Cuando vimos el panorama completo, entendimos que ese adobo era probablemente para acceder a una vía no judicial para resolver los problemas", explican. Incluso quienes conocen a fondo la causa PAMI creen que el problema es que tomó demasiada trascendencia y eso complicó los mecanismos internos. Allí se abona la hipótesis de que ese proceso judicial pudo haber estado viciado desde el arranque.
El detenido fue trasladado a la penitenciaría y se mantuvo en el área de admisión de Boulogne Sur Mer. Allí convivió con varios presos, entre ellos Diego Stuto, un hombre ligado al mundo de las estafas y otros delitos económicos con vínculos directos con la policía, los fiscales y jueces; una persona que se maneja en un gris entre la delincuencia y quienes deben controlar. Stuto era informante policial, por lo que tenía también acceso a información privilegiada y también de la posibilidad de influir.
Al igual que Diego Aliaga, signado como el principal "puntero" de Bento en la causa, Stuto también aparece vinculado ofreciendo los servicios de Bento. En la causa Bento por haber mandado al frente al abogado Jaime Alba. En el testimonio al que accedió MDZ se cruzan todas esas líneas. Stuto contactó al detenido dentro de la cárcel, donde compartieron varios momentos, y le recomendó buscar una salida alternativa. Hasta las palabras usadas fueron parecidas a las de Aliaga. "Lo tuyo es una boludez, tenés que salir de acá", repitió varias veces.
Al salir de prisión, Stuto contactó a los familiares y les hizo la doble oferta. La propuesta mayor era pagar 81 mil dólares para que "en dos días" fuera liberado. La condición, además del dinero, era nombrar a Jaime Alba como abogado. La segunda oferta era pagar 10 mil dólares para que haga desaparecer una foja del expediente y, así, tener una ventana para pedir la liberación. El “mediador” incluso mencionó una foja particular del expediente, con una precisión que llamó la atención de todos. Ese dinero no iba a Bento, sino a otro de los investigadores de la causa.
Impotencia
A los dos se les quiebra la voz en algún momento cuando recuerdan. Las charlas se dieron en ámbitos personales, en largas charlas, con recuerdos dolorosos y algo de esperanza. Pero hay una emoción que tiene una complejidad especial para describir: impotencia. Eso es lo que siente la familia que recibió el pedido de coimas. Impotencia porque la historia es difícil de reconstruir y porque hay detalles que parecen inocuos, pero terminaron siendo trascendentes.
El "ablande" no solo involucraba al detenido. Todo el entorno de una persona acusada se afecta. Más allá de la causa formal, también entran en un mundo desconocido. Las filas para entrar a la cárcel el día de visitas, las rutinas familiares alteradas y hasta una afectación patrimonial importante. "Tuvimos defensores oficiales que hicieron un trabajo excelente. Pero también nos sugerían abogados que estaban acostumbrados a litigar en el Juzgado Federal 1 para poder resolverlo. Luego entendimos. Nos pidieron coimas, no las pagamos. Más adelante nos dijeron que ya era tarde para pagarle a Bento, salvo que tuviéramos '500 lucas'", relataron los protagonistas a MDZ.
El peregrinaje incluyó varios profesionales de renombre. Hubo, incluso, algunos que rechazaron el patrocinio de cuajo. "Con Bento no tranzamos", respondieron dos conocidos penalista que lideran, como familiares, un estudio. Otros, en cambio, dijeron estar sobrepasados porque ya eran defensores de otros imputados en la misma causa. En el horizonte, aparecían otros nombres repetidos, como el de Jaime Alba. "Nos sentimos violados en la dignidad por todo lo que pasó", recordaron.
La causa PAMI involucró una red para generar recetas falsas y comprar a costo de esa obra social medicamentos caros, principalmente insulina, para revenderlos en el mercado ilegal. Esa trama incluyó el robo de sellos de médicos, el uso de recetarios oficiales y connivencia. A pesar de las denuncias potentes que hubo en 2012 y 2014, no se avanzó en ninguna investigación hasta que de manera fortuita explotó todo. Hubo cordobeses detenidos, que fueron liberados rápidamente. También empleados y los jefes de la banda, que hasta montaron farmacias. Pero no se siguió la línea política hacia arriba.
La oferta para pagar coimas estaba sobre la mesa. Por la cabeza de los familiares pasaron todas las ideas posibles. Qué bienes vender para conseguir el dinero, si había alguna garantía real de cumplimiento de esa oferta. El dilema ético en el que quedó involucrada la familia se resolvió para el lado de la negativa: no profundizaron en la búsqueda de recursos para pagar.
El mecanismo descripto por ellos es similar al que relataron testigos e involucrados en la causa que fue elevada a juicio. Ese sistema funcionaba con la oferta de algún favor procesal para alivianar cargas, siempre a cambio de coimas. Los sobornos eran en dólares o bienes materiales. "El soborno consistía en el pago de sumas de dinero variables (generalmente en dólares estadounidenses) o bien en la entrega de bienes inmuebles o muebles (particularmente automóviles)", describe la acusación.
La causa PAMI no fue incluida en el juicio, tampoco otros hechos sospechosos como la vinculación entre Bento y los empresarios del juego que le pagaron un viaje VIP a Uruguay. Sí figuran en el expediente testimonios similares. Moira Sosa, una de las testigos, explicó que Diego Aliaga fue quien le ofreció los servicios. "El señor Aliaga me llamó por teléfono y me dijo que podía ayudarme en la causa de mi ex esposo. No lo conocía y me dijeron que vaya a escucharlo, me daba un poco de miedo la situación y me habían dicho que era medio peligrosón", dijo ante el tribunal. "Nos dijo que podía darnos una mano siempre y cuando le diéramos 200 dólares, primero le pregunté si eran pesos y me dijo no nena que eran 200 mil dólares", agregó. "Nos citó nuevamente en la heladería de Chacras, porque Aliaga vivía por ahí. Habrán pasado unos 15 días entre reunión y reunión y ahí me dijo que quería darme una mano.. Me dijo que podía darme una mano con Bento, pero que tenía que darle 200 mil dólares y que era Bento, que era el juez que llevaba la causa", agregó la mujer.
Diego Aliaga era, según los relatos, uno de los principales vínculos entre los "clientes" y Bento. Pero no el único. El trato más frecuente era con el abogado Jaime Alba, pero tampoco era exclusivo. Es que Tribunales Federales funcionaba con parcelas, como lotes, y las causas se resolvían según las vinculaciones y, sobre todo, lo que se podía pagar. El Juzgado Federal 1 de Mendoza es el que concentra más poder por tener la competencia electoral, pero además porque se avoca a las causas penales más calientes y "caras": narcotráfico y contrabando.
La impotencia se transformó en sorpresa cuando vieron que Walter Bento fue acusado de ser líder de una asociación ilícita, cohecho, enriquecimiento ilícito, lavado de activos y abuso de autoridad. Los relatos que leían y escuchaban se asemejaban a lo que les tocó vivir. Una causa federal, detenidos, personajes que se manejan en las sombras y pedido de coimas. Bento enfrenta ahora un juicio penal, pero además podría ser destituido. El 8 de noviembre se resuelve si el tribunal de enjuiciamiento lo halla culpable de mal desempeño. Si es así, dejará de ser juez y sería detenido.