El grosero error de Alberto Fernández en la cadena nacional

Cuando las pantallas de los televisores y las radios de Argentina comenzaban a transmitir la cadena nacional del presidente Alberto Fernández, la población se paralizó. Es que el mandatario iba a hablar luego del intento de magnicidio sufrido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la puerta de su domicilio en Recoleta.

Poco después de las 21, y cuando Cristina saludaba a sus simpatizantes, un hombre de 35 años llamado Fernando Sabag Montiel se acercaba a ella, apuntaba su arma Bersa Thunder calibre 32 y gatillaba sobre la cara de la vicepresidenta. La bala no salió. El hombre de origen brasileño era reducido y luego trasladado por la Policía Federal.

El arco político, casi en su mayoría, salió en apoyo a Cristina a modo de solidaridad y repudio por lo sucedido. Alberto, en tanto, desde la Quinta de Olivos preparaba su discurso.

Cerca de las 23.30 la luz de aire se encendió y le presidente comenzó diciendo: "Un hombre atentó contra la vicepresidenta de la Nación. Es un hecho de enorme gravedad. El más grave desde que recuperamos la democracia".

Y ahí está el gran error de Alberto Fernández. El presidente pasó por alto un suceso similar que ocurrió en 1991.

El 23 de febrero de ese año, y en el marco de un acto político en San Nicolás, el expresidente Raúl Alfonsín era víctima de un intento de magnicidio.

Aquel día, Ismael Abdala, un exmiembro de la Gendarmería Nacional gatillaba su revólver calibre 32 largo para intentar matar a Alfonsín, aunque una falla en el tambor del arma permitió que el hecho no terminara en una tragedia.

Abdala se acercó al palco desde donde Alfonsín hablaba a unas 5.000 personas en un acto político organizado por la delegación de la Unión Cívica Radical de la ciudad de San Nicolás y apretó el gatillo varias veces el arma; pero el mecanismo se atascó y no logró disparar ninguna bala. Un hombre de unos 70 años, Vicente Massisi, se echó encima de Abdala y le arrebató el arma. Enseguida, otros militantes radicales le retuvieron y golpearon hasta que los encargados de la seguridad del acto lo entregaron a la policía. 

Tras eso, el expresidente pidió calma y siguió con su discurso, pidiéndole a la militancia defender las instituciones democráticas.

"Estoy acostumbrado a recibir amenazas anónimas y algún día tenía que pasar algo así", declaró por aquel entonces Raúl Alfonsín.