Obra Pública

Efecto Luciani: Cristina Fernández de Kirchner apuesta a la unidad para ganar en 2023

La victimización como estrategia para las elecciones del año próximo. El silencio del peronismo. La visión desde adentro del Gabinete de Alberto Fernández

Pedro Paulin
Pedro Paulin domingo, 28 de agosto de 2022 · 21:57 hs
Efecto Luciani: Cristina Fernández de Kirchner apuesta a la unidad para ganar en 2023
Foto: Télam

“Gracias Luciani, veníamos medio desmovilizados y sin ganas, ahora estamos activos”. El que conversa con MDZ es uno de los llamados íntimos, de la mesa chica de Cristina Fernández de Kirchner. Tiene injerencia directa en el Gabinete y conversa a diario con Máximo Kirchner más allá de su directo acceso a la vice y al Presidente. El cristinismo cree que empieza una nueva etapa, incluso con el albertismo, ese oxímoron político que nunca nadie logró descifrar. Si la economía y el plan del otrora enemigo Sergio Massa funciona, cree que todavía el oficialismo tiene chances el año que viene: "falta mejorar indicadores económicos...".

El fin del alegato de Diego Luciani fue un catalizador para el kirchnerismo más duro, hubo reuniones, llamadas desde el celular de Cristina Kirchner a los principales armadores y coincidieron en que algo había que hacer. Así empezaron los primeros a llegar y unirse en torno a la ventana de Cristina clamando una inocencia que no coincide con el diagnóstico de la fiscalía hasta ahora. La Policía de la Ciudad ya había hecho presencia poniendo distancia, impidiendo desmanes y la sensación de desmadre ya se había vivido el lunes pasado, apenas sabido el alegato crucial, el puntapié de la inestabilidad política que se vive con estrés hace una semana en el país. 

“Somos menos, más fieles a Cristina y más duros, pero se puede recuperar”, bosqueja optimista un otrora pesimista líder camporista en diálogo con este periodista, que sabe que el núcleo de la composición votante está íntimamente ligado a los números económicos venideros, hasta ahora, muy flojos y en un contexto inflacionario sin precedentes en los últimos veinte años. 

Larreta quiere posicionarse (con las corridas y gases del sábado por parte de la Policía) dado que está en baja pero no la midió, le salió mal y quedó como un boludo”, certificó un camporista que tiene ya mala relación con las fuerzas de seguridad con las que tuvo hechos públicos de conflicto. “Esto fortalece a Cristina, al Frente de Todos en general”, añadió. 

Lo cierto es que hay una sensación de revitalizar la gestión, pero siempre dejando en claro las partes que integran el frente gobernante: “No existe la categoría albertismo, los más cercanos a Alberto Fernández lo dicen, es una categoría que no existe”, definieron cerca de Cristina Fernández de Kirchner a este medio. En rigor de verdad la clasificación de “albertismo” tuvo asidero durante parte de la pandemia cuando el propio Presidente y sus colaboradores estrechos decían que en las legislativas del 2021 lograrían tener la lapicera, armar las listas y correr a La Cámpora y los llamados “duros” de los primeros lugares; algo que nunca ocurrió y cuyo fracaso estrepitoso de las urnas es viejo cuento. 

“Axel (Kicillof) tiene chances, el FDT está fortalecido con todos adentro”, es la idea de parte del Instituto Patria, donde se cocinan las estrategias electorales nacionales. Buenos Aires, es decir cuatro de diez votos nacionales, será encabezada probablemente por Axel Kicillof, de quieta y sigilosa gestión las últimas semanas a pedido de Cristina. Esa definición tiene por delante un corolario de debates internos con los intendentes y en especial con Martín Insaurralde, hombre fuerte actual dentro del Gabinete y embajador de los intendentes, esa fuerza invisible que no soluciona la vida de los votantes, pero sí condiciona la desembocadura de sus votantes. 

El peligro aumenta para Cristina y sus colaboradores si la opción opositora es Patricia Bullrich o Mauricio Macri, también mencionado como opción de “derecha dura”, paradojal calificativo para dos dirigentes sindicados como tibios para los liberales extremos como Javier Milei. “Si juega Patricia, va a ser más peliagudo el tema”, cerró el líder de La Cámpora. Apenas siete días de un alegato que nada define, pero que sirve de botón de muestra para cristalizar los nervios de una sociedad exhausta.

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