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Facundo Manes a fondo: el poder, el cerebro y la vida del neurólogo que se metió en política

Facundo Manes es neurocientífico. Pero también político. Es diputado nacional y suena como precandidato a presidente. En una entrevista a fondo con Tiene el Don, analiza el país, cuenta sus expectativas y hasta sus pesadillas.

Redacción MDZ Online domingo, 19 de junio de 2022 · 10:56 hs
Facundo Manes a fondo: el poder, el cerebro y la vida del neurólogo que se metió en política
Facundo Manes, científico y político. Foto: Gentileza

Facundo Manes piensa; responde y no se sale de su construcción; de lo que quiere decir. Recuerda a "Goropo"; el niño y adolescente que fue. Trae a la charla todo el tiempo a "Pedrito", su hijo más chico y a su familia.

Es neurólogo, también político y diputado nacional. En ese nuevo rol es uno de los precandidatos a presidentes. Pero aclara: "No me interesa el lugar, sino que cambiemos la mentalidad. Argentina es el país con más cantidad de candidatos a presidente". 

En su análisis considera que "la soledad es una de las epidemias del mundo moderno" y, en el plano político, que hoy "más importante que ser presidente, es construir un espacio político que pueda convocar a una nueva mayoría".  En una entrevista a fondo con Tiene el Don, Facundo Manes analiza la realidad, el país y su vida personal. De entrada, asegura que cree más en el esfuerzo que en el talento. "Es importante el talento, pero más el esfuerzo, la práctica. Aprender del error. El proceso es más importante que el resultado muchas veces", sentencia.

Mirá la entrevista completa

-Hay algo genético…

-Sí, en algunos aspectos hay un talento natural. Pero en otros casos no y es más importante el esfuerzo.

-¿Manes es talentoso?

-No me considero talentoso, soy del promedio. Yo agradezco haber crecido en un pueblo donde convivía con todos y con todas las realidades. Le pongo esfuerzo y tenacidad, no me considero inteligente. El entorno me ayudó. La empatía predice el liderazgo más que el nivel intelectual. El entorno nos hace diferentes.

-Una persona que crece con carencias, que crece en una villa, tiene posibilidades de mejorar su situación.

-La respuesta es sí. El cerebro es plástico. Siempre se puede hacer algo. Ahora, es cierto que un cerebro, una persona que no ha sido estimulado afectivamente o intelectualmente va a tener más dificultades. Es clave para un país que todos los chicos se nutran bien. Pero no quiere decir que “no se puede hacer nada” cuando hubo problemas. La primera ley que mandé al Congreso es la ley de desarrollo humano porque hay muchos problemas de malnutrición, por ejemplo. Argentina era un país con analfabetismo y pobreza. Pero hubo patriotas que pensaron un país distinto, que sancionaron una ley de educación pública y cambiaron el país. La política hoy es mantener el poder, no mejorar la calidad de vida de la gente. Es momento de más patriotas que de políticos clásicos.

-¿Te gustaría ser presidente?

- Acá hay muchos candidatos a presidente. Argentina tiene, y lo digo en chiste, el índice más alto de candidatos a presidente per cápita…pero necesitamos gente que cambie la decadencia crónica. Cuando Roca asume, se odiaba con Sarmiento, con Pellegrini. Todos se odiaban mutuamente. Y Roca le dice a Sarmiento que lo necesita como director de escuelas y a Pellegrini le dice que lo necesita como rector de la Universidad. Los unía un proyecto de la modernidad de Argentina. Hoy priman los proyectos individuales. Claramente voy a dedicarle el resto de mi vida a mi patria. Esta es mi patria, a la que pertenezco. Voy a trabajar desde abajo para arriba para que haya un nuevo ciclo, el lugar no me interesa. Desde 2001 recorro la Argentina. Además de crear institutos, laboratorios y demás, me dediqué a recorrer el país. Lo que estoy contándole a todos es que no estamos condenados a la decadencia.

-¿Cómo se hace?

-Como hicimos con la democracia. Ahora estamos frente a un nuevo desafío, que es sentirnos parte. Hace falta una revolución educativa, tecnológica, para que volvamos a ser una potencia. Hay gente que no quiere que cambie nada, pero cuando la sociedad va para adelante, no la para nadie. A mí me formó la educación pública, la gente que aún sin haber pisado una universidad me ayudó a mí.

-¿Qué te pone más contento o te genera temor dentro de tu cerebro?

Me da miedo tener miedo. La felicidad es la ausencia de miedo. Y me da mucha alegría la gente. Me gusta dormir también…dormimos un tercio de nuestras vidas

-¿Es necesario?

-Sí, no sabemos para qué…pero es necesario. Cuando no hacemos nada, cuando dormimos hay zonas del cerebro que no están asociadas y se asocian. Dormir refuerza el sistema inmune, el sistema hormonal y consolida la memoria. Pero debe servir para mucho más porque dormimos mucho. Soñamos muchas veces a la noche, pero solo recordamos el último sueño que tuvimos antes de despertar.

Manes político, en pleno debate dentro del recinto. 

¿Qué cosas lindas soñás?

-Sueño despierto que Argentina sale. Y es muy posible que veamos a la Argentina en camino a desarrollarse. Por eso voy a dedicar mi vida a esto.

-¿Tenés pesadillas recurrentes?

-He vuelto a tener una pesadilla recurrente de estar en caída y despertarme justo antes de golpearme.

-¿Cómo es tu día a día?

-Soy muy cariñoso con mis hijos. Nunca me lo imaginé. Conocí a mi mujer en Estados Unidos, nos casamos y llevamos más de 20 años juntos, aunque con la pandemia le digo que son más de 30 años…

-¿Qué haces en tu casa y cuál es tu lugar favorito?

-El lugar de mi casa era mi escritorio, pero ahora Pedrito lo ocupó…jaja. Me gusta meditar. Medito mucho. Tiene rigor científico. Es bueno para muchas enfermedades como el dolor crónico, la depresión. La meditación mejora la calidad de vida. Un cerebro atento al presente es un cerebro más feliz. La meditación ayuda a eso porque enfoca. El cerebro aprende de tres maneras: cuando algo nos motiva, nos inspira y nos parece un ejemplo. Hay que buscar gente que nos genere eso. Buscar un proyecto en la vida que nos exceda. Esto de involucrarme en la política quizá en términos egoístas era malo. Pero le recomendaría a la gente pertenecer a algo que los supere: cambiar el barrio, el club, el país.

-¿Cuándo te picó el bichito de la política?

-Con la pandemia. Ahí entendí que la Argentina era un país que involucionaba. Esto requería que todos nos involucremos. Las sensaciones que tuve fueron el coraje y el miedo. El coraje es avanzar con miedo. Hay una sociedad que es mejor que la dirigencia.

-¿Cómo se puede cambiar la realidad?

-El mayor desafío que tenemos es un cambio cultural, de mentalidad colectiva. Esto pasó con la democracia; donde hubo un cambio colectivo. Si no pasamos a un cambio para encarar el progreso, de salir de la decadencia, ningún plan político o económico va a funcionar. Necesitamos un cambio de mentalidad colectiva. La sociedad argentina valora la democracia; valoramos algo que nos costó. Hay riesgo porque la democracia en el mundo está en riesgo. La mayoría quiere vivir en democracia

-¿Al cerebro le gusta el matrimonio?

-Biológicamente no somos monógamos. Es cultural, es un contrato. El matrimonio se creó cuando la expectativa de vida creció. El matrimonio tiene como finalidad cuidar a los chicos. Es difícil. El mayor problema de todos es que queremos controlar.

-¿Y el amor?

-El amor es casi una adicción. Cuando uno está locamente enamorado, cumple el criterio de adicción. Uno toma riesgos, está obsesivamente pensando en la persona como el adicto piensa en eso. Cuando uno está locamente enamorado, segrega dopamina que es lo primero que libera con la cocaína por ejemplo. Cuando uno no es correspondido, eso sigue activo y por eso se sufre tanto. Por eso no hay amor sano, porque es como la adicción, la locura…pero a la vez eso es sano…jaja. Hay tres formas de abordaje: el amor romántico, el sexo y el apego.

 

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