El nuevo ministro

Daniel Scioli apuesta fuerte, pero se expone al deterioro de una gestión sin respuestas

El entusiasmo de sectores del oficialismo por la asunción de Daniel Scioli como sucesor de Matías Kulfas se percibe como una sobrevaloración ante la adversidad política que reflejan todas las encuestas. El sueño de su proyecto presidencial se expone al deterioro del Gobierno.

Beto Valdez
Beto Valdez viernes, 17 de junio de 2022 · 08:30 hs
Daniel Scioli apuesta fuerte, pero se expone al deterioro de una gestión sin respuestas
Foto: Telam

La adversidad que reflejan las encuestas y la orfandad política generaron que la designación de Daniel Scioli como ministro de Producción fuera recibida con enorme entusiasmo por la mayoría de los sectores del oficialismo. Muchos interpretan que la movida del presidente Alberto Fernández fue realmente oportuna, pero a la vez es una señal de debilidad extrema ya que terminó poniendo en el centro del escenario a un rival competitivo para la elección presidencial.

Fuentes oficiales sostienen que el jefe de Estado empieza así a renunciar a su intento de reelección, aunque no lo haya decidido. El exgobernador, con su estilo dialoguista y su capacidad mediática, le puede dar oxígeno a su gestión, pero al mismo tiempo puede hacerle sombra y transformarlo en un pato rengo a más de un año de la finalización de su mandato.

También ha abierto una grieta con uno de los socios fundadores del Frente de Todos como Sergio Massa, quien ha quedado muy decepcionado por la decisión presidencial. Lo citó a Olivos en medio de la crisis por la renuncia de Matías Kulfas para analizar alternativas donde se especulaba con su designación o poner a alguien cercano al Frente Renovador. “Una cosa es que al final no nos tenga en cuenta y otra muy distinta que elija un enemigo de Sergio”, dicen en el massismo.

El vínculo entre el presidente de la Cámara de Diputados y su esposa con Scioli está roto desde el episodio del agente de la Prefectura que intrusó su vivienda. Además, compiten con un estilo parecido, pero Massa sabe que está peor en las encuestas que el exembajador en Brasil. Una interna difícil de solucionar.

Mientras tanto, en el kirchnerismo no están como los massistas, pero tampoco tan entusiasmados como el resto del oficialismo. Nunca quisieron al nuevo ministro, pero saben que puede ayudar a calmar un poco la incertidumbre dentro del Gobierno. Además, Cristina Fernández estuvo reunida con Scioli hace algunas semanas y se mostró muy cordial.

Los más alegres, obviamente, son los integrantes del establishment peronista y el círculo rojo. Gobernadores, sindicalistas e intendentes consideran que el sucesor de Kulfas es el mejor candidato que puede ofrecer el oficialismo el año que viene. Y en el mundo empresario se aferran al hombre de diálogo.

De todas formas, Scioli no le tiene nada fácil. Decidió dejar la tranquilidad de la embajada para entrar en el peor momento de la gestión de Alberto. Corre el riesgo de un desgaste en su imagen por las internas del oficialismo y la adversidad económica. Algunos de sus allegados le advirtieron que puede llegar a terminar como Juan Manzur.

El tucumano también había generado cierto entusiasmo cuando desembarco en la Casa Rosada pero su perfil se fue diluyendo hasta llegar a la irrelevancia. Claro que Scioli tiene más nivel de conocimiento y popularidad que el jefe de Gabinete, pero sabe que solo podrá instalarse con anuncios y salidas mediáticas, pero sin dólares no podrá cumplir lo que promete. “Daniel se tiró él piletazo para vender humo y quedar bien posicionado para el año que viene, nada más”, comentan quienes lo frecuentan. Va a improvisar, sin planes concretos y apostar fuerte a su capacidad de sobrevivencia política.

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