Crisis en el Gobierno

Alberto Fernández comprobó que no tiene quién lo defienda

El presidente quedó políticamente desnudo tras los actos de ayer. Piqueteros "amigos" le reclamaron más lugares en el Gobierno y suba de planes. Gobernadores propios y ajenos con agenda de protesta. Cristina, en silencio y Máximo (en previa) volvió a castigar a Guzmán.

Rubén Rabanal
Rubén Rabanal lunes, 2 de mayo de 2022 · 17:31 hs
Alberto Fernández comprobó que no tiene quién lo defienda
Foto: Télam

El oficialismo no tuvo este año su festejo del 1 de mayo. En realidad, esa fecha fue mutada por el PJ desde un día de conmemoración por los Mártires de Chicago, como se lo recuerda en todo el mundo, a una  fiesta peronista. No es el único hito universal que Juan Domingo Perón termino apropiándose, ni la primera vez que el peronismo proclama como creación propia algún evento histórico que ya existía con anterioridad a su nacimiento. El socialismo argentino con sus conquistas laborales previas al peronismo y Raúl Alfonsín avanzando con los juzgamientos a las Juntas Militares de la dictadura pueden dar cuenta de eso.

Este año ni el oficialismo justicialista, ni la CGT tuvieron su acto; por el contrario, el Día de los Trabajadores fue una larga sucesión de recriminaciones, divisiones internas y golpes bajos que impactaron directamente en Alberto Fernández. Cuando el kirchnerismo golpea con fuerza y hasta insulta al ministro Martín Guzmán, queda claro que el mensaje esta dirigido al presidente. Un día para olvidar, podrían decir en la Casa Rosada, y un peligroso ejemplo de debilidad. El 1 de mayo, entonces, sirvió solo para recordar la situación de crisis que rodea al oficialismo y la increíble ausencia de temor del kirchnerismo en forzar aun más la ya complicada situación de Guzmán

Un poco mas lejos de la acción que se vivió en la avenida 9 de Julio y la Plaza de Mayo, cuatro gobernadores tuvieron su asamblea legislativa para inaugurar el período de sesiones ordinarias, fecha que hasta la Constitución de 1994 tambien regía para la Nación. Ninguno de esos jefes provinciales le ahorró disgustos a Alberto Fernández, ni siquiera los propios y aliados. 

Omar Perotti, uno de los gobernadores que dieron su mensaje, llegó a alinearse con el intendente de Rosario, su adversario Pablo Javkin, para proclamar la bronca que tiene la provincia con el Gobierno nacional por la negativa a enviar fuerzas federales en medio del incendio narco que asola Santa Fe. Anibal Fernández mandó agentes a Rosario, pero en rol casi testimonial y que hoy, mayormente, están asignados a controlar tránsito en el centro de la ciudad. El tramo dedicado a Alberto Fernández fue evidente: “La inseguridad es un flagelo que la provincia arrastra desde hace años y que sobrepasa la instancia provincial y local”, dijo y convocó “al Gobierno federal, al Congreso, a que en el cumplimiento de la Constitución nacional provean a Santa Fe de efectivos federales y de una estructura federal de Justicia más sólida y acorde a la crisis que enfrentamos en nuestro territorio”.

El mal trago que le acercó el santafesino a Alberto Fernández, con quién se reunió a solas hace un mes, se repitió en Misiones, donde el gobernador Oscar Herrera Aguad le facturó la deuda y la discriminación energética que la Nación tiene con esa provincia. Mendoza tambien avanzó con un mensaje duro contra la ausencia de rumbo económico y, Rodolfo Suarez, mas allá de las dudas que dejó sobre la provincia, le envió un misil directo sobre su situación en la interna al hablar de "las tensiones imprudentes generadas dentro del nivel más alto del Gobierno nacional". Solo el catamarqueño Raúl Jalil, que tambien tuvo su día, le agradeció a Alberto fondos para obras publicas.

En la Capital, Alberto Fernández, que había saludado a los trabajadores con un video grabado el día anterior durante un acto en San Vicente, tuvo que escuchar que los piqueteros oficiales, los mismos que tienen representantes en cantidad impensada dentro del gobierno, le echaran en cara el bajo nivel de los salarios y hasta le exigieran mas lugares en los ministerios y el Congreso. El Movimiento Evita tuvo que reconocer públicamente que en sus filas hay quienes protestan contra Alberto y otros que no apoyan a Cristina. Todos los socios del gobierno deben mostrar aperturas semejantes en los últimos tiempos para no perder clientela. 

Y en la base de todo ese descontento quedó en evidencia tambien el costado más peligroso de la debilidad presidencial; el que aparece cada vez que Cristina Fernández de Kirchner o los suyos hablan de Guzmán o el gobierno en si mismo. Máximo Kirchner y La Cámpora tampoco tuvieron acto ayer, pero el sábado el hijo de la vicepresidenta dejó su mensaje: "¿Cómo que nuestro ministro de Economía Martín Guzmán dice que él hace su trabajo pero que no se involucra en las disputas de poder? ¿Y entonces qué vamos a hacer?", dijo. Ni Cristina, ni Máximo hablan de Guzmán; todas esas frases van directo para Alberto Fernández

En 15 días, como claramente lo anticipó el periodismo este fin de semana, vendrá una prueba de fuego. El Gobierno convocó a la audiencia pública para definir la suba de tarifas de electricidad y gas que esta comprometida en el acuerdo con el FMI. Será un impacto extra de alrededor de 20 % sobre las facturas que reciban los usuarios. Cristina Fernández de Kirchner no esta dispuesta a aceptarlo. La orden para que parte de esa suba se ponga en vigencia debe firmarla Federico Basualdo, el subsecretario de Energía Eléctrica que responde al Instituto Patria y que casi hizo salir a Guzmán de su cargo el año pasado. 

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