Pasión por el futbol

Perlita: la chicana de un intendente del PRO que molestó a Horacio Rodríguez Larreta

Un cruce futbolero le puso picante al encuentro entre el intendente de La Plata, Julio Garro, y el jefe de Gobierno porteño. ¿Se abre una nueva grieta en el PRO?

José Luis Carut
José Luis Carut sábado, 14 de mayo de 2022 · 07:43 hs

La pasión por el fútbol es algo muy difícil de explicar. Desata en cuestión de segundos todos los estados por los que puede pasar un ser humano en noventa minutos. Desde la euforia contenida a una alegría desbordante en cuestión de segundos, o a la inversa, provocando una furia inexplicable y hasta un estado depresivo que puede durar varios días. Todo eso lo puede lograr una simple pelota rodando por el verde césped, como dirían los relatores en la radio.

La política no es ajena a estas situaciones, es un ambiente donde reinan todo tipo de chicanas, acusaciones y traiciones. Pero los colores del equipo de nuestros amores son intocables. Es una pasión que supo plasmar muy bien Eduardo Sacheri en su libro “La pregunta de sus ojos”; llevado al cine por Juan José Campanella en el “Secreto de sus ojos” e inmortalizado en la escena del bar, donde Guillermo Francella le pregunta a un parroquiano: “¿Qué es Racing?”, obteniendo como respuesta: “Una pasión”. Para luego explicarle a Ricardo Darín qué es esa pasión por el fútbol: “Te das cuenta Benjamín…El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios...Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín…no puede cambiar de pasión”.

Eso es el fútbol para gran parte de los argentinos: una pasión que no reconoce límites. Este jueves en La Plata se juntaron para un recorrido por la zona norte, más precisamente en la localidad de City Bell, dos fanáticos del fútbol: uno de Boca y otro de Racing.

Ni bien Horacio Rodríguez Larreta, fanático racinguista, se bajó del vehículo que lo trajo de Capital Federal para encontrarse con el Intendente platense Julio Garro, reconocido hincha de Boca, el cruce de miradas y el lenguaje corporal de ambos hacía presagiar que no solo iban a hablar de política. Algo más iba a pasar.

La recorrida fue normal. Como todas las caminatas “de campaña” hablaron, entre otras cosas, sobre la situación del país, la inflación, la falta de trabajo y de oportunidades para los jóvenes, de la provincia de Buenos Aires y de los problemas de la Ciudad con vecinos, comerciantes y empresarios….hasta que se sentaron a tomar un café con asesores, militantes y la prensa. Dejaron varios títulos en temas políticos. Larreta sobre la interna partidaria: "Todas las candidaturas se definirán por las PASO.  Los que quieran participar todos a las PASO". Y Garro habló de la unidad y de sumar referentes desde su espacio político: “Hacemos Juntos”, además de dejar como título sus intenciones de pelear por la gobernación bonaerense.

Como veníamos diciendo, algo empezó a picarse cuando se sentaron en el bar. El primer gesto de pudrirla fue del Jefe de Gobierno porteño. Apoyó su celular dado vuelta al lado del Intendente platense, dejando a la vista de Garro la funda con el escudo de Racing Club. Provocación que el platense, al que no le gusta perder ni a la bolita, no iba a dejar pasar del visitante…¡Otra que la discusión entre halcones y palomas!

Con un gesto, bien de pícaro de barrio, llamó a uno de sus asistentes y le dijo al oído: “Andá rápido a comprar una gorrita de Boca, que me la pongo para la foto con el pelado”. El asistente salió disparado como un rayo. Luego de unos minutos de búsqueda sin conseguir lo pedido, le manda un mensaje a su jefe: “Julio no hay gorritas por ningún lado”; la respuesta no se hizo esperar: “Trae ya cualquier cosa de Boca. Apurate que se va”.

A los pocos minutos el asesor llega con el pedido. Dentro de una bolsa negra estaba la revancha ansiada por Garro y la chicana que necesitaba para calentar la previa del clásico del sábado entre Boca y Racing por un lugar en la final de la Copa de La Liga Profesional.

Rodríguez Larreta tenía todo listo para volver triunfante a Capital Federal, sonriente de que la provocación futbolera le había salido bien. No contaba con la reacción del platense. Ágil como un gato, ¿se habrá acordado de su pasado de arquero?, Garro recibe la bolsa y saca el preciado trofeo ofreciéndoselo al invitado sin que este se diera cuenta.

Rodríguez Larreta observa como Garro con un rápido movimiento de manos le ofrece una pequeña pelota con los colores azul y amarillo. El porteño sorprendido tarda en reaccionar, al percatarse que el obsequio era la respuesta a su “osadía” y riéndose dice: “¡Qué es esto!… Noooo ¡Salí de acá!...No me des esa pelota… mira que la tiro a la basura”, haciendo un ademán, provocando la risa de todos los presentes.

Lo cierto es que el “cruce futbolístico”, entre los dos pesos pesados del PRO, dejó de lado las conversaciones sobre estrategias de campaña, alianzas, peleas internas y tácticas legislativas para enfrentar al kirchnerismo. La tensión entre halcones y palomas al lado de esto es cosa de niños. Solo se sabe que saldrán de las trincheras con la pitada final del árbitro, con el vencido tratando de apagar el teléfono para no recibir la "cargada" del triunfador. El domingo los encontrará unidos planificando las estratagemas para ganar en el 2023.

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