Medida polémica

El dato de la realidad con el que Rodríguez Larreta le gana la pulseada a Axel Kicillof

El tema sanitario viene enfrentando a Axel Kicillof con Horacio Rodríguez Larreta. El tema del uso de barbijos en los colegios es uno más. Mientras en la Ciudad de Buenos Aires no es obligatorio, en la provincia sí. A más de un mes de iniciadas las clases, los contagios bajaron por igual.

Horacio Alonso
Horacio Alonso jueves, 31 de marzo de 2022 · 08:30 hs
El dato de la realidad con el que Rodríguez Larreta le gana la pulseada a Axel Kicillof
Foto: Télam

Son tantos los problemas en los que está inmersa la Argentina, desde económicos a políticos, que hay temas que pasan al olvido o, al menos, no están entre las prioridades de muchos funcionaros. Uno es, por ejemplo, la obligatoriedad del uso de los barbijos en los colegios. Desde el Consejo Federal de Salud, antes del inicio de las clases, se dispuso esa medida como marco general para que las autoridades de cada distrito la adaptaran a la situación local.

Paralelamente, la Ciudad de Buenos Aires volvía a enfrentar la política a nivel nacional en materia sanitaria y anunciaba que los alumnos de nivel inicial y los primeros tres años de primaria estaban exceptuados de estar en las aulas con tapabocas. Luego, Horacio Rodríguez Larreta, lo amplió a todos los estudiantes.

Mendoza siguió el camino, al igual que Tierra del Fuego. En los últimos días también quitaron la obligatoriedad las provincias de Neuquén y Rio Negro.

Del otro lado, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, encabezó la política más dura: todos los alumnos tienen que estar con tapabocas durante toda la jornada escolar, pese al rechazo de la mayoría de los padres del distrito.

Lo que argumentan quienes se oponen a la medida es que la evidencia científica no avala el uso de barbijos en los colegios. Si bien en el momento de tomar la decisión, hace más de un mes, se podía creer que los colegios son un foco de contagios – y no todo lo que sucede en el resto de la sociedad, en eventos masivos, restaurantes y demás lugares públicos – por lo que era necesario ser estricto en el uso de tapabocas en las aulas. Desde Buenos Aires, especialmente, se sostenía la idea de que las escuelas, sin tapabocas, generaban un riesgo epidemiológico.

Los datos de la realidad no le estarían dando la razón a Kicillof.

En el primer distrito en que comenzaron las clases fue en la ciudad de Buenos Aires. Fue el 21 de febrero. Ese día, la Capital Federal tuvo 1.029 contagios. Después de un mes y medio con las escuelas funcionando sin uso de tapabocas, los casos ayer fueron 440, menos de la mitad.

Pese a lo que se supone en la gobernación bonaerense, los contagios no aumentaron; bajaron.

Lo mismo sucedió a nivel nacional. Aquel día de febrero, los contagios en el país fueron 11.170, mientras que ayer bajaron a $2.965. Esta evolución se produjo con distritos donde se utilizaban barbijos en los colegios y otros que no.

En Mendoza, donde también se quitaron los barbijos, durante el mismo período, se pasó de 214 casos a 39.

En tanto, en la provincia de Buenos Aires, con la dura medida escolar, el 21 de febrero hubo 5.203 casos positivos. Ayer, 1.076.

Estos datos muestran que la evolución de los contagios se reproduce en distintos lugares con o sin tapabocas en los colegios. Con estas cifras, parecería que su uso en las aulas no arroja resultados diferentes a los distritos en los que se quitó la obligatoriedad, pero sí una consecuencia en entorpecer el aprendizaje

  Pese a esto, el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, manifestó a comienzos de marzo que no tienen pensado, por el momento, dar marcha atrás con esa decisión.

Lo que está claro es que la presión contra el uso en las escuelas vuelve a meterse en la “grieta”. Por un lado, el kirchnerismo muestra una posición restrictiva, mientras que intendentes o gobernadores de Juntos por el Cambio impulsan una política más flexible.

Esta disputa ya le provocó al gobernador bonaerense un dolor de cabeza. En las elecciones pasadas, su posición de mantener cerradas las escuelas le hizo perder un importante caudal de votos.

Desde el colectivo Padres Organizados vienen dando batalla para su eliminación y resaltan que ya se dejaron de utilizar en Uruguay, Rio de Janeiro, San Pablo. Hoy, esa organización va a realizar una marcha a Plaza de Mayo en reclamo a la eliminación del uso.

A esta lista podrían sumarse varios países de Europa y algunos estados de Estados Unidos.

En el mundo se avanza hacia la eliminación de la utilización en los colegios. Esto se debe a que la evidencia científica está demostrando que no hay diferencias, en cuanto a contagios, de alumnos que lo hayan utilizado y otros que no, como confirma la evolución en Argentina.

En España, un estudio de más de 600.000 casos mostró que el comportamiento entre unos y otros era igual.

También se fundamenta en la baja de los contagios que se viene registrando y en la baja propensión de los menores de presentar cuadros graves.

En general, transitan el coronavirus con una gripe común suave. Más, ahora, con una parte importante de la población estudiantil que tiene una o dos dosis de vacunas.

Pero el otro elemento fundamental, además de que, en la mayoría de los casos, se utilizan tapabocas de tela que no tienen ningún efecto sanitario, pero dificulta la comunicación entre alumnos y los maestros, con un importante daño en el proceso educativo. Este es un tema que no es tenido en cuenta y los chicos vuelven a ser rehenes de las decisión, si base científica, toman algunos funcionarios

“Los tapabocas, en los colegios, son simbólicos porque no sirven para protección contra el coronavirus. Son trapos que se ponen en la boca y con eso se cumple, supuestamente, con la obligatoriedad. No evitan los contagios, pero agobia a los alumnos tener que estar horas con algo que no los deja hablar bien ni escuchan correctamente a los demás. Es increíble que se sigan obligando a cumplir con esa norma” se quejó a MDZ un padre de un alumno bonaerense.

Cómo sucedió al comienzo de la pandemia, con el extenso período de clases virtuales que se dispuso en el país, pese a la experiencia internacional contraria, el nuevo capricho pasa por los barbijos.

Como viene informando MDZ, en el caso de la provincia de Buenos Aires, el gobierno de Kicillof está en un proceso de compra directa de unos 90 millones de barbijos, por un monto de $772 millones, para ser repartidos en las escuelas del distrito. Se trata de insumos tricapa que sí están recomendados para la variante ómicron.

Hay diputados de la oposición que están investigando la operación.

No sólo llama la atención que no se realice por licitación pública, sino que el proceso se haya iniciado a fines de febrero, a pocos días del comienzo de las clases.

Recién hace dos semanas se eligieron las empresas proveedoras y no se sabe cuándo se repartirán, pero está claro que será con el ciclo lectivo avanzado, lo que hace difícil entender el objetivo sanitario de la medida, cuando los alumnos pasaran meses con tapabocas que no sirven.

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