Editorial

El peligroso coqueteo con un default judicial que exige un "scrum" del centro

La nueva conformación del Consejo de la Magistratura implicará la necesidad de construir acuerdos políticos, como el logrado entre la Casa Rosada y la oposición para evitar el default financiero.

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MDZ Política lunes, 21 de marzo de 2022 · 11:33 hs
El peligroso coqueteo con un default judicial que exige un "scrum" del centro
Foto: MDZ

Dentro de 24 días opera un vencimiento tal vez más importante que los pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI). Se termina el plazo otorgado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación para la nueva integración del Consejo de la Magistratura. Se trata nada menos que del órgano encargado de seleccionar, sancionar y destituir a los jueces. El dato no es menor en el actual contexto de inestabilidad política, donde las coaliciones crujen en cada debate parlamentario y enfrentan un futuro económico y social complejo ante la imposibilidad de ponerle freno a la inflación y a la caída del sector privado.

Ante ese escenario, Argentina coquetea ahora con un default judicial que podría dejar al país al margen del estado de derecho. Un default judicial que no sólo preocupa por la crisis institucional sino también por la anomia política en la que ingresaría el país en el marco de la renegociación de deuda externa más grande de la historia del país. La nueva conformación del Consejo de la Magistratura implicará la necesidad de construir acuerdos políticos, como el logrado entre la Casa Rosada y la oposición para evitar el default financiero.

En ese contexto, la política queda en la zona liberada de Comodoro Py donde la Justicia Federal pendula con su propio pulso político, más allá del Juntos por el Cambio o el Frente de Todos. Horacio Verbitsky advierte este fin de semana sobre la posible persecución judicial a Cristina Fernández de Kirchner y a su familia. Algo similar le ocurre a Mauricio Macri quien comienza a sentir como una posibilidad cada vez más tangible que la Justicia Comercial decrete la quiebra del Correo Argentino, causa impulsada políticamente por Carlos Zannini. Se trata de la política y sus derivaciones empresariales, a merced de un intercambio constante de denuncias e investigaciones judiciales en muchos casos creadas por servicios de inteligencia con ayuda de medios, que nublan la posibilidad de consensos y la construcción de políticas de Estado a largo plazo.

Allí surgen los extremos y la polarización, con magistrados tironeados de uno y del otro lado del mostrador de la política. Con la Justicia usada como punta de lanza, las disputas políticas quedan libradas a la ciénaga que cubre algunos pasillos judiciales. El desafío que enfrenta la política para acordar la nueva integración del Consejo de la Magistratura será un termómetro del nivel de convivencia, o guerra política, que oficialismo y oposición sostendrán a partir de la aprobación del acuerdo con el FMI.

En ese proceso, Alberto Fernández volverá a enfrentarse con Cristina Fernández de Kirchner. De los dos legisladores nacionales que habrá que designar en el Consejo, uno corresponde al Senado donde manda la vicepresidenta y donde la oposición teme que se complique, o incluso judicialice, la designación de ese representante. Si ese trámite no avanza antes de 14 de abril, en palabras de la Corte Suprema , “los actos dictados por el Consejo de la Magistratura serán nulos”. Es decir, un default judicial con zona liberada para los magistrados de Comodoro Py.

Para quebrar esa lógica de política fracturada y guerra judicial urge la necesidad de lo que Emilio Monzó llama un “scrum” del centro. Sin un acuerdo político previo de las distintas fuerzas será imposible avanzar sobre una agenda de políticas de Estado y mucho menos en soluciones a problemas urgentes como la inflación y la reducción del déficit. El FMI comunicó este fin de semana su beneplácito por el “acuerdo social” logrado en el marco de la votación del Congreso. Fue el primer experimento exitoso de acuerdo político en la presidencia de Alberto Fernández. Ya sin el peso de Máximo Kirchner como jefe de bloque y en cortocircuito con su compañera de fórmula, la Casa Rosada articuló distintos intereses sin dejarse arrastrar por un extremo de su propia coalición de Gobierno.

Tal vez al borde del default judicial haya surgido un nuevo esquema político de diálogo entre oficialismo y oposición luego de los canales abiertos entre Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, entre otros interlocutores de este incipiente “scrum” del centro. Ya es momento para algunos actores de impotencia en el futuro no muy lejano de dar señales de que no existe espacio para revanchas personales o cruzadas judiciales. Es momento de unir al país.

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