Conflicto de poderes

Alberto Fernández estalló contra la Corte Suprema por los chats filtrados y va a fondo por Horacio Rosatti

El presidente consulta cómo explicar la situación con su equipo. No se descarta una cadena nacional y creen que el organismo está muy golpeado.

Pedro Paulin
Pedro Paulin viernes, 30 de diciembre de 2022 · 21:02 hs
Alberto Fernández estalló contra la Corte Suprema por los chats filtrados y va a fondo por Horacio Rosatti
Foto: Twitter Martín Soria

El presidente está convencido de que si Horacio Rosatti tiene dignidad, se tiene que ir mañana de su cargo y lo conversó con su equipo legal, funcionarios cercanos y dos amigos íntimos que no son parte del Gobierno.

Cree también que la Corte Suprema de Justicia trabaja de forma parcial, que dejó la esencia que le da sentido a su trabajo, que no busca justicia y que es esencialmente un órgano que quedó desdibujado por la falta de honestidad intelectual y el desmanejo de Horacio Rosatti, a quien descalifica en privado por lo sórdido de su desempeño. Esa es la mirada presidencial y de tres ministros, según pudo recoger MDZ de las últimas diez reuniones que hubo en Olivos por las que desfilaron una veintena de personas.

El año fue malo para la relación entre el Gobierno y el poder judicial, y si bien Alberto siempre tuvo buenas relaciones y una red de contactos que Cristina Kirchner nunca tuvo, el vínculo se desgastó y se terminó por romper este año entre las filtraciones de los supuestos chats de Telegram que generaron un tifón puertas adentro de Tribunales y la Corte Suprema.

Cristina sabe que su personalidad no le permite tender puentes o reconstruir, nunca lo supo hacer, no lo va a aprender a su edad, pero sí había una certeza en parte del oficialismo de que Alberto podría mejorar los vínculos con el sector judicial, pero esa opción quedó desterrada y desde hoy, un capítulo nuevo se sumó. Nadie descarta que mañana pueda haber una cadena nacional explicando el tema que alarma y enerva por igual al presidente, algo importante para el Gobierno, siempre y cuando no caiga en las manos de Gabriela Cerrutti, la peor comunicadora política de un gobierno de las últimas décadas, siendo optimista.

Alberto cree que todos los chats son ciertos, no tiene duda de eso, y en su entorno aseguran que fue el propio Marcelo D´Alessandro, ministro de Justicia porteño, el que dio su teléfono para un cambio de batería o chip y de allí se lo clonaron, así se lo hizo saber Martín Soria, ministro de Justicia y ahijado político de Cristina, hoy espada áspera del cristinismo más pasional y menos objetivo a la hora de opinar del rol judicial.

Juan Manuel Olmos, Santiago Cafiero y Vilma Ibarra mantuvieron conversaciones con Alberto desde que aparecieron en redes las supuestas charlas que incomodan a todo el arco político: no es importante lo que dicen esas charlas, lo nodal es que, de ser ciertas, desnudan una forma de la política de vincularse con jueces y fiscales, y es un problema transversal propio de la cultura política nacional. 

Alberto no descarta una cadena nacional, sabe que es el momento para que el gancho al hígado deje tendida en la lona a una Corte que ni los propios respetan, enlodando vínculos que responden a prácticas que se suponen vetustas y que nadie dimensionó su vigencia. "Así que esta es la Corte y sus vínculos con la nueva política, por qué no se dejan de joder y reconocen que son políticos opositores, son unos energúmenos", leyó en su WhatsApp un ministro, el mensaje era de Olivos. Tienen razón albertistas y larretistas por igual. "Nosotros somos unos nenes de pecho, no tengo el teléfono de los miembros de la Corte, nos quieren embarrar para que todos seamos la misma mierda", se exculpan desde las oficinas del Gobierno porteño, exigiendo que se sostenga el halo de transparencia y buenas costumbres que dicen tener. 

La Corte perdió prestigio, nadie les cree nada, no son idóneos, buscan quedar bien con los medios periodísticos opositores, todo eso cree el Gobierno que es el Poder Judicial hoy en día, en manos de un organismo de cuatro miembros que no encuentra la nueva composición que le permita alejar fantasmas de parcialidad. De ser cierta la charla filtrada, ¿qué diferencia hay entre la servilleta de Carlos Corach, la Corte de los milagros de Nazareno y la de los guiones de Rosatti?. Horacio Rodríguez Larreta, en tanto, descansa en Villa La Angostura, ordenó la tropa, escuchó argumentos, respaldó al ministro y siguió con su agenda de mezclar trabajo con lobby electoral, el armado que le quita el sueño con razón. 

Ahora bien, si los chats son ciertos, y cómo se filtraron, hay tres escenarios: Uno sobre el recambio de número y chip que derivó en la clonación del sim, otro sobre un encuentro del ministro con una persona que logró hacerse del teléfono en una distracción, y una tercera mirada que es parte de la cloaca de la ex AFI inorgánica que sigue apretando y pinchando teléfonos a demanda como nueva unidad de negocios, algo que todos conocen y consumen de tanto en vez.

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