Crisis en el Gobierno

Alberto Fernández soporta a La Cámpora y teje su candidatura con las PASO

Gobernadores y diputados piden suspender las elecciones de agosto por pedido de Wado de Pedro. Fragilidad en Diputados por falta de liderazgo. Quorum con dudas y una Cristina con una mala imagen irreversible. Milei y Patricia Bullrich, duros y con el desafío de crecer con estructura. El factor Macri.

Pedro Paulin
Pedro Paulin domingo, 6 de noviembre de 2022 · 09:01 hs
Alberto Fernández soporta a La Cámpora y teje su candidatura con las PASO
Foto: Telam

"Este chico está mal, están muy perdidos, ése es su problema, no sé de qué carajo hablan", dijo el presidente a un ministro pasadas las 20, después de que Máximo Kirchner lo tildara de individualista y aventurero. Sentado en el sillón en Olivos, Alberto Fernández habló con una decena de personas tras las palabras del diputado camporista donde lo definieron como alguien que se sumó a un proyecto de Cristina para después buscar sus crecimiento personal traicionando los principios cristinistas. "Yo, que milité a Cristina cuando muchos no querían, que no rompo a pesar de las pelotudeces que escucho, estos pibes están mal, tienen problemas y quieren que yo me haga cargo de los suyos", repitió el presidente que rechaza la suma fija, los mira con incomprensión y les baja el precio en términos electorales. "No les da la nafta", suele repetir en privado cuando le consultan qué hacer con los agravios de los ya no jóvenes militantes de la agrupación que fundó Néstor Kirchner

Alberto teje de día y La Cámpora dinamita de noche, algo troyano como la narración homérica, para ganar tiempo y que el peronismo logre digerir que con la imagen negativa de Cristina Kirchner en casi 80% no tienen posibilidad y pueden quedar terceros, si Javier Milei abandona la estridencia y los insultos y construye política desde el profesionalismo. Los liberales se alimentan de la destrucción oficial como nutriente primario para existir y crecer, y con razón, creen que pueden meterse en un balotaje si el kirchnerismo se destruye puertas para adentro y el plan económico del Gobierno no exhibe buenos resultados antes de las PASO. 

Así, Eduardo Wado de Pedro intenta, hasta ahora sin éxito, poner en contra del presidente a gobernadores e intendentes para hacer lobby e instalar la caída de las PASO, una exigencia que surge de Cristina pero que no tiene hoy asidero. Alberto repite como mantra: "Déjense de joder, abran el juego, jueguen todos en todos lados, cuál es el problema, si son buenos van a ganar, no jodan más con las PASO", le dijo a un gobernador que planteó el tema en Olivos la semana pasada. Tal es el axioma albertista, que permitirá PASO en La Matanza con el partido de Emilio Pérsico y su mujer, donde la democracia y política encarnan un oxímoron hace cuatro décadas. Lo cierto es que la imposibilidad de derogar las PASO exhibe tal vez el raquitismo parlamentario que atraviesan estos días. Dos veces quisieron sumar porotos para el quorum y no lo consiguieron la semana pasada, volaron insultos, y dicen, algunas piñas también. De hecho, MDZ tuvo la versión de que el quorum fue adulterado y comenzó la sesión de forma irregular, de ser así, estaríamos entonces en presencia de una situación que no sea da desde 1992 cuando el famoso "diputrucho" votó la ley del gas; un gesto de una anti democracia difícil de empardar.

Lucia Corpacci y Raúl Jallil, dos gobernadores escurridizos fueron a verlo al presidente esta semana y desempolvaron el tema de las PASO. "Es un análisis simplista pensar que sin PASO se rompe JxC, les digo más, ¿ustedes son conscientes de que sin PASO se rompe también el FdT o creen que estamos fuera de esa posibilidad, no me interesa mi reelección, pero sean coherentes?". El silencio apuró otro trago de café de los comensales a media mañana. Así, el apodo "ventajita" creen muchos en el Gobierno que hizo un daño sustancial en la imagen de Sergio Massa y la de Cristina Kirchner es irrecuperable. Analogías, la consultora que maneja Cristina Kirchner intenta garabatear algunas semanas, pero se sabe que la negativa en el mejor de los casos es de 65% sostenida con picos de 80% cuando explota en público.

La violencia es un tema que ocupa la cabeza presidencial y que generó diálogo entre gobernadores, diputados, senadores y hasta mandatarios extranjeros. Alberto cree que hay una etapa embrionaria de violencia institucional de una nueva derecha peligrosa en términos de derechos que hay que combatir rápido y sin excepciones. Se lo hizo saber a su par Gabriel Boric, con quien mantiene conversaciones y ve crecer sin pausa las expresiones pinochetistas que reivindican el proceso que comenzó el 11 de septiembre de 1973 con la muerte del socialista Salvador Allende. Lo mismo pasa en el Brasil de Lula, donde la diferencia era de quince puntos faltando veinte días y se achicó hasta la mínima expresión y generó un traspaso de mando difuso, violento y lleno de protestas. 

Así, el temor del Gobierno es el crecimiento de la intolerancia y la llamada "derecha", a pesar de ser discutible desde su plataforma electoral. Patricia Bullrich y Javier Milei encarnan hoy ese votante enojado con su presente y con ganas de patear el tablero, uno desde la política con trayectoria e historia multipartidaria, el otro desde el anti sistema, la militancia del voto joven y la sensación de lo genuino, espontáneo, a pesar de un aparato de logística que no falla a la hora de armar actos. Milei goza de un imán que no tiene otro dirigente en el país, pero no logra tejer candidaturas firmes en distritos de peso, por ejemplo, Buenos Aires, donde la lucha de egos con José Luis Espert lo pone en lugar complicado para armar, y en CABA sin un nombre más allá del financista Ramiro Marra.

Patricia Bullrich no descansa, siente que sus acciones subieron para quedarse y que Mauricio Macri la elegirá como sucesora, tiene armadores dando vueltas por todo el país sin pausa, generando acuerdos y tejiendo apoyos en el interior. Mal no le va. Lo mismo hace el propio Horacio Rodríguez Larreta, quien acomoda fichas para no caer tras la exitosa cumbre de alcaldes del C40. El peligro del jefe de Gobierno es la sensación de que su candidatura baja la intensidad de su gestión capitalina, su capacidad de trabajo, algo siempre reconocido incluso en opositores. "La transformación no para" no aplica para líderes de viaje por Tucumán, lo sabe y se lo hicieron saber.

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