Interna en el FdT

El silencioso monje negro que pone en riesgo el juego de poder de Juan Manzur

El jefe de Gabinete está viendo cómo se le licúa el poder casi diariamente. Ahora estaría a punto de quedarse sin el manejo de la pauta publicitaria y de medios, algo que el tucumano manejó desde su primer minuto en la gestión.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare jueves, 13 de enero de 2022 · 21:35 hs
El silencioso monje negro que pone en riesgo el juego de poder de Juan Manzur
Foto: Twitter Jan Manzur

Tras la durísima e inesperada derrota electoral de las PASO de 2021, el presidente Alberto Fernández decidió cambiar su Gabinete después que se lo exigiera públicamente, por una carta abierta que expuso la fragilidad de la cúpula del poder, Cristina Fernández de Kirchner. Uno de los pedidos fue la llegada de Juan Manzur, a quien ella dijo no lo tenía como su persona de mayor confianza.

Finalmente, Manzur, después de un tortuoso desencuentro con su vice de Tucumán, Osvaldo Jaldo, aceptó ser jefe de Gabinete de la Nación y para eso puso algunas condiciones que inmediatamente, quizás desesperados, todos aceptaron. El primero que lo hizo fue Alberto Fernández, quien necesitaba "tomar aire" y también tuvo que desprenderse de uno de los pocos que podían y pueden decirle las cosas que no le gusta, Santiago Cafiero, que se fue a la Cancillería en reemplazo del sorprendido Felipe Solá

Inmediatamente Manzur tomó las riendas del Gobierno y mostró una agenda híper activa, realizando reuniones a partir de las 07.00 de la mañana en su despacho de la Casa Rosada y hasta tomando un avión privado para ir a Washington y discutir con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) por un acuerdo que aún no se cerró. 

Para la "política", una de las decisiones más trascendentes que había tomado fue la designación de Valeria Zapesochny como responsable del manejo de la pauta presupuestaria, es decir, la caja que administra y regula el humor de los medios de comunicación que, para cualquier Gobierno, lo es todo, o casi. 

Sin embargo, este "empuje" inicial, en la que se cumplía con el refrán "escoba nueva barre bien", duró lo que un suspiro en el aire, para ser poético y no grosero. Quince días después, ya ese resplandor se fue perdiendo y su palabra empezaba a ser discutida hasta que terminó siendo un jefe de Gabinete parcelado.

Una de las razones fundamentales de su llegada era la errática comunicación oficial, dañada porque el presidente "salía por todos lados, recibía a cualquiera y nos metía en cada brete que después costaba semanas salir", según admitían en el entorno del vocero saliente, Juan Pablo Biondi

Biondi se fue y Manzur había empezado a manejar lo comunicacional hasta que, un mes después de su asunción, le nombraron, sin su consentimiento, a la "portavoz" oficial Presidencial, Gabriela Cerruti, vinculada con los sectores más radicalizados del frente gobernante y porteña como Fernández.

La nueva "pérdida" sufrida sería, precisamente, su mayor logro. Si bien no confirmaron el nombre que la reemplazaría, Zapesochny no trabajaría más como la responsable de administrar los fondos de la Secretaría de Medios.

"Juan es una topadora, ordena mucho de lo que hay dando vuelta, habla con todos con confianza y conoce las necesidades de la política, los gobernadores, los intendentes, la oposición... También sabe hasta donde dar o no con los propios. Es una pena que nosotros mismos lo estemos limando, pero así es Alberto. Él le dice que sí a todo el mundo y después se le complican los platitos en el aire", reveló alguien que lo conoce, lo sufre, y lo quiere. 

Corrido de esa centralidad que es la cotidianeidad de la Casa Rosada quien también aparece como "bombero" es el antecesor de Manzur, Cafiero, enfocado a reconstruir el espíritu que dio inicio al Grupo Callao sobre el cual se empezó a pensar la gestión política presidencial y coordinando varias gestiones con el propio Manzur y los otros políticos Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta. 

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