La frase premonitoria de la presión hacia Alberto Fernández y el temor de la oposición a que la crisis institucional crezca

"Pasar a nafta al Gobierno". Un eufemismo coloquial que anunciaba, desde Mendoza, la idea de "enajenarse" del Gobierno del que son parte y ahora buscan tomar distancia. El kirchnerismo ejecutó un plan de vaciamiento y presión hacia Alberto Fernández que construye un futuro ininteligible. 

Esta mañana el peronismo mendocino pegó un viraje extraño. Cambió al jefe de campaña, algo poco trascendente y, lo más importante, el discurso. Anabel Fernández Sagasti y Adolfo Bermejo comenzaron a tomar distancia y tomaron una pose extraña. Bermejo, no muy afín a las declaraciones explosivas, aseguró que era necesario "que el Gobierno Nacional pase la gestión a nafta". Es decir, que deje la pereza y "haga".

La senadora, que fue cabeza de lista en la derrota del domingo, afiló un poco más la puntería y usó la misma metáfora popular, pidiendo "acelerar cambios". De inmediato. Tras la catarata de renuncias, hubo silencio.

En la oposición hay sorpresa por la velocidad en la que se precipitan los hechos. Y sugieren que la crisis interna es más grave de lo que se ve. "Esto es más grave de lo que imaginamos", dijo a MDZ un importante dirigente opositor. Las dudas están puestas en la reacción intempestiva de un sector del Gobierno en la primera instancia electoral. Y allí surge una pregunta: si ante el mal resultado de las PASO hubo una reacción de vaciamiento interno para presionar, qué puede pasar en las generales si el resultado no se revierte.  Mientras tanto todo es incertidumbre. 

El primero en renunciar fue Wado de Pedro. En realidad el primero en presionar. El Ministro del Interior tiene excelente relación con Anabel Fernández Sagasti y juntos son parte de la mesa orgánica de Cristina. Ninguna decisión o declaración se escapa de esa lógica.