López Murphy no define candidatos y crecen las dudas para enfrentar a María Eugenia Vidal

Después de varios días de negociaciones en la conducción de Republicanos Unidos se impuso por ahora el ala dura y se negaron a ampliar la base política de sustentación de la candidatura de Ricardo López Murphy frente a su objetivo de sacarle la minoría a la lista de María Eugenia Vidal en las PASO porteñas de Juntos por el Cambio. 

“Estuvimos dos años haciendo un partido no una pista de paracaidismo”, dicen los defensores de la no apertura. Los duros de Republicanos Unidos, frente la oportunidad que se les presentó con la renuncia de Patricia Bullrich, decidieron negarse a dejar lugar a extrapartidarios, sobre todo provenientes del radicalismo, pese a la foto que se sacó ayer el economista con Luis Brandoni y Facundo Suárez Lastra. 

“Los perfiles de ellos nos vienen bien pero hay resistencias a que si entran como diputados se van a ir a la bancada de la UCR y no respetarán la conducción de Ricardo”, comentan en su entorno. 

El otro conflicto se generó en torno a la eventual candidatura a número tres de Roberto Cachanosky, quien aseguró que se la habían ofrecido antes de la renuncia de Bullrich. En las últimas horas parece que hubo una movida de adentro del partido para bajarlo.

“Es economista igual que Ricardo y no sabemos si le aporta mucho más”, se justifican. Para ese lugar suenan varios nombres pero un sector del parido impulsa al periodista radicado en Brasil, Gustavo Segre. Sin embargo, algunos voces minoritarias plantean que “el tema es que no está acá y con esto de la pandemia se puede complicar la campaña”. Según números a los que tuvo acceso MDZ, Suárez Lastra y Cachanosky miden mucho mejor que Segre. 

Igualmente las negociaciones van a continuar. Por ahora parece que la científica del Conicet, Sandra Pitta, es la que corre con más chances de ocupar el segundo lugar en la lista.

De aquí en más queda definir si los sectores más duros suavizan sus posturas o se comportan como si fuera una elección testimonial donde toda la carga de la campaña quede en manos de la personalidad y el prestigio de López Murphy.