Incertidumbre

En el círculo rojo también ven agobiado a Martín Guzmán

El efecto Losardo se traslada a todo el gobierno de Alberto Fernández. Les quita el sueño que Martín Guzmán siga siendo condicionado por el kirchnerismo. Consideran que es el único moderado que impulsa y defiende medias de sentido común. Panorama complicado en Washington.

Beto Valdez
Beto Valdez viernes, 12 de marzo de 2021 · 06:50 hs
En el círculo rojo también ven agobiado a Martín Guzmán
Foto: Télam

 El efecto Losardo empieza a impactar fuerte en el seno de la administración del presidente Alberto Fernández. Todo parece indicar que el jefe de Estado carece de capacidad de manejo de crisis ministeriales, cuestión no menor para una coalición de gobierno tensionada por ruidos internos y muy baja prestación en materia gestión diaria. Comentábamos esta semana que en el equipo ministerial se vivió con dramatismo la desgastante salida de la ex ministra de Justicia por la fuerte presión del kirchnerismo.

El andar errático del oficialismo también genera preocupación en el círculo rojo, especialmente entre empresarios y banqueros. Muchos de ellos ya se han decepcionado con el espejismo de un presidente girando al centro y ahora les quita el sueño que el ministro de Economía, Martín Guzmán, la única “esperanza blanca”, empiece a sentirse “agobiado” por los cuestionamientos de los economistas cercanos a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Crece la incertidumbre porque quieren condicionar al único moderado. Hay quienes perciben un operativo desgaste K que apunta a “domesticar” al titular del Palacio de Hacienda y ponerlo en modo electoral.

La inquietud en el mundo de los negocios no parece infundada. Durante la jornada de ayer se informó que Guzmán fue elegido por el Foro de Davos como uno de los líderes globales jóvenes y la noticia fue recibida con sorna y prejuicio en el universo kirchnerista. Algunos hasta destacaban en privado que “algo habrá hecho mal” para recibir el mismo galardón que se le otorgara antes a María Eugenia Vidal y al senador Esteban Bullrich. Los K lo ven como una especie de ortodoxo que los puede llevar perder los comicios legislativos. No quieren austeridad este año ni  que las tarifas aumenten tanto.

Pese a que ha conversado en varias oportunidades con el ministro, Cristina cuestiona su obsesión por querer arreglar con el Fondo Monetario Internacional porque pronostica que ese organismo le exigirá al gobierno un ajuste en plena campaña electoral. Considera que se debe postergar ese acuerdo para después de las trascendentales elecciones de medio término.  Esa es la bandera que ha tomado el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, el principal consultor de la vice y crítico de Guzmán.

Igualmente, el titular de Hacienda viajará la semana próxima a Washington para reunirse con las autoridades del FMI. No le espera una tarea fácil ya que los técnicos de ese organismo no terminan de comprender que busca realmente el gobierno argentino. Con bastante voluntarismo apuesta a su buena relación con Kristalina Georgieva, titular del Fondo, y a las gestiones de la flamante secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, amiga de su maestro Joseph Stiglitz. Pero tanto en el organismo multilateral de crédito, como en la administración de Joseph Biden se analiza a nuestro país con pragmatismo, es decir hay desconfianza por el giro populista que impulsa Cristina.

El dato para seguir con atención es que el representante por Estados Unidos en el Board del FMI, Mike Rosen, no ablanda su posición por más que Alberto haya sido uno de los primeros mandatarios en reconocer y festejar el triunfo de Biden. Y, además, tampoco se ha avanzado en las negociaciones con los gobiernos europeos porque allá están preocupados ante un eventual default argentino al vencimiento del 30 de mayo con el Club de París. El escenario luce complicado para las aspiraciones de Guzmán. Tironeado por Cristina y seguramente recibido con desconfianza en Washington. Razones suficientes como para estar más agobiado que Losardo.

             

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