Suarez, Cornejo y una cumbre para controlar las tensiones internas
El gobernador y el ex han administrado hasta aquí sus diferencias internas, pero eso no se traslada a algunas segundas y terceras líneas del gobierno y del partido. Como marco, además, ya se disparó la disputa por la candidatura a 2023 que Suarez quiere postergar al menos por un año.
“Ya me cansé. A partir de ahora la relación va a ser con el cuchillo entre los dientes”. La expresión la soltó un ministro del riñón de Rodolfo Suarez y denota, en muy buena medida, algo del clima de tensión interna en el gobierno que vienen atravesando “suaristas” y “cornejistas” tras las elecciones.
El rezongo venía provocado por un asunto puntual de gestión que, si se quiere, no representa algo distinto a lo que se está sucediendo desde que esta administración asumió hace dos años ya. Esto es, una mirada por lo general inquisidora y en muchas ocasiones fiscalizadora por parte de los funcionarios que quedaron de la etapa anterior de muchas de las decisiones del actual gobierno. Desde los últimos días de noviembre, el cuadro se agravó bastante: el triunfo electoral del oficialismo en Mendoza disparó la carrera para las candidaturas en el 2023 y los reacomodamientos internos en el radicalismo ya están bien perfilados con las postulaciones de Tadeo García Zalazar, que tiene el respaldo de Alfredo Cornejo, y de Ulpiano Suarez, con el consecuente apoyo de su tío.
Este marco es lo que generó la cumbre que se llevará a cabo el lunes (aunque podría correrse para el martes) que encabezarán Suarez y Cornejo, junto al vicegobernador Mario Abed, los intendentes oficialistas y los jefes de ambas Cámaras legislativas, en donde se intentará bajar línea para postergar lo más que se pueda en el tiempo la disputa electoral. Hasta aquí el gobernador y el ex han sabido administrar bien las tensiones internas entre ellos, pero ya son conscientes de que entre las segundas y terceras líneas el panorama es otro.
La clave de por qué la interna no explota del todo está, en buena medida, en la actitud de Suarez. Aunque, a decir verdad, Cornejo aportó lo suyo también. El hombre fuerte del radicalismo mendocino no compartió en estos dos años varias de decisiones de gobierno, pero respetó el liderazgo institucional del gobernador evitando la confrontación pública. Suarez apuesta a que Tadeo y Ulpiano, llegado el caso, definan en las PASO quién se quedará con la candidatura para buscar sucederlo. Un pequeño gesto de rebeldía mostró el mandatario la semana pasada, cuando ratificó que impulsará la votación por boleta única que significará el fin de la lista sábana como avance desde el punto de vista institucional. Pero ese tipo de votación, hay que saberlo, termina favoreciendo a las minorías que compiten contra los aparatos partidarios que, en este caso, domina sin dudas Cornejo.
La decisión no cayó bien entre esas líneas mencionadas que están dispuestas a dar pelea. Pero Cornejo habló con Suarez y no habrá oposición al proyecto de ley en el que está trabajando el ministro de Gobierno, Víctor Ibáñez. El flamante senador nacional no tenía mucho margen para resistir tampoco, viene impulsando el tema a nivel nacional desde hace tiempo.
Si se lo preguntaran en profundidad, en el ideario de Suarez está que Cornejo vuelva a presentarse porque eso le quitaría muchísima presión a la interna en los dos años que le quedan. ¿Sucederá eso? Es una probabilidad cierta. En su nueva plataforma política, el Senado, Cornejo logró tanto el objetivo que se había planteado para mantener algún grado de visibilidad política a nivel país, así como también seguir sentado en la mesa de conducción de Juntos por el Cambio. Pero en el camino de conseguir esa jefatura del interbloque, dejó girones de confianza y de credibilidad puertas adentro del radicalismo. En otras palabras: de los tres que hoy se lanzaron a competir dentro de la UCR para ver quién llega a candidato a presidente, Cornejo, Gerardo Morales y Facundo Manes, el mendocino es quien aparece como el más retrasado en esa carrera.
Los próximos seis meses serán claves para su futuro. Si no logra figurar en las encuestas con cierto nivel de competitividad, su destino estará atado nuevamente a Mendoza. Pero no habrá que esperar definiciones el año que viene conociendo el estilo. Es un hecho que Cornejo aguardará hasta el final para decir que hará, fines de 2022 por caso, como una forma de mantenerlos a todos expectantes.
La llave del conflicto, como se dijo, la tiene Suarez porque a esta altura está claro que no tiene intenciones de dar batalla alguna. Si se quiere, las aspiraciones políticas del gobernador son módicas. Si Cornejo vuelve, lo reemplazará en el Senado por cuatro años. Y si no, un eventual regreso al poder nacional de Juntos por el Cambio le podría augurar algún puesto también. Si alguna señal debía dar, esta se tendría que haber concretado durante el último proceso de armado electoral. Pero salvo algún pedido puntual, el mandatario dejó que Cornejo siguiera manejando al partido y sosteniendo el poderío propio en la Legislatura. No son pocos los excluidos del cornejisno que están decididos a encolumnarse detrás de la nominación del intendente de Capital. Pero para eso necesitan que este sector se envalentone de una vez por todas. Algo que, por el momento, no sucederá.
Dos anécdotas pintan cómo Suarez aborda la rosca partidaria y el manejo del poder. Por estos días, está enfrascado en la lectura de algunos artículos que tienen que ver con la política, aunque no del todo. Marcos Peña, el exjefe de Gabinete de Mauricio Macri, acaba de publicar un extenso contenido de catorce páginas titulado “Un nuevo liderazgo para el siglo XXI”, en donde analiza su paso por la gestión pública y su cercanía con el poder. Esto último lo tuvo en su momento y mucho, aunque se puedan discutir los resultados.
En algunos párrafos, cuentan en el entorno que Suarez siente que Peña está hablando de él. “Cuanto más nacional sea la figura que uno proyecta, más se asemeja su experiencia a la que viven los famosos más conocidos: sean artistas, deportistas u otras celebridades. Sin embargo, hay poca consciencia de que el éxito en la actividad política te va a llevar a ser famoso y que ser famoso te va a implicar pérdidas de libertad, impacto sobre las familias y los núcleos más cercanos, y un constante estrés provocado por la mirada de los otros”. Parte de eso está sucediendo: Suarez es hoy alguien que dice que intenta seguir con su vida normal más allá del cargo que ocupa.
Pero lo más característico estuvo en el episodio del que fue testigo el lunes pasado y que lo convirtió en involuntario protagonista de la pelea feroz dentro del Comité Nacional del radicalismo entre Morales y Martín Lousteau. Para el gobernador fue demasiado ese gesto del jujeño, quien, en medio de un cara a cara a los insultos con Lousteau, le pegó un manotazo a un vaso de agua que terminó impactando en su pecho, empapándolo y obligándolo a tomar una decisión que sorprendió a todos. Suarez había viajado a Buenos Aires para hacer una visita de rutina a su cardiólogo y tras ese chequeo medico lo invitaron a participar de ese cara a cara en donde se terminó partiendo el bloque de Diputados en el Congreso. Cuando se vio con la camisa toda mojada, les dijo a los radicales que allí se estaban peleando que él estaba tomando anticoagulantes y que cualquier corte, con un vaso de vidrio por ejemplo, le iba a hacer muy mal. En definitiva, del encuentro en donde su partido se estaba jugando mucho, participó cinco minutos nada más.

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