Temor en el Gobierno

Alta tensión: se espera que Cristina Fernández de Kirchner hable sobre el FMI

Dentro del Ejecutivo se sabe que la expresidenta está por hablar. Y por definir su posición sobre la negociación con el FMI. Hay temor sobre el nivel de críticas que pueda lanzar.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño jueves, 25 de noviembre de 2021 · 11:04 hs
Alta tensión: se espera que Cristina Fernández de Kirchner hable sobre el FMI

Dentro del Poder Ejecutivo hay alteración. Especialmente dentro del equipo económico. Más puntualmente, entre los negociadores ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). La información con la que cuenta el Gabinete nacional, es que Cristina Fernández de Kirchner estaría a punto de romper el silencio poselectoral; y que la vicepresidenta estaría preparando el mecanismo, el medio, el momento exacto y, fundamentalmente, el contenido de su comunicación oral y pública. Y que parte del mensaje que está en plena elaboración incluiría su opinión final sobre el Facilidades Extendidas que se discute en sus tramos finales (para bien o para mal) con el organismo que maneja Kristalina Georgieva.

Esto determina que se acercan tiempos de definiciones para la coalición oficialista: se sabrá finalmente si es verdad que la expresidenta avala política y técnicamente lo que el ministerio de Economía de Alberto Fernández negocia con el FMI y que será el contenido específico del acuerdo que se presentará en sociedad, se supone, en semanas. O si hay críticas a lo actuado, discutido y acordado con los hombres y mujeres de Washington. Y, si las hay, si estas son constructivas, manejables y explicables o si son difíciles de aceptar. O si Cristina Fernández de Kirchner es absolutamente contraria a lo negociado con el FMI. El peligro que esto suceda es claro y simple: sería bombardear definitivamente la coalición que gobierna el país y que tiene a Alberto Fernández como presidente.

Obviamente se descarta que en el contenido de la aparición pública de Cristina Fernández de Kirchner habrá una directa, clara y filosa mención y crítica hacia lo actuado por el Gobierno de Mauricio Macri y la firma del fallido Stand By hoy vigente, y que obliga a renegociar con el Fondo unos US$44.700 millones. Se sabrá que la ex jefa de Estado insiste en la necesidad de avanzar con la culpabilidad penal de los exfuncionarios argentinos que firmaron aquel acuerdo, criticando además la falta de definiciones judiciales ante una causa que ella misma reclamó ejecutar desde algún escenario durante este año en tiempos preelectorales. Y cuando había optimismos en una victoria holgada del oficialismo.

Si la titular del Senado insiste en el reclamo, esto podría complicar el intento del oficialismo de sumar a la principal fuerza opositora (Juntos por el Cambio) a la aprobación del acuerdo con el FMI en el Poder Legislativo, en una acción política en la que debería expedirse la composición de las Cámaras de Diputados y Senadores que surgió de las elecciones del 14 de noviembre pasado. Esto es, con incómodas minorías con las que obligatoriamente habrá que negociar para que haya al final del tratamiento del proyecto de ley que incluya el Facilidades Extendidas con el FMI. No será con buen clima con la que participará del debate JxC, si la discusión incluye el apuntamiento judicial de Mauricio Macri y gran parte del Gabinete económico del anterior Gobierno; muchos de los cuales siguen participando del armado político de Juntos por el Cambio.

Hay otro temor, sobre la misma base. Que el ametrallamiento de Cristina Fernández de Kirchner apunte además a los funcionarios del propio FMI y su responsabilidad por haberle otorgado a la Argentina un préstamo, simplemente, impagable para el país. La intención original de la expresidenta es que se encuentren culpables en Buenos Aires y en Washington; algo que espantaba por igual a los técnicos del organismo y a los negociadores argentinos. Desde Buenos Aires se les aseguraba que no estaba en la intención del oficialismo avanzar contra funcionarios del FMI, muchos de los cuales hoy tienen tareas ejecutivas en el Gobierno de Joe Biden.

Es el caso de David Lipton, el número dos del Fondo al momento de firmar el Stand By con sus firuletes de beneficios para la Argentina. Lipton hoy es el principal asesor de la secretaría del Tesoro de los Estados Unidos que comanda Janet Yellen. Es la persona que deberá recomendar en estas horas si ese país debe votar a favor o en contra de la Argentina para reducir las tasas de interés del Facilidades Extendidas en el board del Fondo.

Mal mensaje sería que en los momentos en los que se debe convencer a Lipton que recomiende un semejante apoyo, desde Argentina una alta figura política del oficialismo (quizá la más importante) embista penalmente contra ese mismo funcionario. De todas maneras Lipton tiene una defensa innegociable. Por ser funcionario norteamericano tiene inmunidad diplomático. Quién no la tiene es el ex director gerente para el Hemisferio Occidental del FMI, el argentino- mexicano Alejandro Werner, también señalado por el kirchnerismo como responsable. El problema en este caso es que ya no es funcionarios, y trabaja en el mundo privado. Y podría ser apuntado para que de explicaciones en algún tribunal porteño, sin inmunidades diplomáticas que lo defienda. Si este sucediera, por lo que se sabe, habría mancomunión entre los hombres del FMI. Y no a favor de la Argentina.

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