Los escenarios posibles de una elección clave donde se juega el futuro
En las elecciones se pone en juego la gobernabilidad, los equilibrios en el Congreso y los proyectos de poder hacia el 2023. Hay un distrito clave en lo simbólico, pero otros dos que definirán si Cristina Fernández de Kirchner mantiene o no el control del Senado.
Las elecciones de medio término suelen plebiscitar la gestión. Pero hay contextos que ponen el valor otras cosas y lo que ocurre hoy está en ese plano. El equilibrio de poder que busca la oposición, la gobernabilidad con la que sueña Alberto Fernández y la forma en la que transitarán los próximos años un gobierno que desgranó apoyo, son algunas de las particularidades de la elección. Pero no solo eso. El impacto político de las votaciones ha generado que el "día después" se convierta en un motivo de estrés generalizado y de tensión extra. Ocurrió en las presidenciales anteriores y también en las PASO de septiembre.
Políticamente habrán varios resultados para analizar. La batalla simbólica que puede marcar una bisagra se da en la provincia de Buenos Aires; por el volumen de votos, de diputados elegidos y, sobre todo, por el impacto magnificado que tiene ese resultado pensando en 2023, cuando Argentina se transforma en distrito único y ese lugar en el eje de la caza de votos. Pero hay otras contiendas que tienen un valor institucional y político mayor. Es lo que ocurre con las 8 provincias donde se eligen senadores nacionales.
Si se repite el resultado de las PASO, ocurriría un hito importante: el kirchnerismo, que domina el PJ y el Frente de Todos, perdería la mayoría propia en el Senado. La "casa" es el bastión de poder del peronismo desde el retorno de la democracia. Porque muchas de las provincias eran peronistas cuando los cargos los elegían las legislaturas y porque desde la reforma constitucional pasó lo mismo a nivel electoral. El Senado es el eje de poder de los gobernadores; el kirchnerismo supo seducir a los mandatarios provinciales y siempre fue el escenario para blindar cualquier derrota circunstancial. La presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, podría perder esa mayoría y también se le resbalaría de las manos la agenda de reforma judicial y control; una de las prioridades.
Pero no es voto cantado. El oficialismo perdería 6 bancas en el Senado si se repite el resultado. Pero la clave estará en Chubut y La Pampa, donde hay expectativa de revertir el resultado en el oficialismo. El principal foco está justamente en la provincia gobernada por Sergio Ziliotto, donde Cristina tiene a una favorita en riesgo de quedar afuera. En Chubut la "mayoría abrumadora" que parecía tener el PJ (los tres senadores) está en serio riesgo. Los lugares perdidos que son irrecuperables para el Frente de Todos son Córdoba y Santa Fe. Seis senadores podría perder el oficialismo y quedaría sin mayoría propia.
El Senado no solo es el lugar formal donde se manejan las influencias políticas sobre la justicia. También podrá ser en el futuro inmediato el eje de la búsqueda de gobernabilidad o donde se note, según creen muchos, si los gobernadores de las provincias le bajan el pulgar o no a Cristina. Esa es una de las respuestas que se encontrarán en el mediano plazo: qué rol jugarán los mandatarios provinciales. Así como ya dio señales la CGT, en el Gobierno esperan lo mismo desde el territorio federal.
Dolores
La economía es lo que gobierna y marca la ansiedad por el día después. La oposición apuesta a un "cambio de rumbo" sobre el que no hubo señales. "Cualquier acuerdo dependerá de lo que haga el Gobierno. Ellos deben gestionar hasta el 2023. No vamos a ser corresponsables de los problemas, pero somos una oposición responsable", repiten en Juntos por el Cambio. El propio Alfredo Cornejo había marcado ese camino en una entrevista con MDZ. Dijo, entre otras cosas, que como oposición no pedirán renuncias, ni habrá gestos que incomoden de más. Pero sí una distancia para buscar capitalizar lo que creen será una derrota que puede acelerar los tiempos para la construcción de alternativas en la oposición y también dentro del propio oficialismo.
Los escenarios posibles, desde lo especulativo, tienen que ver más con cómo se resolverá la tensión interna en el Frente de Todos que con los factores externos. Allí es donde creen ver una oportunidad en la postura de Alberto: que con bajas chances de ser reelecto y con poca estructura propia, se anime a convocar para un relanzamiento del gobierno. La oposición se tienta con alejar a Cristina Fernández de ese escenario.
La elección ordenará, además, la carrera política de cara al 2023. Tanto, que los escenarios locales dependen de la configuración de las estructuras nacionales. Es lo que pasa en Mendoza, por ejemplo, con Cambia Mendoza, donde las definiciones finas están condicionadas al lugar que ocupen algunos dirigentes en el futuro plan de poder nacional.
No fue una campaña de propuestas. Los candidatos y los frentes quedaron desbordados por la realidad, como puede ocurrir tras las elecciones. El proceso se da en uno de los contextos sociales más dramáticos de la historia reciente. Justo 20 años después de la crisis que terminó con el gobierno de Fernando De La Rúa y que generó un impacto social brutal, Argentina vuelve a elegir en un contexto angustiante.

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