Guzmán no tuvo éxito con los bonistas: cuál es la nueva estrategia
El plan de Alberto Fernández y de su ministro de Economía no sedujo a los bonistas de Wall Street por lo que ahora extenderán la oferta para evitar el default.
La estrategia frente a los bonistas de Wall Street volvió a fracasar y el Gobierno Nacional busca una nueva, de cara a la negociación de la deuda externa.
Frente a la escasa adhesión de los bonistas que proponen una mínima mejora para cerrar un acuerdo que evite un nuevo default de la Argentina, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y su ministro de Economía, Martín Guzmán, decidieron extender los plazos de negociación de la oferta oficial.
La iniciativa oficial alcanzó apenas un 40 por ciento de adhesión por parte de los acreedores privados, sobre un porcentaje de aceptación que oscila entre el 66 y el 85 por ciento y por eso, en este contexto, Alberto y Guzmán tenían analizaron el camino a seguir en base a dos alternativas: declarar desierto el canje y marchar rumbo al default, o extender la oferta para continuar una negociación que ya está en punto muerto.
El Presidente prevé ordenar al ministro de Economía que anuncie una nueva extensión de la oferta hasta el próximo 28 de agosto. Será la enésima prórroga comunicada por Guzmán, que en esta oportunidad vencía el 4 de agosto.
La propuesta oficial establece una diferencia de casi tres dólares menos respecto a la contraoferta de BlackRock y sus aliados. Según Infobae, Alberto Fernández ratificó en la quinta presidencial que “no cederá” ante los planteos de los fondos de inversión. Y eso significa que Guzmán ampliará los plazos de negociación sin incluir un nuevo anabólico en la oferta destinada a satisfacer los intereses de los acreedores privados.
El Gobierno está convencido de no mejorar la propuesta de reestructuración, por lo que nada cambiaría hasta el próximo 28 de agosto, más allá de que parece que Alberto y Guzmán tienen intenciones de negociar. Si no hay una aproximación al Valor Presente Neto (VPN) de los bonos que reclaman los acreedores privados, la decisión argentina carece de fundamentos.
En este contexto, Argentina pone en riesgo su relación política con Estados Unidos, con el G20 y con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Donald Trump y los organismos multilaterales consideran que la negociación emprendida por Argentina puede ser tomada como un leading case a nivel global, y asumen que ya es momento de “bajar el martillo”. Una diferencia menor a tres dólares no puede enterrar un movimiento geopolítico que atraviesa el Salón Oval, la Unión Europea, el Vaticano y los principales resortes de poder en DC, asegura Infobae.
En Wall Street entienden la estrategia de la Argentina y están dispuestos a continuar la negociación para llegar a un acuerdo. Pero, Guzmán tiene la orden de Alberto de no negociar y los acreedores ya se cansaron de él.
Larry Fink, CEO de BlackRock, principal acreedor de la deuda argentina, cree que si el Presidente acepta su llamado desde New York, la negociación se cierra cuando concluye el Zoom entre los principales protagonistas de la reestructuración de la deuda externa.
Alberto Fernández aprovechará el fin de semana para repasar su propia estrategia de negociación. Abrió la mano para acercar posiciones, y al otro lado del tablero, los bonistas de Wall Street replicaron la movida y achicaron sus pretensiones. El país enfrentaría una compleja situación a nivel global, y con el FMI y el Club de París aguardando para cobrar los miles de millones de dólares que se deben pagar en 2021.
La negociación depende exclusivamente del presidente y parece que no hay otra solución que poner los dólares sobre la mesa.