Intervención estatal

IMPSA y Vicentín: similitudes y diferencias de dos empresas en crisis

La metalúrgica mendocina también tiene deudas enormes con el sistema bancario y es considerada estratégica. Pero hay diferencias con la cerealera de Santa Fe. La empresa mendocina ya es propiedad de los bancos y buscan comprador.

Pablo Icardi
Pablo Icardi jueves, 11 de junio de 2020 · 10:21 hs
IMPSA y Vicentín: similitudes y diferencias de dos empresas en crisis
Foto: ALF PONCE / MDZ

La intervención estatal sobre Vicentín y el intento de expropiación de esa empresa pusieron en alerta a muchas otras firmas que están en problemas por las deudas que tienen. En la primera línea hay una mendocina: la metalúrgica IMPSA, que desde 2014 arrastra serios problemas financieros. 

Pero entre IMPSA y Vicentín hay diferencias grandes. La cerealera le debe principalmente a los bancos. La empresa mendocina también, pero en realidad IMPSA ya es de los bancos. Tras el proceso de reestructuración de su deuda, el 65% de las acciones quedó en manos de los bancos y se formó un consorcio de gestión. El Banco Nación es uno de los integrantes, pero también el Banco Interamericano de Desarrollo, el BICE y otras entidades financieras. Pescarmona dejó de ser de Pescarmona. La forma en la que está estructurado el grupo de gestión "blinda" a la empresa de cualquier otro intento. Igualmente desde enero tiene un cartel de venta y una consultora especializada recibe ofertas y negocia. Todo mientras en los talleres del carril Rodríguez Peña siguen trabajando. 

Para el Gobierno la empresa mendocina es estratégica. Es una empresa que desarrolla tecnología propia para construir generadores eléctricos, que está abocada a la inteligencia artificial y que, incluso, es parte de proyectos reservados para construir reactores nucleares en asocio con la Comisión Nacional de Energía Atómica. La empresa tuvo que valuar todos sus bienes. Desde las enormes plantas industriales, hasta el mobiliario. Todo para responder al plan de reestructuración y venta. Otra ventaja respecto a otras empresas en problemas es que consiguió una prórroga de un año para comenzar a pagar. 

Intervención y futuro

IMPSA está conducida por alguien que siempre tuvo vinculaciones políticas. Pero no en relación al gobierno actual. Se trata de Diego Grau, un ingeniero con múltiples vínculos en el mundo de los negocios y también con dirigentes. Grau estuvo siempre ligado al radicalismo y fue ministro de obras del gobernador Roberto Iglesias entre 2001 y 2003, cargo que ocupó en reemplazo de Julio Cobos. Antes fue asesor en la Cámara de Diputados. En Obras estuvo en un momento clave: fue cuando se terminó la represa Potrerillos y los conflictos que hubo alrededor de esa obra por los trabajos complementarios, las demoras en el llenado y la finalización.

Aunque Grau dejó los primeros planos, no se alejó de la política y siempre estuvo cerca de legisladores y funcionarios del ejecutivo como asesor en temas estratégicos como la energía. Pero su trabajo estuvo ligado a la actividad privada; en particular a la asesoría.

La empresa tiene en el horizonte algunas obras que pueden servirle para volver a los primeros planos, pero para lo que necesita tener saneado. IMPSA es hasta ahora el principal postulante a ser parte del consorcio que haga la represa Portezuelo del Viento. De hecho la forma en la que está elaborado el pliego pondera a quien construya turbinas en Mendoza. IMPSA es la única que lo hace. Aunque aún no está oficializado, iría en consorcio con CEOSA, empresa que también está en proceso de reordenar sus cuentas, y Obras Andinas. 

La historia

El inicio del quiebre de la empresa que era liderada aún por Enrique Pescarmona fue la crisis de los negocios que tenía en Brasil y Venezuela. IMPSA no pudo afrontar sus obligaciones y quedó en cesación de pagos. El Estado nacional le prestó atención a la situación y comenzó una negociación para buscar un rescate. La "estatización" de parte de la firma era una alternativa blanqueada: el Estado podría inyectar recursos o tomar como propia parte de la deuda a cambio de participar del negocio. 

En Tribunales quedó registrada otra historia.  Pescarmona declaró en la causa de los "cuadernos" que IMPSA  había sido una de las que aportó dólares a la sinergia de corrupción descrita por el chofer Oscar Centeno. Según el relato de Pescarmona, él y su familia habían sido parte de un mecanismo de extorsión del que, decía, estaba arrepentido. "Fui objeto de una extorsión y coacción por parte del arquitecto De Vido y de la presidenta Cristina y creo que tuve que actuar en necesidad para salvar a 3.000 puestos en la Argentina. Estoy muy arrepentido de haber pagado, de tener que ceder a este chantaje", declaró Según la reconstrucción del empresario, mientras hacia afuera se hablaba de un rescate, puertas adentro se presionaba para que IMPSA cediera parte de la empresa a socios vinculados a ese gobierno o con el propio Estado 

La empresa Columbus Zuma es quien está a cargo de las gestiones para hallar un comprador. Incluso algunos de los grupos interesados en participar sugirieron la posibilidad de crear una empresa "mixta" con participación del Estado. En el Gobierno nacional hay quienes consideran a esa firma como "estratégica" por el valor agregado de su producción. El presidente Alberto Fernández está entre ellos. También, como ocurrió con Vicentín, un grupo cercano al empresario y operador José Luis Manzano mostró interés para quedarse con IMPSA, siempre con algún plan de rescate del enorme pasivo que tiene con ayuda estatal. 

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